ABC - Pasión de Sevilla

Eusebio Carlos Álvarez-Ossorio Rojas-Marcos

- Por Irene Gallardo Flores.

Nuestro protagonis­ta tiene alma de artista y lo pone de manifiesto en sus dotes para la música y en el gusto por el arte. El diseño y la estética ornamental, han sido una constante en su vida. Una trayectori­a plagada de importante­s intervenci­ones personales en las que ha dejado su impronta, marcando un estilo genuinamen­te elegante.

– ¿Cómo recuerda su barrio de nacimiento? – Nací en el barrio de los Remedios. Por aquel tiempo había pocas viviendas construida­s y la fisonomía del barrio no se parecería para nada a la actual. Junto a mi casa había un descampado donde jugábamos los niños del entorno. Mis amigos y yo, intentamos hacer una cabaña en un árbol, ¡recuerdo que cortamos una rama enorme! (risas). Jugábamos también en los bajos del río, donde había un barco, medio hundido, en el que jugábamos y recreábamo­s aventuras. Fíjate que un día nos subimos y cuando yo vi desde arriba lo sucio que estaba el río, ¡no quería bajarme por no tirarme al agua! (risas). Recuerdo que en 1967, mi hermano Javier y yo sacamos nuestra Cruz de Mayo, que ya había salido anteriorme­nte con dos de mis hermanos mayores.

– ¿Puede hablarnos de los colegios a los que acudió y cómo fue su vida en ellos? – De muy pequeño acudí a una guardería que había en la calle Fuensanta, de ahí pasé al colegio de los Sagrados Corazones que estaba en la calle Virgen de Setefilla, cuyos responsabl­es eran Doña María y Don Pedro, recuerdo estudiar todas las materias con la Encicloped­ia Álva-

rez. Allí estuve hasta cuarto. En el Alfonso X, que estaba en el Porvenir, estudié un año, me vienen a la memoria profesores de gran nivel como Antonio Bendala y Juan Antonio Huguet, era un colegio de gran nivel. De ahí pasé al Julio Coloma, ¡por cierto que estando en ese colegio monté la banda, tenía 12 años! Posteriorm­ente al instituto de Tablada. Quise estudiar Bellas Artes, incluso mi tío Eusebio quiso pagarme la carrera para que estudiase en Italia, pero como yo era un trasto y no quería estudiar, decidí hacer en FP, algo relacionad­o con la talla de madera, a lo que mis padres se opusieron argumentan­do que tenía que estudiar algo más formal, matriculán­dome en el Instituto Politécnic­o y donde estudié técnico administra­tivo, llamado también perito.

– ¿Qué recuerdos tiene de la Semana Santa de su niñez? – Realmente toda mi familia es muy cofrade desde siempre. Mi padre, estando destinado en Huelva, fue miembro fundador de la Hermandad de los Estudiante­s y en Sevilla lo fue también de la Hermandad del Sol, que salió el Lunes Santo de 1932, como protesta por la situación en la que se estaban viendo inmersas las cofradías. El primer año que proce-

siona la Hermandad lo hace con un crucificad­o, el Cristo de la Sangre y el segundo lo hace con la imagen de una Dolorosa de Bidón, de tamaño académico que está en la actualidad en la parroquia del Juncal. Vuelve a salir en 1935, con nazarenos por todo el centro. Mis recuerdos de la infancia cofrade se centran en el Valle, la Cofradía de la familia Álvarez Ossorio. El Domingo de Ramos era tradición ver a la Paz por el parque con mi familia, luego nos íbamos a comer y continuaba la tarde viendo cofradías con mis amigos por la calle, sin parar de un lado a otro.

– ¿Cómo recuerda a sus padres? – Cuando comienza la guerra civil, mi padre estaba estudiando Derecho, participan­do en la misma como voluntario requeté, con los carlistas. Cuando concluye la guerra mi padre tiene el grado de capitán, no retoma los estudios y continúa en el ejército, ingresando en la academia para formalizar su carrera como militar. Mis padres estuvieron viviendo durante

un tiempo en África, porque el ejército destinó allí a mi padre. Yo no conocí a mi padre como militar, ya que él se retiró por enfermedad en 1954, como consecuenc­ia de diversas heridas de guerra que padeció y que repercutie­ron en su salud, pasando a la reserva hasta su jubilación. Cuando se instalan en Sevilla, mi padre se dedica a hacer juguetes, ¡era un manitas, a todos los hijos nos hizo unos juguetes preciosos! Al cabo del tiempo, mis padres abrieron una librería en los Remedios, se llamaba “Libris”, que por cierto ha estado abierta hasta hace bien poco, aunque con otros propietari­os. Mis padres se conocían desde pequeños, eran vecinos de la calle Conde de Ybarra, de hecho, cuando se monta la cofradía en 1932, es mi madre quien le pide las varas para la procesión a la Hermandad de la Candelaria. Era un matrimonio sumamente unido, jamás les escuché discutir. Eran excepciona­les como padres y como pareja. – Háblenos de los uniformes elegantes de la Banda del Sol y de su creación. – La banda tuvo varios uniformes, dependiend­o de la época y de las posibilida­des económicas. En 1989, con la recuperaci­ón de las Lágrimas de San Pedro, comencé a pensar en la nueva uniformida­d de la banda. Teníamos la referencia de dos cuerpos que había llevado a cabo los toques desde la Giralda, de un lado Artillería y de otro Caballería. Opté por el de Caballería que estimé era más bonito. En principio pensé vestir con ese nuevo uniforme a los seis componente­s que tocaban los clarines durante las Lágrimas de San Pedro, pero luego pensé, por qué no vestir así a la banda completa, a los 35 que éramos entonces. La cuestión era que los uniformes, los cascos, el correaje, las plumas y el calzado suponían un montante económico muy caro y además exigía un mantenimie­nto adecuado. Fui a Madrid, para adquirir el paño de los nuevos uniformes, a la misma empresa que realiza el tejido de los de la Guardia Real, porque ese paño solo se fabricaba allí, hoy en día se puede adquirir en cualquier fábrica, pero antes no, ten en cuenta que el año próximo se cumplen 30 años del estreno del uniforme. Entre varias preocupaci­ones una de las que más me acuciaba era cómo recibiría

la ciudad esta visión de la banda, ya sabemos cómo es de peculiar la Sevilla cofrade, y en los cambios más aún. Lo presentamo­s en la iglesia del Sagrario, fue inolvidabl­e, la banda entró tocando desde el Patio de los Naranjos, totalmente uniformada. ¡Fue un éxito rotundo! – La estética de la centuria romana del Santo Entierro, tienen su seña de identidad, háblenos de ello. – En 1981, la Hermandad del Santo Entierro se pone en contacto conmigo para solicitarm­e que acuda a tocar en la procesión, ya que había un grupo de hermanos que habían solicitado recuperar la Centuria de la Cofradía. Fuimos seis músicos para tocar, vestidos con los ropajes antiguos que había en la Hermandad. Salimos los seis desde mi casa en los Remedios, vestidos de romanos con cuatro tambores y dos bombos, estábamos incomodísi­mos con aquella ropa que era de los años 50 y que nos quedaba pequeña la vieras por donde la vieras. ¡Nos metimos los seis en un taxi, hoy en día eso es impensable! El taxista se lo pasó en grande con nosotros. ¡Tú imagínate el cuadro, vestidos de romanos los seis en el taxi, más los tambores y el conductor! Y para remate, cuando llegamos a la calle Alfonso XII y vamos a pagarle al taxista, nos damos cuenta de que ninguno llevaba la cartera, al ir con la ropa que íbamos! ¡El taxista fue súper amable y nos dijo que por lo bien que se lo había pasado, no nos iba a cobrar la carrera! El año siguiente me llamó Pedro Ordoñez, para organizar ya de manera formal y en serio la Centuria del Santo Entierro. Juan Lozano y yo realizamos un estudio para restaurar las armaduras, para que tuvieran un aspecto adecuado, pero la Hermandad no tuvo a bien hacerlo, por lo que yo me aparté del asunto. En 1991, vuelve a ponerse en contacto conmigo Pedro Ordoñez diciéndome que su cuñado, Juan Cuquerella, aporta el dinero de las armaduras, al menos de las primeras. Es él quien tiene dos contactos en Italia, en Cinecittá y gracias a él se pueden traer los ropajes para los romanos de la Centuria del Santo Entierro, cuya adquisició­n no estuvo exenta de problemas, ya que al considerar­los Italia como patrimonio, hubo una serie de asuntos burocrátic­os que solventar con la aduana e incluso con el Ministerio de Cultura, decidiéndo­se que para eliminar más problemas, se traería solo una túnica de Cinecittá, el resto se hizo en Sevilla, al igual que las sandalias. Los demás ropajes, cascos y complement­os son originales y se han usado en muchas películas. Le dimos un aire serio y marcial al cortejo que gustó mucho. – En el rostro de qué imagen de la Virgen, vería usted reflejada la cara de su madre. – Siempre veo la cara de mi madre reflejada en el rostro bendito de la Virgen del Valle. La devoción de mi madre y la de toda nuestra familia.

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 ??  ?? Nuestro protagonis­ta entrega la carta a los Reyes Magos. 1966
Nuestro protagonis­ta entrega la carta a los Reyes Magos. 1966
 ??  ?? 1968, Cruz de Mayo de la familia Álvarez-Ossorio. Nuestro portagonsi­ta con su tambor.
1968, Cruz de Mayo de la familia Álvarez-Ossorio. Nuestro portagonsi­ta con su tambor.
 ??  ?? Eusebio Álvarez Ossorio, hizo la Primera Comunión en el Colegio del Valle.
Eusebio Álvarez Ossorio, hizo la Primera Comunión en el Colegio del Valle.
 ??  ?? Primera Salida Procesiona­l de la Hermandad del Sol, 2010.
Primera Salida Procesiona­l de la Hermandad del Sol, 2010.
 ??  ?? 1984, Cruz de Mayo.
1984, Cruz de Mayo.

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