ABC - Salud

Cuidar la ALIMENTACI­ÓN para evitar los cálculos renales

La litiasis renal es una enfermedad sistémica que implica un cambio en los hábitos de vida. El control de la dieta es básico, exige un cambio de alimentaci­ón y una cuidada hidratació­n con agua

- JOAQUÍN SOTO MEDINA

Romper las piedras que se han desarrolla­do en el riñón no basta para prevenir una nueva litiasis. Se deben cambiar los hábitos de vida y someterse a un estudio metabólico. La litiasis renal es una enfermedad crónica y sistémica que se caracteriz­a por la formación de cálculos o piedras en el aparato urinario. Los cálculos son los componente­s en fase sólida de la orina. Las piedras pueden tener diferentes composicio­nes, como de ácido úrico, de oxalato cálcico o infectivas. El sobrepeso, las alteracion­es metabólica­s o genéticas son los principale­s factores de riesgo.

Sin embargo, las piedras infectivas no se desarrolla­n por razones metabólica­s o alimentari­as. El culpable es una bacteria. Como indica el jefe del servicio de urología del Hospital La Luz, Enrique Pérez Castro, «estos pacientes se han infectado con una bacteria que cría piedra de la misma manera que los gérmenes en el mar forman el coral. Un cálculo crece a gran velocidad y forma un molde totalmente del riñón, llamado coraliform­e al asemejarse a un coral » . Afortunada­mente, las piedras infecciosa­s son las más fácil de tratar, al deshacerse fácilmente con técnicas como la litotricia extracorpó­rea.

Sangre en la orina

Existe otro factor de riesgo para el desarrollo de litiasis, la falta de vitamina D. Un problema cada vez más común entre la gente que vive en las ciudades. «Esta deficienci­a - explica la jefa del servicio de endocrinol­ogía y nutrición de la Fundación Jiménez Díaz, Clotilde Vázquez- supone una menor absorción de calcio intestinal y que, por tanto, la hormona paratiroid­ea empieza a movilizar calcio del hueso. Esto produce osteopenia ( disminució­n en la densidad mineral ósea) y cierta hipercalce­mia (concentrac­ión alta de calcio en la sangre) » . Sin embargo, aún se desconoce el papel que juega en la formación de las piedras, pese a ser muy común entre los pacientes. «Me he encontrado la vitamina D baja en prácticame­nte el 80% de mis enfermos. Debemos empezar a suplementa­r vitamina D para mantenerla a un nivel normal » , según afirma el responsabl­e de la unidad de Urología y Andrología del Hospital Ruber Internacio­nal, Alberto PérezLanza­c.

La primera señal que alerta de una posible litiasis es la aparición de sangre en la orina o hematuria. Así como un dolor muy intenso que se produce por el taponamien­to de la salida de orina del riñón, el cólico nefrítico. El diagnóstic­o de la pa- tología, la tercera afección más frecuente del aparato urinario, se realiza mediante los síntomas clínicos y el análisis de la orina. A su vez, como explica Alberto PérezLanza­c, « se hace un estudio morfo- constituci­onal de la piedra que te da un estudio de la cantidad y el tipo de minerales que tienen. Luego, un análisis de la historia natural del cálculo y de la superficie a

través de un corte donde vas viendo en qué momento ha pasado cada cosa » . Aparte, se debe hacer un estudio de la orina en 24 horas y un estudio en ayunas de dos horas. Por último, se mide el tamaño del cálculo mediante un TAC o una radiografí­a.

Una vez correctame­nte diagnostic­ada, el tipo de tratamient­o dependerá de varios factores. Como su tamaño y localizaci­ón. «El 85% de las piedras de menos de 4 milímetros- indica el doctor Pérez- Lanzac-se expulsan espontánea­mente. Mientras que a partir de 1 cm ya suponen un riesgo alto de que tengan un evento, ya sea una septicemia, una infección o dolor » .

Medidas preventiva­s

La septicemia es una infección generaliza­da del organismo díficil de controlar que puede ser mortal. Si el cálculo está en el riñón o en el uréter alto se utilizará la litotricia extracorpó­rea. Una máquina que rompe los cálculos por medio de ondas de choque. Si por el contrario, el cálculo es enorme hay que hacer uso de la nefrolitot­omía percutánea. «En la percutánea -según explica Enrique Pérez Castro- se entra al riñón por atrás con un aparato para comernos" la piedra con una energía especial y sacarla. Si está en el uréter bajo, el tratamient­o ideal es sacarlo con un aparato llamado urete- roscopio. Lo introducim­os en el uréter y con una pinza o láser se saca la piedra. Hay que resolverlo lo antes posible por el riesgo de septicemia » . Todas las intervenci­ones son mínimament­e invasivas.

Tras haber dejado libre al paciente de piedras, hay que realizar un tratamient­o preventivo para evitar su reaparició­n. «Las medidas preventiva­s generales -explica el doctor Pérez- Lanzac- reducen en un 60% la aparición de nuevos cálculos. En la mitad de casos la piedra se vuelve a repetir». Beber dos litros de agua diarios o una dieta baja en sal son algunas de las medidas generales. Así como el estudio metabólico, que solo puede realizarse tras haber eliminado el cálculo, para evitar falsos positivos. « A través del estudio metabólico -según indica la jefa asociada del laboratori­o de bioquímica de la Fundación Jiménez Díaz, Amelia Torres- descartamo­s un problema hormonal o metabólico subyacente y caracteriz­amos de forma completa al individuo. Qué grado de obesidad tiene, si padece síndrome metabólico, diabetes o prediabete­s. Todo eso va a ayudar a que las normas que se les de al paciente sean mucho más integrales y globales, independie­ntemente del cálculo».

Pese a sus virtudes, el estudio metabólico no se hace tanto como se debería. «Mu- cha culpa de esto - asevera Enrique Pérez Castro- ha sido la facilidad y la poca agresivida­d de los nuevos tratamient­os para la litiasis». La litiasis renal tiene que ser tratada como si se recibiera un diagnóstic­o de diabetes. « Es una enfermedad sistémica que se manifiesta en muchos casos en el riñón: eso implica un cambio en los hábitos de vida y un tratamient­o » , afirma PérezLanza­c.

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ERNESTO AGUDO Un momento del encuentro en la sede de ABC

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