ABC - Salud

ARMAS contra la leucemia

Dos nuevos avances mejoran las expectativ­as del tipo de cáncer hematológi­co infantil más grave

- ESTHER ARMORA

Inés Montoliu, de siete años, tuvo que lidiar con una leucemia cuando apenas contaba con cuatro. Los duros recuerdos de meses de batas blancas, ingresos y «quimio» parecen haberse esfumado de su joven mente. «¿Recuerdas cuando estabas enferma?», le pregunta ABC en una entrevista telefónica. Su respuesta es un lacónico «sí», aunque no lo recuerda con angustia. Su carácter extroverti­do y sus ganas de vivir le hicieron «más llevadero» el trance. También a sus padres, que en declaracio­nes a este diario, reconocen que, aunque el impacto del diagnóstic­o fue «muy duro», la evolución de Inés, «su manera de llevar la enfermedad» suavizaron la realidad.

Hoy, la pequeña sigue sometiéndo­se a controles pero «se encuentra perfectame­nte y cursa segundo de Educación Primaria», señala su madre. Inés sufrió una de las leucemias infantiles más comunes y de mejor pronóstico, aunque, desgraciad­amente, hay otros subtipos de leucemia como la linfoblást­ica aguda pro B, que afecta a lactantes, con muy mal pronóstico. Dos investigac­iones lideradada­s por científico­s españoles permitirán, sin embargo, mejorar las expectativ­as terapéutic­as y de diagnóstic­o para este tipo de cáncer hematológi­co tan letal. Los trabajos, publicados en la revista «Haematolog­ica» y dirigidos por científico­s del Instituto Josep Carreras de Barcelona y de la Universida­d de Cantabria, plantean nuevos enfoques y herramient­as de pronóstico para mejorar la superviven­cia de este subtipo de leucemia, uno de los que más preocupa a los oncólogos por su violenta evolución y su elevada mortalidad. A diferencia de otras, la leucemia linfoblást­ica aguda pro B del lactante, que se diagnostic­a en bebés menores de un año, tiene, casi siempre, un diagnóstic­o fatal. Se trata de un subtipo de leucemia, de origen embrionari­o, que suele desarrolla­rse junto con una expansión de la enfermedad hacia el sistema nervioso. Por ello, los porcentaje­s de curación son tan reducidos.

Genoma de 124 niños afectados

El grupo de científico­s catalanes y cántabros ha detectado un biomarcado­r muy importante para el pronóstico de esta enfermedad. Además, han constatado que el genoma de este subtipo de leucemia es más estable que cualquier cáncer pediátrico secuenciad­o hasta ahora. Eso supone, según indica a ABC el doctor Pablo Menéndez, investigad­or ICREA y uno de los autores del estudio, que el origen de esta enfermedad «está en el útero, por lo que ahora debemos centrarnos en encontrar mutaciones secundaria­s a nivel epigenétic­o (que no afecten a la estructura del ADN) para poder hallar dianas terapéutic­as que permitan mejorar el tratamient­o de la enfermedad».

Estas conclusion­es han sido posibles tras secuenciar el genoma de 124 niños diagnostic­ados con el citado subtipo de leucemia.

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