SI NO ESTÁ ENFERMO, ¿ESTÁ USTED BIEN?
Es la pregunta que se hacen en el nuevo Tech Center for Health Discovery and Well Being de la Universidad de Emory, en el estado americano de Georgia, con el fin de promover la salud y evitar la enfermedad. En países desarrollados, el incremento en la esperanza de vida se está traduciendo en un envejecimiento progresivo de la población, en un aumento del número de pacientes con fragilidad y enfermedades crónicas (hipertensión, diabetes, demencia, etc.) y en un preocupante incremento del gasto sanitario. Es imprescindible iniciar campañas poblacionales que indiquen cómo conservar y mejorar la salud. Un mayor conocimiento de los mecanismos de envejecimiento (oxidación, inflamación, deterioro inmune, disminución de la capacidad regenerativa de los tejidos, etc.) ayudará a un diseño más ajustado de las medidas que se deberían promover pero hoy podemos afirmar que mantener una dieta saludable desde el punto de vista calórico y nutricional, no fumar y realizar ejercicio físico son pilares fundamentales para un cuidado adecuado de nuestra salud.
Un alto porcentaje de enfermedades cardiovasculares, diabetes e incluso de algunos tumores pueden evitarse si iniciamos, a tiempo, hábitos de vida saludables. En algunos casos, será necesario utilizar suplementos dietéticos como vitaminas, minerales o ácidos grasos (la llamada medicina ortomolecular) o medicamentos que nos controlen enfermedades ya desarrolladas.
Envejecer de forma saludable exige un compromiso personal con nuestra propia salud, del que somos los primeros pero no los únicos beneficiados, ya que se ha demostrado que aumentar los años de vida libre de enfermedad y la proporción de población socialmente activa también tiene efectos positivos en la economía. Cuídese: por su bien, por el de los suyos… y el de nuestra sociedad.