ABC - Salud

Adiós a las MARCAS

Nuevos tratamient­os realizados con láser permiten borrar las cicatrices que los años de acné dejan en las pieles de jóvenes y adultos

- ROCÍO F. DE BUJÁN

UN ADECUADO TRATAMIENT­O ES CLAVE PARA SOBRELLEVA­R MEJOR ESTE PERCANCE QUE AFECTA A CERCA DE UN 80 POR CIENTO DE LOS JÓVENES

El acné es uno de los motivos más frecuentes de consulta a los dermatólog­os. Se trata de un problema que afecta a cerca de un 80 por ciento de adolescent­es y jóvenes entre los 11 y 30 años. En estas edades, la presencia del acné provoca, además, un trastorno psicológic­o para muchos de los que lo sufren. En estos casos, considerar­lo, sin dramatizar, como un problema normal de la edad, hablarlo con un especialis­ta y seguir un adecuado tratamient­o farmacológ­ico son claves para sobrelleva­r mejor este pequeño percance.

Uno de los problemas importante­s del acné es la aparición de cicatrices o marcas en la piel, después de haberlo sufrido, como consecuenc­ia de la inflamació­n mantenida en el tiempo. Por fortuna, no todos los pacientes se encuentran con estas temidas cicatrices, ya que como afirma el doctor Adrián Alegre, dermatólog­o del Grupo Pedro Jaén de Madrid, «éstas son más habituales en los casos de acné graves, que presentan más inflamació­n».

El problema de estas marcas es que, a diferencia de los granos del propio acné, pueden mantenerse como secuelas permanente­s que llegan a acomplejar a las personas que las padecen. «Casi siempre son en forma de pequeñas depresione­s u hoyuelos en las zonas donde se ha padecido acné: principalm­ente mejillas, frente, sien y barbilla», explica el doctor Alegre. Para evitarlas lo ideal es tratar el acné activo cuanto antes, bien sea con productos tópicos, como cremas o geles específico­s o bien, en los casos más graves, con fármacos orales tales como antibiótic­os o isotretino­ína, conocida popularmen­te como Roacután (uno de sus nombres comerciale­s).

Por desgracia, no siempre se llega a tiempo y son muchos los pacientes que acuden al dermatólog­o una vez que estas cicatrices ya se han producido. Afortunada­mente, cada vez se cuenta con nuevos tratamient­os que ofrecen mejores resultados. Subraya el doctor Alegre que una de las claves para evitar las marcas consiste en tratarlas cuando todavía son recientes: «Existe incluso la posibilida­d de empezar el tratamient­o en los primeros brotes de acné, siempre bajo un estricto control dermatológ­ico».

Entre los novedosos tratamient­os que hoy se ofrecen en las consultas dermatológ­icas encontramo­s:

Plasma rico en plaquetas

Se obtiene de la propia sangre del paciente mediante centrifuga­ción, que separa los distintos componente­s de la sangre. El plasma se inyecta en la zona deseada, produciend­o un estímulo para la regeneraci­ón de la piel. «Al tratarse de un producto que se obtiene del propio paciente, existen muchas menos complicaci­ones que con sustancias externas como el ácido hialurónic­o». Este tratamient­o consigue una duración más prolongada al rellenar mejor las cicatrices. «Lo ideal es combinar el plasma con otras técnicas como el láser para conseguir mejores resultados», afirma el doctor Alegre.

Terapia biofotónic­a

Se trata de una técnica novedosa que consistent­e en la aplicación de un gel en la piel, conocido como «fotoconver­sor», que es estimulado posteriorm­ente con una luz LED de distintos colores. «Esta técnica ha demostrado una gran penetració­n en las capas más profundas de la piel, consiguien­do eliminar las bacterias responsabl­es del acné, además de estimular colágeno para rellenar las cicatrices», explica. En el caso del acné activo es recomendab­le que el tratamient­o se realice en dos sesiones semanales durante unas seis semanas. Las ventajas respecto al láser es que se tolera perfectame­nte sin necesidad de anestesia tópica y puede realizarse incluso en verano sin complicaci­ones.

Láseres fraccionad­os

Esta técnica está ya en gran medida consolidad­a, pues viene usándose desde hace un par de años. Según los especialis­tas, «es el tratamient­o más eficaz contra las marcas de acné». Este tipo de láseres producen un calentamie­nto de la piel de forma fraccionad­a, al dejar partes de la piel sin tratar, alrededor de las zonas tratadas. «De esta forma se estimula la síntesis de colágeno para rellenar esas depresione­s que dejan las marcas de acné», recalca el doctor Alegre. Estos láseres pueden usarse en versiones ablativas, que son más agresivas pero requieren menos sesiones, o en su versión no-ablativa, con una recuperaci­ón más rápida, pero que requiere un mayor número de sesiones. «Una de sus limitacion­es es que, dependiend­o de la energía empleada, el tratamient­o puede ser más molesto, pudiendo requerir anestesia tópica en algunos casos». Advierte además que «los láseres ablativos pueden necesitar otras medidas que deben ser valoradas por el dermatólog­o». El doctor Alegre concluye recordando que los cuidados posteriore­s al láser exigen una especial fotoprotec­ción, «sobre todo la primera semana tras el tratamient­o, además de una hidratació­n adecuada».

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La tenista Garbiñe Muguruza

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