MÁS ALLÁ DE LA ENFERMEDAD RENAL
Desde el inicio de la hemodiálisis a mitad del siglo pasado, son muchos los pacientes con enfermedad renal crónica o aguda (temporal), que han podido recibir este tratamiento como sustitutivo de la función depurativa de los riñones. El avance de la medicina ha permitido desarrollar otras modalidades de depuración de la sangre.
En la última década ha tenido resultados muy positivos la ultrafiltración o extracción de agua del torrente sanguíneo de pacientes con insuficiencia cardiaca descompensada por retención de líquidos. Sesiones de ultrafiltración consiguen una mayor eliminación de líquidos en 24-72 horas que dosis altas de diuréticos, menor estancia en el hospital y menor tasa de reingreso por el mismo motivo. Puede incluso, en algunos pacientes, realizarse de forma ambulatoria.
Respecto a la depuración sanguínea en pacientes con fallo hepático severo, hay dos modalidades eficaces, el sistema MARS y el Prometheus, pero sólo como terapia de soporte en espera de la recuperación hepática o el trasplante. Tiene otra indicación de gran interés, el alivio del prurito o picor intenso que conllevan algunas enfermedades hepatobiliares.
Por último, la afectación renal en el mieloma múltiple es una complicación frecuente que precede incluso a su diagnóstico en un 20-30% de los pacientes y hasta el 10% acaban en diálisis. El daño renal progresivo parece evitarse al reducir la exposición a un nivel tóxico de cadenas ligeras. Con esta idea, hace pocos años, se diseñó un filtro permeable a esta proteína que permite reducir el nivel de cadenas ligeras mientras la quimioterapia disminuye las células productoras de dicha proteína. Por tanto, esta modalidad es también un tratamiento de soporte en espera de la eficacia del tratamiento definitivo.