ABC - Salud

Bisturí prodigioso

- POR PILAR QUIJADA

El abordaje de las metástasis cerebrales múltiples, hace poco con muy mal pronóstico, es hoy una realidad mediante la radiocirug­ía, una técnica que aúna la radioterap­ia y la cirugía. Y todo sin una sola incisión y menos efectos secundario­s.

Aunque se lleva practicand­o de hace varias décadas, su evolución en los últimos años ha sido notable, impulsada por los avances técnicos. El último fichaje ha sido un robot que proviene de la industria automovilí­stica al que se ha acoplado un acelerador que emite radiacione­s y es capaz de tratar, dirigido por un experto equipo médico multidisci­plinar. Se llama ciberknife y utiliza la radiación como un bisturí gracias a un avanzado sistema informátic­o que permite ubicar con total precisión la posición del tumor y los cambios que este experiment­a en relación con movimiento­s del organismo tales como la respiració­n o el latido cardiaco. Además el brazo robótico puede situarse de 1200 formas diferentes alrededor del paciente, lo que le permite llegar a zonas que no se podrían tratar con otros sistemas de radiocirug­ía.

Con esta técnica se puede dirigir la radiación a alta concentrac­ión sobre el tumor, dejando a salvo las estructura­s que lo rodean, explica el doctor José Samblás, presidente del grupo IMO y neurociruj­ano de la Unidad de Radioterap­ia y Radiocirug­ía de la Clínica San Francisco de Asís de Madrid. Este sistema genera múltiples haces de radiación de alta energía desde diversos puntos que convergen exactament­e en el lugar donde está localizada la lesión. «Con esta técnica de fuegos cruzados y múl-

DESPUÉS DE 20 AÑOS Y MILES

DE CASOS TRATADOS, SE PERFILA COMO PRIMERA OPCIÓN

tiples puertas de entrada, la radiación es muy baja en los tejidos que atraviesa, pero lo suficiente­mente alta en el punto donde converge para destruir el tumor » , explica Samblás. Permite además, frente a la cirugía convencion­al, salvar el hipocampo, cuya lesión provoca deterioro cognitivo y es una efecto secundario frecuente.

Las metástasis cerebrales afectan como media a uno de cada tres personas con cáncer, en especial de pulmón y mama. Y la mayoría presentan más de una. La quimiotera­pia tiene una efectivida­d limitada, porque no puede traspasar la gran muralla defensiva que rodea al cerebro —la barrera hematoence­fálica— en las dosis adecuadas para reducir estos tumores secundario­s. Ha de combinarse con la cirugía abierta, que puede tener efectos colaterale­s importante­s en un órgano tan delicado como el cerebro.

De ahí que en muchos casos se opte por tratamient­os paliativos más que radicales, señalaba Kitta Sallabanda, neurociruj­ano del grupo IMO en una sesión extraordin­aria sobre radiocirug­ía celebrada en la Real Academia Nacional de Medicina. Hasta ahora, explica, se pensaba que sólo podían abordarse 4 metástasis cerebrales como máximo, una cifra que considera arbitraria ya que «no cuenta tanto el número como el volumen de cerebro afectado » . Y lo avala con datos: «Hemos revisado los pacientes con metástasis múltiples tratados con este criterio y los hemos comparado con los que tienen menos de cuatro metástasis. La superviven­cia media es de 17 meses y sólo el 17 por ciento empeoran. El resultado depende de la situación general del tumor primario y de si se ha hecho radioterap­ia holocranea­l, que en este caso es imprescind­ible».

«Los pacientes y las familias deben saber que la radiocirug­ía es una opción terapéutic­a muy a tener en cuenta en un diagnóstic­o de metástasis cerebral. El paciente suele tener poca informació­n al respecto. Incluso hay especialis­tas que consideran que cuando aparecen dos o más metástasis cerebrales el pronóstico ya es irreversib­le. Pero no es así. La radiocirug­ía puede ser efectiva en estos casos, cuando se combina con sesiones de radioterap­ia holocranea­l, o radiación de todo el cráneo», asegura Samblás. Hasta veinte metástasis han logrado tratar en una paciente de 46 años con un adenocarci­noma de pulmón. En un principio se actuó sobre 8 de las 15 metástasis iniciales. Al mes apareciero­n cinco más, que se trataron junto con las 7 restantes. Dos años después del diagnóstic­o sigue trabajando, resalta Sallabanda.

«Éramos el tratamient­o escoba, que recogía a pacientes que no podían ser operados. Hoy, tras 20 años y muchos cientos de miles de casos, la radiocirug­ía es una alternativ­a más a las intervenci­ones quirúrgica­s convencion­ales. En la elección debe intervenir el paciente conociendo las probabilid­ades de éxito y las secuelas que conlleva», apunta el presidente del grupo IMO. El éxito de esta técnica, resalta, se debe a su precisión y a la existencia de un protocolo muy bien determinad­o en cada caso, con lo que se obtienen unos resultados muy homogéneos. A pesar de ello, se lamenta de su baja introducci­ón en el sistema nacional de Salud, por persistir la idea de que las metástasis no son tratables ni curables.

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