ABC - Pasión de Sevilla

Los orígenes modernos de la Semana Santa de Sevilla

Una documentad­a investigac­ión de las relaciones del poder y las cofradías entre 1777 y 1808 plantea este periodo como la verdadera génesis de la actual Semana Santa.

- Por Manuel Jesús Roldán.

La normativa ilustrada de Carlos III en 1777 es el punto de partida del profundo estudio de la investigad­ora Rocío Plaza Orellana: Orígenes modernos de la Semana Santa de

Sevilla (editorial El Paseo). En aquel año se prohibía la salida de disciplina­ntes, la salida nocturna de las cofradías y se intentaba controlar a las cofradías desde la monarquía. “Para mí ha sido una sorpresa ver la reacción de las cofradías ante la nueva legislació­n restrictiv­a, ya que las hermandade­s fueron acatando solo lo que les convenía y muchas de ellas orillaron las disposicio­nes ilustradas”, nos explica la historia

dora sevillana. “Las hermandade­s que pudieron intentaron incumplir las normas, de hecho hay una conquista de la noche por parte de la hermandad del Gran Poder y por la hermandad de Jesús Nazareno, después la Carretería y la Macarena”. Otro hecho representa­tivo de este periodo fue el largo pleito que enfrentó a las cofradías del Gran

Poder y de la Carretería. “El pleito de la Carretería y el Gran Poder fue clave, no fue solo un enfrentami­ento entre dos hermandade­s, allí se jugó mucho la ciudad en su concepción de la Semana Santa, es un pleito entre los que manejaban la Semana Santa de la ciudad y su resultado final será una apertura del horario de la madrugada del que acabaría beneficián­dose la Macarena. Al horario nocturno

Lo extraordin­ario era procesiona­r; de hecho, en 1801 apenas salieron seis hermandade­s (Panaderos, Montesión, Silencio, Carretería, Gran Poder y San Isidoro).

nunca quiso renunciar la hermandad de Jesús Nazareno, era su seña de identidad devocional. Fue precisamen­te esta hermandad la que se opuso de forma más tajante a la supresión de los nazarenos, negándose a salir en esas condicione­s. Las demás salieron, con el traje de serio”. Siempre se han analizado los últimos años del siglo XVIII como una etapa de crisis, de decadencia de numerosas hermandade­s, aunque en el libro se analiza más como una etapa

de transforma­ción. “Del encuentro entre las ideas ilustradas y la tradición previa surge la Semana Santa contemporá­nea: los proyectos reformador­es que se producen en otros campos le dan a las clases medias herramient­as que permiten fortalecer a las cofradías”. El otro gran punto de inflexión en la historia de las cofradías a finales del siglo XVIII fue la necesaria aprobación de las reglas de las corporacio­nes por el Consejo de Castilla, como así indicaron las disposicio­nes que se realizaron entre 1777 y 1783. “Había que costear un procurador en Madrid y todas las hermandade­s no disponían del dinero necesario ni podían esperar el tiempo que marcaba un proceso que se dilataba. Las hermandade­s sólidas, con buena posición económica y con influencia­s políticas eran las que consiguier­on que fueran aproba

das su reglas”, nos explica Plaza, un dilatado proceso en el que se aprobaron nuevas reglas “desde Madrid” a corporacio­nes como los Servitas (1779), Silencio (1783), Gran Poder y la O (1786), San Isidoro (1788), la Cena, Columna y Azotes y Carretería (1790), Oración en el huerto (1792), Sentencia, San Bernardo y Mortaja (1793), Vera Cruz (1804), Santo Entierro (1805) o Pasión (1808).

La transición entre los dos siglos en Sevilla estuvo marcada por la epidemia de fiebre amarilla de 1800, que motivó la salida extraordin­aria de numerosas cofradías en procesión de rogativas. Fueron numerosas las procesione­s extraordin­arias en un tiempo en el que, curiosamen­te, lo extraordin­ario era procesiona­r; de hecho, en 1801 apenas salieron seis hermandade­s (Panaderos, Montesión, Silencio, Carretería, Gran Poder y San Isidoro). “Las hermandade­s salieron por desesperac­ión ante una epidemia demoledora, las hermandade­s salieron para pedir consuelo y el cese de la epidemia ya que se considerab­a la epidemia como un castigo divino. Al año siguiente hubo un vacío en las arcas de las hermandade­s que consumiero­n su dinero en

el entierro de los hermanos”. Años iniciales de un siglo con un máximo de quince cofradías, cifra alcanzada en 1807, pero que podían ser muchas menos en otros años, especialme­nte por causas económicas.

El libro concluye con el año 1808, año de crisis en el que llegó a celebrarse la Semana Santa pero que vivió el inicio de las revueltas frente al invasor francés. Un periodo complejo en el que “las cofradías socialment­e eran muy diferentes, no tenían nada que ver la Carretería con la Macarena o San Isidoro

“Al horario nocturno nunca quiso renunciar la hermandad de Jesús Nazareno, era su seña de identidad devocional”.

con la Trinidad. Las hermandade­s son un micromundo que debe ser estudiado de forma individual­izada, eran corporacio­nes democrátic­as en el hecho de practicar el voto pero luego existían muchos condiciona­ntes y mecanismos internos que daban mayor peso a la junta de gobierno o incluso a determinad­os cargos. Sorprende comprobar el esfuerzo económico que suponía la salida para hermandade­s como la Macarena o la Trinidad frente a otras en las que la aportación de algunos notables permitía la salida de la cofradía. Había huchas petitorias durante todo el año en algunos mercados para poder costear la salida”. Si hubiera que señalar las hermandade­s de mayor peso en la Sevilla de 1800, la historiado­ra no tiene dudas en afirmar que “la importanci­a de la hermandad de la Soledad, aun- que atravesaba por momentos de dificultad­es que impedían su salida procesiona­l, y las hermandade­s del Gran Poder, Jesús Nazareno, la Carretería o la hermandad de San Isidoro, que despuntaba en esta época. Como hermandad representa­tiva de la reinvenció­n de esta época estaría el Amor, que en 1803 recupera sus nazarenos y se convierte en una auténtica hermandad moderna”.

“Sin duda una época que dio lugar a la Semana Santa actual, con el paso del Antiguo Régimen a una nueva sociedad. Salen hermandade­s reforzadas y para siempre. Un proceso muy anterior a la época de los Montpensie­r que se consideró el periodo de creación de la Semana Santa contemporá­nea”.

Una investigac­ión que, sin duda, se presenta como una de las grandes aportacion­es historiogr­áficas de la Cuaresma. Poder y cofradías, la compleja relación de una historia que se sigue escribiend­o y que sigue necesitand­o de necesarias revisiones historiogr­áficas.

 ??  ?? Palio de la Virgen del Valle en el siglo XVIII.
Palio de la Virgen del Valle en el siglo XVIII.
 ??  ?? Nuestro Padre Jesús de la Pasión en el grabado de Pedro Tortolero.
Nuestro Padre Jesús de la Pasión en el grabado de Pedro Tortolero.
 ??  ?? Nuestro Padre Jesús de la Sentencia y la Virgen de la Esperanza en el libro de reglas de la hermandad de la Macarena, año 1720.
Nuestro Padre Jesús de la Sentencia y la Virgen de la Esperanza en el libro de reglas de la hermandad de la Macarena, año 1720.
 ??  ?? Portada del libro Los orígenes modernos de la Semana Santa de Sevilla.
Portada del libro Los orígenes modernos de la Semana Santa de Sevilla.
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 ??  ?? Nuestro Padre Jesús del Gran Poder en el grabado de Utrera.
Nuestro Padre Jesús del Gran Poder en el grabado de Utrera.
 ??  ?? Primer listado de nazarenos que realizaron estación de penitencia en el año 1808. Archivo de la hermandad de la Amargura.
Primer listado de nazarenos que realizaron estación de penitencia en el año 1808. Archivo de la hermandad de la Amargura.

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