Esa sustancia grasa
Los estudios del colesterol se remontan al siglo XVIII. Han sido necesarios doscientos años de estudio para demostrar la relación de esta sustancia vital para el organismo con las enfermedades cardiovasculares
EL colesterol es una sustancia grasa de origen animal necesaria para ciertas estructuras orgánicas, como pueden ser las membranas celulares. También es un precursor imprescindible de la vitamina D, de las hormonas sexuales, del cortisol y de la sales biliares. Como es insoluble en agua tiene que ser transportado en el plasma por lipoproteínas.
Fueron dos franceses los pioneros en el estudio del colesterol: Poulletier de la Salle y Eugène Chevreul. Ambos descubrieron una «sustancia oleosa» en algunos cálculos de la vesícula biliar. El primero, en 1769 y el segundo, en 1824.
En lo que respecta a la acción nociva de su exceso en sangre y diversos tejidos, la historia comenzó en 1909 cuando el investigador ruso Ignatowski produjo placas de ateoresclerosis en la aorta de conejos alimentados exclusivamente con huevos y leche. Sus compatriotas Anichkov y Stuckey descubrieron en 1912 que estas placas eran producidas por la yema de los huevos y, en concreto, por una sustancia grasa: el colesterol. En 1924, Anichkov, médico militar ruso que llegó a teniente general, se dio cuenta de que no bastaba administrar colesterol a los animales para producir ateroesclerosis, sino que se precisa l presencia de otros factores. En el ser humano se ha demostrado que la hipercolesterolemia (aumento continuado de colesterol en san- gre) no solo depende del colesterol de la dieta, sino que también influyen otros factores, como los hormonales, genéticos o farmacológicos.
Los descubrimientos de Anichkov (que no fue Premio Nobel por su filiación comunista) no fueron tenidos en cuenta durante muchos años, hasta que en 1950 John Gofman demostró que las placas de ateroma en conejos y seres humanos estaban asociadas a un tipo de colesterol, el transportado por lipoproteínas de baja densidad, que se quedaban en la superficie del suero centrifugado ( LDL, de Low Density Lipoprotein). El grupo de Gofman también advirtió que en los pacientes con infarto de miocardio podía ser normal el colesterol total en sangre, pero casi siempre estaba elevado el colesterol asociado a LDL. El colesterol asociado a las lipoproteínas de alta densidad (HDL, de High Density Lipoprotein) no afecta a las paredes arteriales y es mejor tenerlo en cifras altas. De aquí que se hable de colesterol «malo» y colesterol «bueno».
Dieta y otros factores
Los accidentes cardiovasculares en los seres humanos no solo se producen por una cifra alta en sangre de colesterol total o de la fracción LDL, sino que son importantes otros factores, como hipertensión arterial, estrés, tabaquismo, sedentarismo o diabetes.
En años posteriores se descubriría que una dieta rica en verduras y frutas disminuía el colesterol sanguíneo y que el órgano fundamental en la regulación del colesterol es el hígado. Tampoco hay que olvidar que existen otras grasas o lípidos que también favorecen la ateroesclerosis, como son los triglicéridos.
Las primeras estatinas se aislaron de hongos en los años setenta del pasado siglo y posteriormente se han sintetizado de forma completa. En lo que respecta a la dieta, conviene reducir la ingesta de grasas saturadas (carne roja, embutidos, quesos grasos, leche entera o mantequilla) y aumentar las grasas insaturadas ( pescado azul, aceite de oliva) y el contenido en fibra, con cereales y legumbres.