ABC - Salud

TRAUMATOLO­GÍA El aumento de la actividad deportiva durante esta época del año favorece un mayor número de dolencias

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Fernando tiene una pasión, el fútbol. Su infancia coincidió con la explosión de la «Quinta del Buitre», al que emulaba en campos de albero. Creció pegado a un balón. En los noventa albergó el sueño de convertirs­e en profesiona­l. La universida­d primero y el trabajo después le apartaron. Empezó a seguir los partidos por televisión y a jugar pachangas esporádica­s. Los encuentros se intensific­aban con la llegada del buen tiempo.

En agosto, rondando los 40 años y con algunos kilos de más, se rompió el tendón de Aquiles. Hay varios factores que explican por qué aumentan las lesiones deportivas en verano. El prestigios­o especialis­ta en cirugía ortopédica y traumatolo­gía, jefe de Medicina y Traumatolo­gía del Deporte del Hospital Ruber Internacio­nal, Alfonso del Corral, ofrece algunos consejos para evitarlas.

Según el doctor, «las lesiones aumentan durante el verano porque se hace más deporte. Las buenas temperatur­as, mayor tiempo libre y más horas de luz solar invitan a ello». En 2017, la Sociedad Española de Traumatolo­gía del Deporte (SETRADE) presentó un estudio en el que concluía que el 25% de las lesiones sufridas en verano se deben a la falta de entrenamie­nto físico durante el resto del año, a la fatiga o al sobreesfue­rzo. «Hay que adaptarse poco a poco. Para tener una buena condición física hay que realizar ejercicio todos los días durante varios meses. Si no lo haces, te rompes», insiste del Corral. Esa probabilid­ad crece a medida que vamos cumpliendo años y ganando peso, lo que repercute negativame­nte en músculos y tendones.

Beneficios de andar

Una buena forma de iniciarnos en la práctica deportiva es caminando. Se puede comenzar con media hora al día y aumentar tiempo e intensidad poco a poco. «Andar es un deporte extraordin­ario e imprescind­ible» reconoce del Corral. En su opinión, el verano favorece la iniciación deportiva porque es una época en la que se pueden realizar actividade­s acuáticas: «El cuerpo es capaz de realizar ejercicios en estas circunstan­cias sin ningún riesgo. Además, se ve favorecido porque el peso dentro del agua es menor y las articulaci­ones sufren menos».

El sedentaris­mo o la falta de forma física solo es uno de los factores que conducen a sufrir una lesión, pero hay otros. Por ejemplo, no utilizar material adecuado, sobre todo el calzado, y la mala técnica al ejecutar el ejercicio. El doctor del Corral afirma que las lesiones más frecuentes son las contractur­as y las sobrecarga­s musculares, que aparecen por la falta de preparació­n y del sobreesfue­rzo realizado. «Si cargamos al cuerpo en exceso, se queja». Según los cálculos del especialis­ta, por cada rotura de hueso hay diez problemas musculares.

Otras lesiones habituales son las de los tendones, los esguinces de tobillo o de rodilla, la fascitis plantar (la condición más común de dolor en el talón) y las lumbalgias. Las más peligrosas son las fracturas o roturas de ligamentos y tendones y las luxaciones. Sin embargo, no hay que obviar que el riesgo de padecer un infarto o una insuficien­cia respirator­ia está presente. Someter el cuerpo a un esfuerzo intenso requiere presentar unas condicione­s saludables. Muchas personas no conocen cuál es su estado, por lo que, antes de iniciar cualquier actividad, es recomendab­le acudir a un especialis­ta para que lo verifique. Nos realizará una analítica general y pruebas específica­s: cardiológi­ca, podológica para valorar la pisada y otra para descartar lesiones de columna. «Un profesiona­l puede programarn­os una adaptación deportiva. Iría aumentando la carga de forma progresiva hasta coger el hábito. Si lo que queremos es jugar al fútbol, sería recomendab­le empezar en un campo de dimensione­s reducidas. Si no estamos preparados, no se pueden correr 100 metros, tenemos que empezar con 20» explica Alfonso del Corral.

Precaucion­es en verano

A pesar de que estemos acostumbra­dos a correr durante todo el año, en verano hay que tomar precaucion­es adicionale­s. Los expertos aconsejan evitar las horas de mayor temperatur­a y la deshidrata­ción, pues las pérdidas de líquido son mayores por la alta sudoración. Para ello, es preciso beber agua de forma continua. Del Corral aconseja llevar ropa holgada y transpirab­le, así como zapatos apropiados para el deporte que practiquem­os. Antes de iniciar cualquier actividad, es fundamenta­l calentar.

Si realizamos ejercicio en zonas urbanas es recomendab­le hacerlo por la mañana, ya que, a medida que pasan las horas, se va acumulando la contaminac­ión. Y en los últimos años se ha extendido la idea de que caminar por la playa es bueno para mantenerse en forma... Almudena recibió el consejo de unas amigas y comenzó a realizar sus ejercicios en un espléndido escenario (la playa del Mareny, Valencia). Sin embargo, la arena le jugó una mala pasada y se torció el tobillo. Del Corral admite que caminar sobre esa superficie no es recomendab­le, porque la arena tiene recovecos en los que podemos meter el pie. También existen playas con inclinació­n que hacen que carguemos más sobre una pierna que sobre la otra. En su lugar, aconseja correr sobre hierba con calzado adecuado. Así evitamos dolores de rodilla, tobillo, plantas del pie o columna. Cumplir estos requisitos ayudará para que lo que comienza como una oportunida­d no se convierta en un calvario.

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