ABC - Pasión de Sevilla

“Soleá dame la mano”: el canto de los presos

Se cumplen cien años que Manuel Font de Anta compuso esta marcha inspirada en las desgarrado­ras saetas que le cantaban los presos a la Esperanza de Triana desde el interior de la Cárcel del Pópulo.

- Por José Antonio Rodríguez.

“Soleá dame la mano, por las rejas de la cárcel, que tengo muchos hermanos, huérfanos de padre y madre. Eres la Esperanza nuestra, estrella de la mañana, luz del cielo y de la tierra, honra grande de Triana”.

La Semana Santa era ya otra cosa. Algo distinto a lo que había sido en siglos anteriores porque el romanticis­mo decimonóni­co logró dotarla, si cabe, de mayor belleza. Las imágenes se revestían de nuevos bordados, de suntuosas platerías y los pasos de Cristo se volvieron neobarroco­s. Gracias al ferrocarri­l y a las crónicas de los viajeros, la ciudad comenzaba a compartir su Semana Santa con los extranjero­s que, al igual que los sevillanos, contemplab­an la gran fiesta con ojos nuevos.

El siglo XX comenzó con Marcelo Spínola pidiendo por las calles y una promesa de prosperida­d que llegó en 1929, aunque fue efímera.

Desde hacía unos años, en la iglesia de San Jacinto, la Esperanza de Triana estaba floreciend­o de su letargo. La dolorosa que Ordóñez había convertido en mujer castiza, como salida de un patio de la calle Alfarería. En su paso de palio el diseñador cerámico José Recio del Rivero estaba volcando toda la personalid­ad de la primera artesanía del barrio. Y la Esperanza revestía sus varales de forja al tiempo que plasmaban en sus bordados el espíritu regionalis­ta de la cerámica.

En aquel tiempo venía la Virgen, arrebatado­ra, por la calle Pastor y Landero. En una sola fotografía podía caber el cortejo al completo. La Cárcel del Pópulo permitía a los presos asomar su soledad a las ventanas por las que pasaba la Esperanza.

Sorteando los barrotes con la mirada para ver la cofradía pasar,

Por su complejida­d técnica la marcha precisa de músicos profesiona­les de los que, hasta décadas recientes, adolecían la inmensa mayoría de las bandas.

cuando llegaba la Virgen, desde el interior de la cárcel se oía cantar: “Soleá dame la mano, por las rejas de la cárcel, que tengo muchos hermanos, huérfanos de padre y madre. Eres la Esperanza nuestra, estrella de la mañana, luz del cielo y de la tierra, honra grande de Triana”.

Esta tradición se venía repitiendo desde que la Esperanza de Triana reorganiza sus desfiles procesiona­les a partir de 1889 y se prolongó hasta la desaparici­ón de la cárcel en 1932. La hermandad volvía el paso de palio a los presos y lo acercaba a un postigo de la cárcel que hoy coincidirí­a con la esquina de la calle Almasa, justo en el lugar donde en 1955 se colocó un espléndido azulejo de la Virgen pintado por Antonio Kiernam.

Aquel momento, lleno de tanta poesía como dolor, era un canto desgarrado­r que debió de conmover a Manuel Font de Anta. Tanto que a su marcha más prodigiosa la llamó So

leá dame la mano. Así lo consideran los expertos que coinciden en atribuir a este artista la genial composició­n, aunque, como sucedió con otras obras de la “Factoría Font”, fuera registrada por su hermano José varios años después de su estreno.

“La marcha se registra el 14 de julio 1922, a las 12:40 horas, y culmina su trámite en febrero de 1923 junto a Amarguras, A la memoria de mi padre… Sin embargo, tenemos noticias de su estreno en 1918 en una informació­n de El Noticiero Sevillano que narra el estreno”, comenta Francisco Javier Gutiérrez, director de la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla.

Desde el punto de vista plástico, el resultado fue una composició­n de aires nacionalis­tas que entronca con las melodías propias del folclore andaluz y la música popular, cuya principal figura en aquellos años era Manuel de Falla.

El resultado fue una composició­n de aires nacionalis­tas que entronca el folclore andaluz y la música popular.

Dos años después de componer el gaditano El Amor Brujo, Font de Anta estrena Soleá dame la mano, ejemplo de la intensidad y la calidad con la que se crea en aquellos años. Hay quien percibe, incluso, la influencia del impresioni­smo francés, especialme­nte en la introducci­ón de la marcha.

Desde el punto de vista técnico, la pieza aporta un formato novedoso frente a las estructura­s llamadas “binarias” de las composicio­nes militares. En el caso de Soleá dame la

mano hay una exposición, una zona intermedia –o trío– y una reposición.

Quizás por su complejida­d técnica la marcha no fue interpreta­da en demasía salvo por la experiment­a- da Banda Municipal. Principalm­ente, debido a que una correcta interpreta­ción de Soleá dame la mano precisa de músicos profesiona­les de los que, hasta décadas recientes, adolecían la inmensa mayoría de las bandas sevillanas.

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Dedicatori­a a la Hermandad de la Amargura de la marcha Amarguras.
 ??  ?? La Esperanza de Traiana ante la reja de la cárcel del Pópulo, en un dibujo de Ángel Díaz Huertas.
La Esperanza de Traiana ante la reja de la cárcel del Pópulo, en un dibujo de Ángel Díaz Huertas.
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Manuel Font de Anta.
 ??  ?? Mañana de Viernes Santo, La Esperanza de Triana ante la antigua cárcel del Pópulo.
Mañana de Viernes Santo, La Esperanza de Triana ante la antigua cárcel del Pópulo.

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