A cada mujer su tratamiento
Los avances en el conocimiento científico de esta etapa de la vida los nuevos tratamientos y el empoderamiento de la mujer son algunos factores que están revolucionando la forma de ver y vivir esta fase vital
ANikki (el pseudónimo que ha e s c ogido porque prefi e r e mantenerse en el anonimato) el inicio de la travesía hacia la menopausia le llegó a l os 52 años. « Comencé con los sofocos. En aquel tiempo, el médico que llevaba mis enfermedades crónicas (fibromialgia y síndrome del intestino permeable) no me hizo demasiado caso, ya que tenía otras cuestiones más importantes de las que ocuparse. Una vez tratadas, según la última crisis, me recomendó un tratamiento de Terapia Hormonal de la Menopausia ( THM) con la coordinación de mi ginecóloga. Fue un desastre. Probé dos tratamientos y tuve que dejarlos por los efectos secundarios. Dadas mis patologías, hay muchos medicamentos y suplementos que mi organismo no tolera » , relata.
Agrega que todavía ( ahora tiene 54) no se la considera menopáusica, sino perimenopáusica. «Sin embargo, desde que el proceso empezó tengo alteraciones del sueño, vivo en una montaña rusa emocional (unos días estoy casi eufórica y otros ‘de bajón), padezco sofocos y cuando me ven con el abanico en la oficina, les digo a los compañeros que ‘estoy de lo mío’. Adicionalmente noto deterioro cognitivo. Y algunos días, falta de concentración, aunque no sé si sólo es de la menopausia o de mis otros trastornos » .
La vivencia de la menopausia de Nikki varía de la de Lola, Thais, Beatriz o Ana, que han decidido contar a este diario sus experiencias, como también es distinta de la de los cuatro millones de mujeres que viven en España y que ya están en esta misma etapa vital.
Jesús Carlos Presa, jefe del Servicio Facultativo de Obstetricia y Ginecología del Hospital Universitario de Jaén y vocal de la junta directiva de la Asociación Española para e l Estudio de l a Menopausia (AEEM), recuerda que ésta se produce por el cese de l a función ovárica ( un año sin menstruación) y que en cada mujer se manifiesta de forma diferente. «La media de edad en España es de 51 años, pero hay que insistir en que no es una enfermedad, es una transición. Aunque, también, es el momento perfecto para cuidarse más » , asevera.
Y ese cambio hacia el mayor autocuidado ya se está produciendo. Los motivos los esgrime Antonio Gosálvez, codirector de la consulta de menopausia de Olympia Quirónsalud ( Madrid). « No hace mucho que las mujeres de 50 años llegaban ‘muy castigadas’ al climaterio en un momento, además, que se producía la emancipación de los hijos. Mucho trabajo en casa, muchas responsabilidades y sufrían los síntomas en silencio y no consultaban. Pero ahora cada vez más se rebelan ante la sintomatología. Consultan porque se encuentran mal. Antes se aguantaban » , aclara.
LA CARA OCULTA
El experto documenta que en un tercio de ellas, los síntomas se padecen de forma intensa. «Tanto que impiden la felicidad. Hablamos de sofocos, sequedad vaginal, l o que interfiere en la apetencia sexual, disminución de la libido, dolores de cabeza y de mama, falta de concentración o retención y aumento de peso a expensas de grasa abdominal. Otro tercio no va a tener tanta sintomatología. Pero hay una ‘cara oculta’ de la menopausia que tiene que ver con la pérdida de calcio ( mayor riesgo de osteoporosis) y el deterioro cardiovascular debido a la falta de estrógenos. Y esto es lo que justifica que se deba consultar con un especialista » , cuenta.
Thais Amich Elizalde es empresaria de una marca textil sostenible, atemporal, exclusiva y de edición limitada, de fabricación en España. «Tengo 54 años. Hace unos tres comencé con síntomas, sobre todo sofocos. En 2022, encontré en las redes sociales información sobre la Clínica Doctor
EN UN TERCIO DE LAS MUJERES LOS SÍNTOMAS SON INTENSOS
Life y su tratamiento de optimización hormonal, y acudí a una cita. Me hicieron analítica completa, me mandaron vía oral melatonina de 10 mg y suplemento alimenticio ( progesterona), junto con la inserción de un pellet ( hormonas bioidénticas) en el ‘moflete’ del glúteo que contenía testosterona » , documenta.
En su ‘ receta’ también se incluyó la necesidad de hacer deporte con frecuencia. «Sobre todo con pesas. El tratamiento indicado lo mantuve durante un año y medio con repetida dosis. Los calores menguaron y la libido subió considerablemente » , aclara la empresaria.
No es el caso de Beatriz que, como ella misma dice, « lo estoy pasando a pelo » . Y anota: «Con su llegada comienza un período que yo llamo ‘decadencia de la mujer ’, aunque tengo esperanza
de que sea sólo un período del que se sale, para que todo vuelva a su ser. No he necesitado acudir al médico, ni he seguido ningún tratamiento » .
LA VERGÜENZA
Más allá de cómo cada una de ellas manej a sus síntomas, están algunas barreras que aún quedan por derribar. El año pasado, un estudio internacional de Essity, realizado en 16.000 mujeres de 11 países, confirmaba que el 55% de ellas no cuenta su experiencia. A pesar de que 6 de cada 10 consideran que l a menopausia no es un tabú, solo 3 de cada 10 hablan activamente de ella. Entre las principales razones señalan: que parezca algo peor de lo que realmente es (el 34% de las encuestadas), que no sean percibidas como una persona mayor ( 26%) o por vergüenza ( 24%).
La buena noticia es que la comunidad científica está dando un gran giro para avanzar en el derribo de estos obstáculos y el abordaje efectivo de esta época de la vida. Prueba de ello es la publicación el mes pasado en la revista ‘ The Lancet’ de la serie ‘ Menopausia 2024’. En su introducción se puntualiza: « Abogamos por un nuevo enfoque que vaya más allá del tratamiento de enfermedades específicas (osteoporosis, enfermedades cardiovasculares...) o síntomas para abarcar un modelo amplio que apoye a las mujeres en la transición a esta etapa de la vida, utilizando su empoderamiento».
Y hacen especial hincapié en que esta nueva orientación, yendo más allá de los tratamientos médicos, es necesaria para empoderar a las mujeres