Los mapuches no comulgan con el Papa
Utilizó la lengua de los mapuches para bendecirlos –«Küme tünngün ta niemün» (la paz esté con vosotros)– e incluso recitó unos versos de Violeta Parra –«Arauco tiene una pena»– para aproximarse a los indígenas chilenos, pero la ceremonia fue fría. En medio de una explanada aeroportuaria que no llegó a llenarse, el Papa pudo comprobar ayer la complejidad del conflicto que enfrenta a los mapuches con el Estado chileno. Recibido con el incendio de varias iglesias, la quema de tres helicópteros y graves disturbios, el Santo Padre clamó ayer contra una forma de violencia que –dijo– «termina volviendo mentirosa la causa más justa».
El Obispo de Roma reconoció la legitimidad de las demandas de los mapuches, pero condenó sus métodos criminales. «No se puede pedir reconocimiento aniquilando al otro, porque esto lo único que despierta es mayor violencia y división», recordó el Papa, que en ningún momento atendió la petición de condenar el presunto genocidio de la comunidad indígena.