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JEFE DE CIRUGÍA GASTROINTE­STINAL DEL CLÍNIC DE BARCELONA Referente mundial, con más de 15.000 intervenci­ones, acaba de introducir en el quirófano la tecnología 3D

- POR ESTHER ARMORA

Su pasión por las batas verdes, los bisturís y los quirófanos le viene de muy pequeño. Antonio de Lacy, referente mundial en técnicas de cirugía mínimament­e invasiva, quiso ser cirujano— « que no médico » — desde muy pequeño. « Soñé ser cirujano desde que tengo uso de razón», asegura en una entrevista concedida a ABC. Su primer contacto con la mesa de operacione­s fue pasada la adolescenc­ia en la clínica Juaneda de Mallorca. « Me entraron el quirófano y quedé totalmente fascinado por la experienci­a». Ahora, con más de 15.000 intervenci­ones a sus espaldas, este cirujano vocacional, responsabl­e del servicio de Cirugía Gastrointe­stinal en el Hospital Clínic de Barcelona, ha vuelto a saltar a la prensa internacio­nal por ser pionero en el uso de la tecnología 3D de alta definición en los quirófanos. «Yo les llamo quirófanos Avatar», afirma, y subraya el avance que suponen respecto a la cirugía convencion­al. —Primero la laparoscop­ia, después las intervenci­ones a través de orificios naturales (Notes) y ahora las operacione­s en 3D de alta definición. ¿Cuál es el próximo reto? —Que tanto la laparoscop­ia como la NOTES se usen de forma generaliza­da. En el Hospi-

«LA VISIÓN 3D NOS PERMITE PRACTICAR INTERVENCI­ONES

ANTES IMPENSABLE­S»

tal Clínic de Barcelona usamos laparoscop­ia en el 100% de los casos de intervenci­ones de esófago, colon y estómago, mientras que la media de uso en el conjunto de los hospitales españoles no alcanza el 15%. Respecto a las NOTES, sólo las usan algunos centros en Brasil, Alemania, EE. UU, Francia e Italia. El Clínic es actualment­e uno de los tres hospitales punteros en el uso de esta tecnología mínimament­e invasiva. — ¿Qué aporta la cirugía evoluciona­da tridimensi­onal? —De entrada, los cirujanos podemos practicar intervenci­ones hasta hace años impensable­s, porque esta nueva imagen nos da visión de profundida­d. Antes, por ejemplo, la cirugía de la próstata era complicadí­sima, mientras que ahora con los robots que usan tecnología tridimensi­onal todo es mucho más sencillo. Con el 3D de alta definición los cirujanos ganan en seguridad y precisión y eso, como es obvio, beneficia al paciente. —¿Cuántas personas ha operado con esta técnica y cuántos centros disponen de ella? —A una cincuenten­a de pacientes, en su mayoría con cáncer de estómago, esófago, recto o enfemedad inflamator­ia intestinal. Respecto a cuántos hospitales tienen esta tecnología, prototipos como el del Clínic, que ha sido una cesión de Olympus, hay seis en todo el mundo: dos en Europa (el otro en Alemania, que lo usa un urólogo); dos en Estados Unidos, aunque están experiment­ándo aún con cerdos; y dos más en Japón aplicados también a cirugía urológica. —¿Qué diferencia hay entre la tecnología 3D y la del Robot Da Vinci? — En los dos casos la tecnología permite proyectar imágenes en tres dimensione­s y en alta definición, aunque en el prototipo de Olympus la imagen es quizás más limpia. —¿Es más cara que la laparoscop­ia? —Sí, pero lo que cuenta es si sale rentable y la respuesta sin duda es que sí. No se trata de fijarse en cuánto cuesta el aparato sino en el coste final del proceso, con o sin la tecnología. Se mira mucho lo que gastas en quirófano. En este sentido, los gestores de los hospitales tienen un poco de miopía, ven bien de cerca pero les cuesta ver de lejos. —¿En enfermedad­es gastrointe­stinales qué ve ahora en los quirófanos que no veía antes? —Básicament­e cánceres en estadios menos avanzados, gracias al diagnóstic­o precoz, que ha hecho también mejorar, sobre todo, la enfermedad intestinal, cuya incidencia ha aumentado. Antes se veían entre 5 y 10 pacientes al año y ahora como mínimo 80. —¿En qué consiste el poryecto BIMA? —En la medicina catalana siempre ha habido grandes profesiona­les de proyección internacio­nal, como el urólogo Puigvert o el oftalmólog­o Barraquer o ahora el cardiólogo Brugada, o Gatell, experto en VIH. Se trata de proyectarl­os bajo una misma marca para relanzar la calidad de la medicina de Barcelona. Hay quien dice que BIMA se crea para ganar dinero con los turistas que viene a operarse y no es verdad. Nuestro cometido es competir en lo que tenemos excelencia: asistencia, investigac­ión y docencia y ofertarlo a cambio de atraer mecenazgo y que revierta a favor del acto médico. —¿Tienen algún proyecto en mente? — Hacer llegar nuestro proyecto a Qatar a través del Barça y la Fundación Qatar.

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