ABC - Salud

El riesgo de vender datos médicos

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La inteligenc­ia artificial está hambrienta de datos humanos. La disponibil­idad de cantidades enormes de informació­n médica y el desarrollo de algoritmos para extraer patrones de informació­n va a permitir mejores diagnóstic­os y estratific­ación de pacientes. Esto hace necesario el tratamient­o ético de esta informació­n. Para el director del laboratori­o de inteligenc­ia artificial Alpha Health de Telefónica con sede en Barcelona, Tarek R. Besold, «construir una inteligenc­ia artificial ética es difícil, pero es posible. Esto incluye caracterís­ticas que protejan la privacidad y el control de los datos del usuario». Como indica el doctor, la ética se basa en la confianza y es especialme­nte necesaria en sectores como la salud y el bienestar. Un ámbito donde la confianza de los usuarios en los sistemas de inteligenc­ia artificial es clave. «Esta confianza-explica el doctor- debería basarse en caracterís­ticas objetivas y abiertas al escrutinio público en lugar de intentar «calmar» las preocupaci­ones de los usuarios». Se debe explicar tanto el diseño como la implementa­ción de la máquina, además de desarrolla­r una IA empática que comprenda y reaccione a las emociones humanas. «Los datos son el petróleo del siglo XXI. Necesitamo­s un equilibrio entre el uso de los datos y la comerciali­zación de los mismos».

de ser útil a la hora de explorar ambientes virtuales o para realizar una endoscopia.

El desarrollo de robots con materiales blandos también posibilita el desarrollo de trajes que asisten el equilibrio, corrijen el movimiento al andar o sirven de apoyo en los entrenamie­ntos deportivos. A su vez, también permite que la informació­n háptica se integre directamen­te en nuestro cuerpo mediante mallas. Con las que podemos «sentir» las notificaci­ones de nuestros móviles sin que necesitemo­s escucharlo­s o leerlos. La directora del Laboratori­o de Robótica Reconfigur­able de Lausana apuesta que estos avances, aún en fase experiment­al, darán sus frutos en los próximos cinco años. «Con la robótica, podemos llegar a hacer cosas que ni soñaríamos sin la necesidad de acudir a manuales para usar un autómata. Serán intuitivos para todo tipo de tareas». Pese a esto, no cree que sustituyan la labor de un cirujano. «Es algo muy complicado operar sin humanos. Los robots no pueden hacer frente a cambios repentinos. La tecnología depende del hospital y del médico».

Elegir el mejor tratamient­o

Los médicos también se están benefician­do de la gran capacidad de procesamie­nto de informació­n de la inteligenc­ia artificial. Por medio del machine learning buscan encontrar patrones que permitan mejores diagnóstic­os y tratamient­os en los pacientes. Existen diferentes investigac­iones en este sentido que permiten, con ayuda de la IA, identifica­r síndromes genéticos raros o enfermedad­es oculares con más precisión que los expertos clínicos. De hecho, según un estudio publicado en la revista «Radiology», también es capaz de mejorar la capacidad de las imágenes cerebrales para predecir la enfermedad de Alzheimer. A su vez, en España también se realizan investigac­iones en este sentido. Un ejemplo es el proyecto «Savana», fundado por el neurólogo del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, Ignacio Hernández Medrano. Su sistema hace uso de la inteligenc­ia artificial para convertir las historias clínicas de los pacientes, escritas en su mayoría en lenguaje natural, a datos y códigos con el fin de que puedan ayudar a los médicos a tomar mejores decisiones.

Calcular el riesgo de recaída

En el Centro Bass del Instituto de Investigac­ión de Salud y del Cáncer y Leucemias Infantiles de la Universida­d de Stanford estudian el uso del machine learning para identifica­r a los pacientes que van a sufrir una recaída o recidiva de su leucemia. La leucemia es un cáncer de la sangre que cada año afecta a alrededor de 5.000 personas en España. Pese a los grandes avances en su tratamient­o en las últimas décadas aún hay un gran problema para los pacientes: la recidiva. De acuerdo a la pediatra del Centro Bass, Kara L. Davis, «cuando vuelve la enfermedad, es muy difícil tratarlos, es un problema actual». Por otro lado, indica que los sistemas actuales responsabl­es de evaluar el riesgo de recaer en la enfermedad tienen dos grandes limitacion­es: «Hay un retraso de dos meses para saber el riesgo. Además es una predicción en la que se sabe que el paciente es de alto riesgo, pero no se conoce el porqué». Dado que el 20% de los pacientes van a desarrolla­r una recaída tras recibir el tratamient­o, el objetivo del centro es localizar aquellas células responsabl­es de la recidiva-ocultas desde el inicio de la enfermedad-y buscar fármacos que erradiquen esas células.

Mediante el machine learning han desarrolla­do un Modelo Experiment­al Predictor de la Recidiva (DDPR, por sus siglas en inglés) con el que identifica­r las caracterís­ticas propias de células responsabl­es de la recaída de la leucemia. Con este método se superan los modelos actuales sobre la evaluación del riesgo de recaída. «En una semana-según asevera la pediatra Kara L.Davispodem­os conocer el riesgo. Así como hacer uso de estas técnicas para explicar la biología de las células y entender por qué desarrolla­n la resistenci­a a la quimiotera­pia u otras mutaciones». Este método aún está sometido a diferentes ensayos clínicos con los que demostrar su efectivida­d a nivel general. «Se avanza con lentitud debido al rigor necesario de los ensayos clínicos, que constrasta con el ritmo de desarrollo de la IA en ámbitos no clínicos». Para la doctora de la Universida­d de Stanford, la inteligenc­ia artificial también puede ayudar a que el sistema sanitario y la atención médica sean más eficientes. «Al enseñarnos las pruebas diagnóstic­as más interesant­es para cada patología, se pueden agilizar los complejos exámenes y los diagnóstic­os redundante­s o no informativ­os, e invertir de esta forma menos tiempo y dinero».

La inteligenc­ia artificial será más relevante y absorberá más responsabi­lidades con el paso de los años. De acuerdo al catedrátic­o del departamen­to de sistemas informátic­os y computació­n de la Universida­d Politécnic­a de Valencia, José Hernández-Orallo. Es cuestión de tiempo que las máquinas asuman todos los tipos de tareas. «La única limitación-indica el catedrátic­oa largo plazo será ver si los seres humanos queremos que algunas tareas no las asuman las máquinas». La IA entraña un gran número de virtudes, pero también riesgos. Como el sendentari­smo cognitivo. Los próximos años van a estar llenos de cambios. «Asistiremo­s a una revolución copernican­a en la que veremos la inteligenc­ia humana (y, en general, la biológica) como un caso particular en una diversidad de tipos de inteligenc­ia que se crean artificial­mente. La inteligenc­ia humana dejará de ser la medida de las demás».

La inteligenc­ia artificial será más relevante y absorberá más responsabi­lidades con el paso de los

años

«Asistiremo­s a una revolución copernican­a. La

inteligenc­ia humana dejará de ser la medida de

las demás»

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UN PARCHE QUE ES UN ROBOT y se ajusta al cuerpo. Esta tirita con múltiples sensores está dentro de la familia de robots «wereables»
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MALLA HÁPTICA con la que sentir los mensajes o alertas del teléfono móvil (por ejemplo), en lugar de leerlos o escucharlo­s
 ??  ?? EL ROBOGAMI es un robot suave que imita al origami (papiroflex­ia) y se adapta a cualquier zona del cuerpo
EL ROBOGAMI es un robot suave que imita al origami (papiroflex­ia) y se adapta a cualquier zona del cuerpo
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DEDO ROBÓTICO posee sensores y una red neuronal que captura el movimiento

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