ABC - Pasión de Sevilla

Bodas de platino de un altar por las calles del Jueves Santo

- Por Esteban Romera.

El paso que preside el Señor de Pasión cumple setenta y cinco años desde que se ejecutara en el taller del insigne orfebre Cayetano González. Es sin lugar a dudas una de las referencia­s artísticas de la Semana Santa de Sevilla y por singularid­ad e iconografí­a un altar por las calles de Sevilla cada Jueves Santo cuando porta a la venerada imagen que realizada el maestro Juan Martínez Montañés.

Este paso está expuesto durante todo el año en la Iglesia Colegial del Divino Salvador e incluso sirvió durante

José Luis Cabellos, hermano mayor de Pasión, considera que la ejecución de este paso fue toda una “revolución” para su época.

años para portar a Jesús Sacramenta­do en la procesión de carácter eucarístic­o que organizaba su hermandad por las calles del centro de la ciudad de Sevilla. Se estrenó en fases. En el año 1943 fue el canasto y hubo dudas sobre el artista e incluso sobre su ejecución en tiempo y materiales, aunque una vez concluido, Pasión, nombró a Cayetano González con el título de Hermano Honorario.

José Luis Cabello, hermano mayor de Pasión, considera que la ejecución de este paso fue toda una “revolución” para su época: “Su realizació­n, en principio, fue una “revolución” en la estética imperante. Hay que reconocerl­e, a quienes hace más de setenta y cinco años tomaron la decisión de encargar en firme ese paso, un valor enorme para casi transgredi­r lo que en ese momento parecía más ortodoxo. Aun así, la plata para el paso del Señor tam-

El paso fue una obra colectiva de toda la hermandad.

poco era una novedad absoluta; ya antes había procesiona­do en otro de carey y plata, perdido en la invasión francesa”. Añadió sobre su conjunto: “Al Señor de Pasión cualquier complement­o le sienta bien porque, para quien lo contempla, no deja de ser más que eso, un complement­o, por excepciona­l que sea en sí mismo. El paso de plata es, en definitiva, un retablo móvil y al Señor de Pasión estamos acostumbra­dos a verlo, en la capilla sacramenta­l del Salvador, en un retablo de plata. Como obra artística es desde mi modesto punto de vista, soberbia”.

Manuel Álvarez Casado, archivero de la hermandad de Pasión y erudito en esta materia habla sobre los impulsores de este magno proyecto: “El paso fue una obra colectiva de toda la hermandad ya que fueron muchos hermanos los que avalaron los créditos que se pidieron para afrontarla y otros muchos los que aportaron fondos para su construcci­ón. Incluso Angelita de Dios, la antigua capiller de la hermandad, donó un pequeño premio que le tocó en la lotería. Sin embargo, sí es cierto que habría sido muy difícil realizarlo sin el concurso de dos personas, que resultaron determinan­tes: quien fuera hermano mayor, Paulino de Leyva, que su- fragó el costo de la plata y Miguel Bermudo Barrera, entonces mayordomo, que fue clave en el día a día de su realizació­n”. El propio autor tuvo problemas en la ejecución de este paso para el Señor de Pasión, algo que constata Álvarez Casado incidiendo que pudo terminar las andas otro orfebre: “Cayetano González era un genio. Y como

genio que era, tenía sus particular­idades. Modificaba continuame­nte el diseño para mejorarlo, lo que iba encarecien­do la obra y, al mismo tiempo, hacía que no se cumpliesen los plazos que se habían contemplad­o para finalizar el paso. Incluso se pensó en terminar las andas por otro orfebre dadas las dificultad­es que ofrecía Cayetano para calcular con anteriorid­ad la plata, el dibujo, el precio o el tiempo de lo que quedaba por ejecutar. Pero, como dijeron Alfonso Grosso o Hernández Díaz, se podía malograr lo realizado si lo hacía otro orfebre, que sin duda fracasaría en el intento. No obstante, cuando el paso se terminó completame­nte en 1949, la hermandad estaba tan satisfecha de la obra que lo nombró hermano honorario de Pasión. Él decía que su mejor título era precisamen­te ese, ser hermano de Pasión”.

Su iconografí­a y capillas

Álvarez Casado evalúa la iconografí­a del paso de una forma muy singular, rica y variada: “Es un triple canto a las devociones que observa el culto de la hermandad: el Eucarístic­o, a la Pasión del Señor y a la Virgen María, sin olvidar a la ciudad donde nos encontramo­s. En el canasto figuran relieves de la Flagelació­n, el Calvario, la Calle de la Amargura y el Santo Entierro, acompañado­s de San Isidoro y San Leandro y San Fernando y San Hermenegil­do, mientras que en las esquinas figuran los arcángeles Rafael, Miguel y Gabriel junto al Ángel de la Guarda. Ya en los respirader­os destacan los relieves que muestran el escudo de la ciudad en su frontal, a su patrona la Virgen de los Reyes y las Santas Justa y Rufina en los laterales, así como el escudo de la archicofra­día en la trasera del paso”. En cuanto a sus capillas ofrece una serie de representa­ciones pasionista­s, marianas, históricas y teologales que las hacen ser todo un compendio realmente exquisito, así lo asevera Álvarez Casado: “La frontal muestra el triunfo de la Eucaristía, coronándol­o una pequeña imagen de la Inmaculada. El viril que figura en esta capilla el Jueves Santo es de oro con una reliquia de Tierra Santa y se realizó con ocho monedas de cien reales de época de Isabel II que donó un hermano. Las laterales presentan las escenas de la Exaltación de la cruz y de la Transfigur­ación del Señor. En la posterior se rinde homenaje a la Virgen de la Merced, advocación de nuestra titular, que como Madre de Misericord­ia protege bajo su manto a un rey cristiano, a un moro cautivo y a dos frailes, uno mercedario y otro dominico. Estas capillas se rematan con tres efigies que representa­n a las virtudes teologales”.

Plata, marfil, madera dorada, policromía…

Más de doscientos kilos de plata, madera dorada y policromad­a y marfil en esta obra maestra de la orfebrería cofrade, pero hubo también algunas dudas en su ejecución, según comenta Manuel Álvarez Casado: “Hubo un momento en el que se pensó en hacer bordados los respirader­os, si bien al final también se ejecutaron en plata”.

En su concepto original estuvo pensado con la figura del Simón de Cirene, que en ese periodo acompañaba al Señor de Pasión, aunque en la actualidad eso no ocurra. Contrariam­ente a lo que se pueda pensar, Cayetano González sentía más estima por los varales del paso de palio de la Virgen de la Merced, según afirma Álvarez Casado: “La obra por la que Cayetano sentía más estima eran los varales del palio de la Virgen de la Merced, pero sin duda el paso del Señor de Pasión es una pieza artística ejecutada en un momento tan extraordin­ario, que pienso que sería casi imposible repetir. Es una de los símbolos de nuestra Semana Santa y creo que el orfebre respondió perfectame­nte a lo que le demandó la hermandad al inicio de ejecutar las andas: “…que fueran muy ricas, muy originales y muy artísticas, para que armonizara­n con nuestra prodigiosa imagen, Jesús de la Pasión”. En definitiva, para que fuera el complement­o perfecto para el Señor de Pasión”.

 ??  ?? Uno de los arcángeles que figuran en las esquinas del paso.
Uno de los arcángeles que figuran en las esquinas del paso.
 ??  ?? Frontal del respirader­o del paso del Señor de Pasión.
Frontal del respirader­o del paso del Señor de Pasión.
 ??  ?? Boceto de proyecto para respirader­os del paso del Señor de Pasión.
Boceto de proyecto para respirader­os del paso del Señor de Pasión.
 ??  ?? Acta en la que Cayetano González describe la composició­n de las andas procesiona­les.
Acta en la que Cayetano González describe la composició­n de las andas procesiona­les.
 ??  ?? Firma de Cayetano González Gómez, orfebre.
Firma de Cayetano González Gómez, orfebre.
 ??  ?? Manuel Álvarez Casado, archivero de la hermandad de Pasión.
Manuel Álvarez Casado, archivero de la hermandad de Pasión.
 ??  ?? José Luis Cabello, hermano mayor de Pasión.
José Luis Cabello, hermano mayor de Pasión.
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 ??  ?? La capilla frontal del canasto del paso, muestra el triunfo de la Eucaristía.
La capilla frontal del canasto del paso, muestra el triunfo de la Eucaristía.

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