ABC - Salud

ESCUELA DE SALUD PÚBLICA DE LA UNIV. DE HARVARD Nuevos y viejos males nos acechan por la agresión «sin precedente­s» a la Naturaleza, advierte Bernstein

- POR RAFAEL IBARRA

Que el cambio climático está afectando a nuestra salud es algo que hoy día es difícil de discutir. Influye en la calidad del aire, del agua y en la disponibil­idad de alimentos, dice Aaron Bernstein, de la Escuela de Salud Pública de la Universida­d de Harvard (EE.UU.). «Acontecimi­entos extremos como olas de calor, sequías e inundacion­es tienen un efecto muy negativo sobre la salud humana, tanto física como psíquica, especialme­nte entre los niños», explica. La cuestión no es ya, reconoce, si el cambio climático, la pérdida de la biodiversi­dad nos afecta, sino «cómo podemos protegerno­s».

Cuando se le pregunta sobre efectos del cambio climático sobre la salud humana, Bernstein responde que el cambio climático afecta sus tres ejes principale­s: comida, agua potable y calidad del aire que respiramos. Como pediatra, dice, «observo que el cambio climático es un grave problema para los niños asmáticos. Hemos comprobado que el efecto negativo sobre la salud del ozono, uno de los contaminan­tes más presentes en los países industrial­izados y más dañino para los niños asmáticos, se ve potenciado con el calor». Así, explica, si exponemos a un niño con asma a la polu-

NUESTRA SALUD, PRESENTE Y

FUTURA, DEPENDE DE LA BIODIVERSI­DAD»

ción por ozono y a un aumento de la temperatur­a, su cuadro asmático empeorará. Y eso, comenta, no es algo que va a pasar en un futuro, « sino que ya está sucediendo en los países industrial­izados, donde la prevalenci­a y las muertes por asma están aumentando desde hace 20 años».

Lo mismo pasa con la calidad del agua; por ejemplo, en Estados Unidos se han producido recienteme­nte brotes epidémicos de la bacteria E. coli. Sabemos, dice Bernstein, que los grandes brotes de este tipo desde hace 50 años están asociados a lluvias torrencial­es. «Las bacterias, llegan a los ríos y contaminan el agua que bebemos».

Porque, destaca Bernstein, nuestra salud, la presente y la futura, depende de la biodiversi­dad, « de los alimentos que comemos, de las medicinas que tomamos, de cómo entendemos nuestro comportami­ento frente a una patología e incluso frente a las infeccione­s que podemos sufrir. Y, cuando desaparece la biodiversi­dad se pierden también estos recursos que, muy probableme­nte, no vamos a poder sustituir».

Más enfermedad­es

¿Y qué supone esto para nuestra salud? «Más enfermedad­es, nuevas y viejas». Por ejemplo, explica, nos encontramo­s con bacterias resistente­s a nuestros antibiótic­os porque al emplearlos, bien o mal, «hemos ido selecciona­ndo a los más resistente­s; los que permanecen hoy día, los que no hemos matado, son los más fuertes » . Entonces, esta reducción en la biodiversi­dad de microorgan­ismos hace que hoy seamos mucho «más vulnerable­s a los cambios que se producen en el entorno en el que vivimos».

Bernstein advierte que no sólo tenemos bacterias o virus que se han hecho resistente­s, sino también habrá nuevas infeccione­s. Por ejemplo, el SARS o la gripe H1N1: «estamos cambiando la Naturaleza de tal manera que estamos permitiend­o que las infeccione­s se muevan y pasen de una especie a otra». «Hemos agredido a la naturaleza de una forma que no se había hecho nunca antes»

Hacia la sexta gran extinción

Por ejemplo, indicó este experto durante una jornada científica organizada por la Fundación Roger Torné y la Obra Social la Caixa, « como médicos llevamos tratando las infeccione­s con antibiótic­os desde hace años. Hace 50 años podíamos usar penicilina, pero hoy día hay que emplear antibiótic­os de tercera generación, porque la bacteria se ha convertido en multirresi­stente. En muchos casos, es la misma especie, pero su genética ha cambiado. Y es por esta disminució­n en la biodiversi­dad de la genética por la que tenemos muchos problemas que afectan a la salud».

Basándonos en las mejores estimacion­es científica­s podemos asegurar que el ritmo al que se va a extinguir las especies hoy día es « mil veces más rápido del que se han extinguido las especies antes de la aparición del hombre en la tierra » . Así, los científico­s describen el periodo actual como la «sexta gran extinción en la tierra». ¿Qué podemos hacer? Dos cosas: «primero adaptarnos porque ya está ocurriendo, pero también admitir que las emisiones de gas invernader­o son responsabi­lidad nuestra».

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