¿Cómo debemos actuar ante la gastroenteritis infantil?
Inicio brusco; episodios de diarrea y vómitos y un contagio extremadamente rápido. La mayoría de los padres somos capaces de identificar fácilmente cuándo la gastroenteritis entra en nuestra casa. Pero, ¿sabemos con la misma seguridad qué pautas seguir si los que sufren esta patología son niños pequeños?
Es importante ser conscientes de que existe el riesgo de que la diarrea líquida y los vómitos frecuentes puedan desembocar en un cuadro de deshidratación. Evitar este peligro implica tener claro qué dar de comer y beber a nuestros hijos si se ven afectados por la gastroenteritis, el trastorno digestivo más frecuente en niños.
Falsos mitos
La deshidratación puede producirse cuando el intestino no es capaz de tolerar o retener los líquidos y las sales minerales durante días, teniendo en cuenta, además, la incapacidad de los más pequeños para solicitar agua. Para prevenirla, lo más importante es que el niño beba con frecuencia -cada vez que vomite o realice una deposición líquida-, con el objetivo de reponer esos líquidos que va perdiendo y conseguir que el organismo se recupere.
Es en este aspecto de la hidratación donde muchos padres suelen cometer errores, por lo que hay que desterrar mitos: en primer lugar, no se debe forzar a beber al niño o niña, que deberá beber solo si tiene sed; en bebés que no saben cómo pedir líquidos, les ofreceremos bebida con frecuencia y, si es lactante, no interrumpiremos la lactancia o el biberón. Y es fundamental no darles las típicas bebidas isotónicas, ya que están pensadas únicamente para adultos durante la práctica deportiva y no son recomendables en casos de gastroenteritis infantil. La opción idónea para los más pequeños son los sueros o soluciones de rehidratación oral, de venta en farmacias.
La alimentación es otro campo de batalla para los padres, que, muchas veces, optan por seguir una dieta blanda o hacer que su hijo ayune. Lejos de todo eso, la pauta adecuada y que ayudará a acelerar la recuperación se basa en ofrecerle alimentos suaves de su dieta habitual, evitando únicamente los que tienen exceso de grasas o azúcares. Lo haremos siempre que el niño no vomite y muestre que le apetece comer algo. Por ejemplo, podemos darle de comer -insistimos: sin forzar- cereales, patata, carne magra, pescado, verdura, fruta e incluso lácteos.
No obstante y aunque a partir de ahora tengamos claras estas premisas, debemos seguir siempre las indicaciones del pediatra, al que acudiremos inmediatamente si observamos signos de deshidratación en el niño, si se da fiebre alta o no cesa o si detectamos sangre en las heces. Finalmente, lo que todos tenemos bien aprendido es que la mayoría de los casos de gastroenteritis infantil en nuestro entorno ceden por sí solos a los pocos días.
Cinco claves para tratar la gastroenteritis ien niños:
Hidrátale con frecuencia. No le obligues a beber de golpe o si no tiene sed, y ofrécele soluciones de rehidratación oral, o el pecho o el biberón si es un bebé lactante, pero nunca bebidas isotónicas, que están pensadas para adultos.
Ofrécele alimentos habituales. Si el niño o niña no vomita, no es necesario el ayuno ni tampoco una dieta astringente; ofrécele alimentos suaves cuando tenga apetito y evita los que tienen exceso de grasas o azúcares.
Vigila los signos de deshidratación. Si presenta labios y boca secos, ojos hundidos, lleva mucho tiempo sin orinar o está falto de energía, acude con él al pediatra inmediatamente.
Medicación, no; probióticos, sí. No existe un tratamiento farmacológico para la gastroenteritis vírica, que es la más frecuente. Consulta a tu médico o farmacéutico acerca de la toma de probióticos, que ayudan a acortar la diarrea y a repoblar la flora intestinal.
Extrema la higiene. Para evitar el contagio, lávate las manos a menudo y concienzudamente –al menos 15 o 20 segundos-, enseñando al niño a hacerlo; no le lleves al colegio hasta que se haya recuperado para evitar el contagio.