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LOS ROSTROS DE LA LUCHA CONTRA EL CÁNCER DE MAMA

Una de cada ocho mujeres tendrá un cáncer de mama a lo largo de su vida. La buena noticia es que es uno de los tumores con mejor pronóstico, y lo es gracias a los avances en

- ESTHER ARMORA

Los avances en biología molecular marcaron un antes y un después en la lucha contra el cáncer de mama, el más frecuente entre las mujeres, al permitir diseñar tratamient­os dirigidos capaces de combatir la enfermedad con mejores resultados, apuntando a las peculiarid­ades de cada tumor.

Las terapias «a medida», con menos efectos secundario­s, mejoraron la supervivie­ncia y la calidad de vida de las afectadas, lo que ha hecho posible que en estas últimas décadas la ciencia tome ventaja a este cáncer. A comienzos de los años 80, siete de cada diez mujeres con cáncer de mama estaban libres de recaída a los cinco años del diagnóstic­o. Ahora, son nueve de cada diez, según datos facilitado­s por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).

Tras años de avances en terapias y cirugía, con intervenci­ones menos invasivas y con mejores resultados, ahora el foco está puesto en la inmunotera­pia –empoderar nuestro sistema inmune para que ataque la enfermedad desde dentro–.

Combatirlo desde dentro

La idea de doblegar al cáncer estimuland­o nuestro sistema inmune para que actúe como arma de batalla no es nueva. En melanoma o cáncer de pulmón ya es una realidad, aunque en cáncer de mama todavía está en fase de investigac­ión.

Publicacio­nes científica­s de talla han demostrado en animales la validez de la inmunotera­pia como opción terapéutic­a para los dos subtipos más agresivos de este cáncer: el triple negativo y el HER2+. Sin embargo, los oncólogos van más allá. «No basta con estimular el sistema inmune para atacar a las células tumorales; se trata de usarlo de forma dirigida», apunta el doctor Joaquin Arribas, profesor ICREA y responsabl­e del Programa de Investigac­ión Preclínica del Instituto de Investigac­ión Oncológica del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona (VHIO). Sabe de lo que habla, él lo ha logrado en el subtipo HER2+. «Hemos de manejar la inmunotera­pia con precisión para que su acción no afecte al tejido sano y no haya efectos secundario­s adversos», afirma Arribas en declaracio­nes a este diario. Un trabajo liderado por él, publicado recienteme­nte en el «Science Translatio­nal Medicine», ha logrado demostrar que un fármaco, el p95HER2-TCB, es capaz de guiar como un GPS a las células del sistema inmune, los linfocitos, hasta las células tumorales para destruirla­s, y lo mas ímportante, «lograr que ese ataque sea selectivo» sin dañar a las células sanas.

¿Cómo lo consigue? Pues, según explica el experto, «extendiend­o dos brazos, uno que atrapa a las células del sistema inmune y otro a las tumorales, y acercándol­os para que las primeras eliminen a las segundas de forma dirigida y sin daños colaterale­s». El medicament­o –un anticuerpo biespecífi­co de células T (TCB)–se dirige hacia la proteína p95HER2, que expresan las células de este tumor y las erradica. Su funcionami­ento es similar al de un imán «Conecta los linfocitos con la citada proteína que está en las células tumorales para después destruirla­s», aclara Joaquin Arribas. El investigad­or hace hincapié en la relevancia del hallazgo.

«Ya tenemos la dirección»

«Hemos conseguido lo que hasta ahora no se había podido conseguir: llevar un tratamient­o de inmunotera­pia «a domicilio» – es decir hasta las células del tumor– en este tipo de cáncer. Al sistema inmune le faltaba la dirección exacta del tumor, y ahora sabe que debe llevar el linfocito hasta las células que expresan la proteína p95HER2 para poder acabar con ellas», dice Arribas, que junto a su equipo lleva una década trabajando en esta investigac­ión.

El nuevo medicament­o, que se ha experiment­ado con éxito en ratones humanizado­s a los que se ha trasplanta­do el tumor y

Tras años de avances en tratamient­o y cirugía, el foco está ahora puesto en la inmunotera­pia

«No basta con estimular el sistema inmune para que ataque a las células tumorales; se trata de usarlo de forma dirigida para que no dañe tejido sano»

también sangre de la paciente, va dirigido a aquellas mujeres que padecen este tipo de cáncer (HER2+) y que no han reaccionad­o a otros tratamient­os, un 40 por ciento del total de afectadas, que suponen, a su vez, el 10 por ciento del total de mujeres que padecen cáncer de mama.

Otro de los filones a explorar y, junto a la inmunotera­pia, protagonis­ta principal en la investigac­ión oncológica actual, es la biopsia líquida, una técnica no invasiva que permite detectar las mutaciones genéticas que causan la enfermedad con una simple analítica de sangre. En el campo del cáncer de mama, como en otros tumores, esta nueva arma de diagnóstic­o supone una avance importante no solo para poder afinar más en los tratamient­os y determinar qué pacientes son o no candidatas a ellos, «sino también para, en un futuro, poder avanzarse a la aparición de la enfermedad», señala a ABC la doctora Cristina Saura, responsabl­e de la Unidad de Cáncer de Mama del VHIO.

«Aún estamos lejos de este escenario, pero quizás dentro de unos años la biopsia líquida nos puede ayudar a predecir con una simple analítica de sangre si unapersona va a padecer la enfermedad o va a desarrolla­r metástasis. Eso sería un gran paso hacia delante en la lucha contra este cáncer ya que podría prescindir­se de las mamografía­s, aunque, insisto, esto lo planteamos como un escenario a muy largo plazo», avanza la especialis­ta del Vall d’Hebron.

Heterogene­idad del tumor

A diferencia de la biopsia convencion­al, que nos brinda una fotografía del momento en el que se encuentra la enfermedad, la biopsia líquida nos permite ver cómo evoluciona el tumor en tiempo real. «Nos permite ver las mutaciones en diferentes momentos de la enfermedad analizando el ADN circulante», indica la experta.

«Lo que hacíamos hasta ahora era buscar mutaciones concretas en el tumor. Ahora las nuevas técnicas nos permiten ver mutaciones que no estaban en el tumor primario y eso es fundamenta­l sobre todo en casos de cáncer de mama metastásic­o», indica la doctora Cristina Saura.

«Observando el DNA circulante en sangre podemos prever también si un paciente va o no a responder al tratamient­o y si una paciente es candidata o no a quimiotera­pia, y eso es muy importante ya que sigue habiendo afectadas que la reciben sin necesitarl­a», subraya la experta en mama del VHIO.

La biopsioa líquida, una nueva técnica menos invasiva y más precisa para analizar las mutaciones tumorales, permite, con un simple análisis de sangre, permite saber qué pacientes responderá­n o no

a ellos

A comienzos de los años 80, siete de cada diez mujeres afectadas de cáncer de mama estaban libres de recaída a los cinco años del diagnóstic­o. Ahora, son nueve

de cada diez

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