Y SI LA MAMOGRAFÍA NO FUERA TAN EFICAZ...
Uno de los estudios más amplios y meticulosos que se han hecho sobre los beneficios de la mamografía acaba de arrojar un jarro de agua fría sobre el verdadero valor de la principal arma preventiva contra el cáncer de mama. Tras evaluar a 90.000 mujeres canadienses durante los últimos 25 años, el trabajo concluye que la tasa de mortalidad por cáncer de mama y otras causas fueron similares en las mujeres que se hicieron mamografías de forma regular frente a las que optaron por que un médico examinara sus mamas con las manos en busca de bultos sospechosos. Además se destaca que uno de cada cinco tumores descubiertos con la mamografía, en realidad no eran una verdadera amenaza par la salud de la mujer y no hubiera sido necesario tratarlos.
Aunque la detección precoz siempre ha jugado una baza importante en la lucha contra el cáncer hoy se sabe que algunos tumores crecen despacio y no requieren tratamiento o desaparecen sin cirugía o quimioterapia. Pero, ante la duda. la opción es tratarlos a todos.
Este polémico estudio se ha publicado esta semana en la prestigiosa revista «British Medical Journal» y ha vuelto a avivar el eterno debate sobre si el uso regular de la mamografía pudiera generar más perjuicios que beneficios. No solo por el sobretratamiento de las pacientes sino por el riesgo implícito que tiene la prueba al liberar radiación sobre el pecho de la mujer.
Lo cierto es que este tipo de informaciones también generan más confusión a la mujer. Y ¿ahora qué? ¿se debe seguir recomendando a todas las mujeres como la prueba que puede salvarles la vida o cambiar años de cultura de prevención?
La respuesta no es sencilla y confunde también a los propios especialistas. Frente a este extenso estudio, existen otros trabajos potentes que defienden el valor de la mamografía como salvavidas. De momento, la Asociación Americana del Cancer está revisando todos las investigaciones realizadas hasta la fecha , incluido el trabajo canadiense, para poder dictar una recomendación y si es necesario cambiar sus guías clínicas. Quizá entonces se tenga una opinión más sólida.
Todos los países desarrollados con una sanidad potente, como España, mantienen programas de mamografía en sus planes de prevención, salvo Suiza que ha decidido reducirlo al máximo por su «ineficacia».