Un cartel en Fitur
El pintor de lo cercano, Fernando Vaquero, culmina su anuncio de la Semana Santa de Sevilla
Ha conseguido terminar su obra poco después de las uvas. Los plazos se le han acortado porque, por primera vez en la historia del cartel de la Semana Santa de Sevilla, la pintura se va a colgar en la feria internacional de turismo, Fitur. Esta circunstancia le ha llevado a acelerar e intensificar su trabajo, pero no va a restarle méritos a este pintor que se define como historicista y que antes de tomar los pinceles fue profesor de música.
Su carrera profesional es la de Piano. “Siempre dudé entre Bellas Artes o Música y esta última me la dejé atrás como una espinita clavada”. El Consejo de Hermandades ha confiado la labor a una persona que se forma nada más y nada menos que con el maestro del Hiperrealismo y Surrealismo, Antonio López. Llega a él a través de una beca, después de varios cursos. Antes, quien fuera su primer profesor Antonio Barahona le había instruido en los procedimientos pictóricos y en la composición. “López hace renacer en mí la ilusión y me hace caer en la cuenta de que me puedo dedicar a esto”. El artista de Ciudad Real le otorga su principal enseñanza aprendida: hay que centrarse en lo cercano. “Para acceder a la beca envié mi curriculum y un retrato de Picasso. En la entrevista, él me recriminó que por qué había pintado al artista malagueño. Me animó a pintar mi entorno mas cercano. Mi ciudad, mi espacio... Y desde entonces así lo hago”. La cátedra no duró mucho mas allá de un mes, pero en este tiempo Fer- nando sintió como si hubiera estado aprendiendo al lado del mismo Velázquez. No en vano cuenta con madera de artista. Fernando Vaquero es sobrino nieto de Maireles, de quien le hubiera gustado disfrutar más tiempo: “su pintura hoy día me sigue transmitiendo. Lo recuerdo,
Vaquero quiere que su cartel se capte desde lejos y que se recuerde.
siendo yo muy pequeño, y viendo cómo tomaba un carboncillo y de un solo trazo conseguía lo que buscaba”, rememora el cartelista.
Un nuevo tiempo
Es hora de dejar la enseñanza musical que le ha ocupado en los últimos 10 años y de cerrar la tienda de restauración de pianos que mantenía en la Resolana, una labor meticulosa y precisa para la que Vaquero se había formado en Japón.
Abrimos la puertas del taller que comparte con su mujer Irene, una escultora discípula de Miñarro. Aquí elabora la obra en absoluto silencio. Así es como le gusta trabajar a este artista. A lo sumo, un lejano y solemne canto gregoriano. Concentración al cien por cien después de haberse levantado a las cinco y media de la mañana. Ha estado trabajando en varias obras al mismo tiempo: los carteles anunciadores de la Semana Santa de Sevilla y Osuna; un cartel para Montesión y el libro de reglas de Santa Genoveva. Le rodean otros cuadros que ha ejecutado con anterioridad y una estantería con numerosos libros de arte. De ellos se vale para crear. “Siempre me gusta buscar mi inspiración en el pasado. Parto de un pensamiento: y es que ya está todo inventado. Podemos crear la belleza y emocionar al espectador pero ya está todo ideado” concluye el artista.
Fernando Vaquero basa su pintura en tres pilares: el realismo, “intento que los objetos se parezcan”; el tenebrismo “...me encanta. Tiene algo que obliga a interactuar con el
espectador. Si presentas algo iluminado por un lado y por el otro no el cerebro actúa de forma automática completando la obra; y por otro su obra se basa en lo ya ocurrido: “me gustaría ser considerado como un pintor historicista”.
Su estilo
Este cofrade de la Amargura cuenta con un círculo cromático bastante amplio. “Me llama especialmente la atención el rojo. Es muy difícil de plasmar en un cuadro. Para conseguirlo hay que actuar a través de veladuras y con mucho cuidado para que no se convierta en rosa. Es además el color de mi hermandad”, sonríe.
Vaquero divide su trabajo en varias fases. En una embrionaria, busca la idea que va a expresar; en una segunda parte concibe cómo contarla y componerla y “...aquí uno se la juega porque, a veces, el modo de presentarla no convence”; una tercera es la fase del trabajo físico: pintar “...es la más dura, pero la menos costosa”, reconoce el artista.
El cartel de la Semana Santa de Sevilla 2019 es un óleo sobre lienzo. Para Vaquero, “un sueño hecho realidad. Mi dormitorio siempre ha estado lleno de carteles. Soñaba con hacer algo para mi ciudad y en este año tan importante, en el que también he sido papá, lo he conseguido”, reponde orgulloso.
De este cartel van a destacar varios aspectos: “no deja de ser, como se suele decir, un grito en la pared. Va a contar con una parte evangelizadora y otra muy personal; tendrá varios detalles muy sevillanos y el historicismo también estará presente. Contará además alguna que otra sorpresa”, adelanta Vaquero.
Su hermandad de la Amargura figurará de un modo u otro. De hecho, el día de su nombramiento ya acudió al Consejo asido a la medalla de la corporación de San Juan de la Palma que guardaba en el bolsillo de su chaqueta. Vaquero quiere que su cartel capte desde lejos y que se recuerde. Mantiene que su obra va a ser un cartel digno para Sevilla: “un guiri que lo vea en Fitur lo va a entender rápidamente. El mensaje está claro. No va a ser hipercontemporáneo. Más bien va a sacar de la abstracción”, prevé el artista.
Sobre la ya manida pregunta, el artista considera que este tipo de trabajos habría que pagarlos, “aunque desde el principio, el Consejo deja muy clara su postura. Di mi repuesta afirmativa porque para mí llegar a ese encargo ya tenía mucho valor. Dije que sí rápidamente porque soñaba con este encargo”, advierte Vaquero. El 12 de enero se desvelará el enigma. Momento para que la Ciudad lo haga su tarjeta de presentación y visita.
“...un guiri que lo vea en Fitur lo va a entender rápidamente. El mensaje está claro. No va a ser hipercontemporáneo. Más bien va a sacar de la abstracción”.