¡MÁS TURISTAS QUIERO!
Llama la atención que el alcalde haya cogido el martillo y se haya puesto el traje negro para dar la orden a su cuadrilla
Cuando se quedaron paradas las setas de la Encarnación porque el proyecto era más chapucero que los desaguisados que provocaban Pepe Gotera y Otilio, el ingenioso Antonio Casado montó un vídeo que provocaba las carcajadas quevedescas de la crítica con su punto de acidez. Los hermanos Marx aparecían junto a la obra más inútil que se ha acometido en la ciudad durante el siglo XXI y gritaban desde la máquina del ferrocarril: ¡más madera!
Ahora el sucesor de Monteseirín en el cargo es quien echa mano del mismo grito de guerra para pedir más turistas en la ciudad. Como si no tuviéramos bastante. Espadas va a Fitur y lo dice para que se entere todo el mundo. Como si fuera uno de esos capataces destituidos o por destituir, de los que emiten comunicados, de los que anuncian la lista del listero y los contraguías como si fueran los ministros de un gabinete… Así lo ha dicho Espadas. Traje negro, blanca camisa y corbata de luto. Andando como andan los capataces y algunos de los proyectos de la ciudad: hacia atrás. Voz solemne y segura de sí misma. ¡Más turistas quiero!
Hablando con los comerciantes del centro y con los vecinos de esas viejas collaciones de San Lorenzo o la Alameda, de Santa María la Blanca o San Juan de la Palma, uno se imagina la Sevilla del futuro y le entran los sudores fríos de la muerte anunciada. No hace falta llegar a la ciencia ficción para darse cuenta de algo evidente. Como esto siga así, el casco antiguo va camino de convertirse en un parque temático habitado por turistas que se dedican a hacer cola en los monumentos y en las yogurterías, en las tiendas de recuerdos y en las franquicias de guardia. El comercio tradicional, por su parte, irá desapareciendo al mismo ritmo que avanza la compra telemática al estilo Puigdemont. ¿Para qué
COMO ESTO SIGA ASÍ, EL CASCO ANTIGUO VA CAMINO DE CONVERTIRSE EN UN
PARQUE TEMÁTICO
vas a desplazarte desde el Aljarafe o desde Sevilla Este hasta la calle Francos o la calle Tetuán si puedes comprar ese producto por Internet y te lo llevan a tu casa? Y encima te sale más barato, como nos dijo ayer por la tarde el director de un reconocido comercio hispalense.
¡Mas turistas quiero!, grita el capataz Espadas. Pues que vengan y así crecerá el parque de los apartamentos turísticos, y se abrirán más hoteles con encanto, y se multiplicará el número de mimos en la Avenida y de tiendas de camisetas en Santa Cruz y sus alrededores, y la ciudad se quedará en el escenario que buscan los visitantes para mandar un selfie a sus colegas por Facebook, Instagram o Twitter. Imaginar esa ciudad sin comercios ni vecinos, encerrada en el monocultivo del turismo, da hasta miedo. No llegará la sangre encebollada al río, porque Sevilla tiene más años que el mercado provisional (sic) de Las Palmeritas, que va para el medio siglo. Una ciudad que viene de los fenicios no sucumbirá a esta nueva invasión pacífica, que por otra parte aporta el dinero que nos hace falta para ir tirando. Pero llama la atención que el alcalde haya cogido el martillo y se haya puesto el traje negro para dar la orden a su cuadrilla. ¡Más turistas quiero! Y tras el grito, la guasa hispalense. ¿Más todavía, miarma?