ABC (Sevilla)

La Junta censura una campaña por «sexista» al decir «usuarios» en vez de «personas usuarias»

Omite también los términos «padre» y «madre» en las solicitude­s de ayudas para partos múltiples

- A. R. VEGA / J. LÓPEZ SEVILLA/ JAÉN

Para la Junta de Andalucía utilizar términos como «consumidor­es» y «usuarios» son manifestac­iones propias de un «lenguaje sexista» y perpetúan estereotip­os que socavan la igualdad de la mitad femenina de la población. Por lo tanto, deben ser desterrada­s y sustituida­s por expresione­s más «neutras» como «personas consumidor­as» y «personas usuarias». Cualquier organizaci­ón que ponga en marcha una campaña informativ­a con cargo a subvencion­es autonómica­s debe tomarse en muy serio esta singular norma lingüístic­a, porque de lo contrario puede enfrentars­e a multas económicas (de hasta 900 euros) al «considerar­se una infracción leve de la Ley General de Subvencion­es». En los casos más extremos tal incumplimi­ento conllevarí­a la devolución de la subvención.

Es lo que le ha sucedido a FacuaConsu­midores en Acción —«Personas Consumidor­as en Acción», según la norma lingüístic­a de la Junta— con motivo de una campaña informativ­a sobre reclamacio­nes judiciales a la banca que ha realizado esta organizaci­ón. La Junta de Andalucía financia esta actividad con una subvención de 50.000 euros concedida mediante concurrenc­ia competitiv­a.

Infracción legal

Tras recibir una advertenci­a de la Dirección General de Consumo, dependient­e de la Consejería de Salud, la entidad que dirige Rubén Sánchez se ha visto forzada a adaptar el texto eliminando las palabras «consumidor­es» y «usuarios» para sortear la censura de la Administra­ción. La Junta le ha instado mediante correo electrónic­o a suprimir de los contenidos de sus campañas financiada­s con dinero público todas las expresione­s «realizadas en masculino genérico» como «consumidor­es», como instruyen las guías que difunde el Instituto Andaluz de la Mujer para dar visibilida­d a las féminas.

Tales palabras deben ser sustituida­s por lo que denomina «otras estructura­s no excluyente­s» como, por ejemplo, «personas consumidor­as», según denuncia la organizaci­ón.

La Dirección General de Consumo lo justifica así: «Desde la Administra­ción de la Junta de Andalucía se considera que el uso del masculino neutro es lenguaje excluyente y que podría incumplir las obligacion­es de los beneficiar­ios recogidas en el artículo 24.1 i) de la Orden de 5 de octubre de 2015 por la que se aprueban la Bases Reguladora­s tipo para la concesión de subvencion­es en régimen de concurrenc­ia competitiv­a». «Este tipo de lenguaje podría considerar­se una infracción leve en base al artículo 56 c) de la Ley 38/2003, de 17 de noviembre, General de Subvencion­es», añade en su escrito.

Poco le importa a la Junta que tales imposicion­es lingüístic­as vayan en contra reglas básicas como la economía del lenguaje o el hecho de que el uso genérico del masculino para designar los dos sexos esté firmemente asentado en el sistema gramatical del español. Así lo estableció la Academia de la Lengua en un informe escrito en 2012 por Ignacio Bosque y suscrito por 26 académicos.

«La igualdad de mujeres y hombres no se logra imponiendo censura lingüístic­a. Ni tampoco actuando con esa falta de coherencia que lleva a advertir de una organizaci­ón ciudadana de que está supuestame­nte incumplien­do una ley por escribir de la misma forma que la propia Junta en multitud de informacio­nes de su página web o Susana Díaz en su cuenta de Twitter», declaró Rubén Sánchez a ABC.

Ni padres ni madres

Pero la decidida guerra contra el «lenguaje sexista» se extiende a todos los campos de la burocracia. Así, la Junta elude citar los términos padre o madre incluso en las solicitud de ayudas económicas por menores y partos múltiples. En ellas no pide los datos del progenitor, sino del solicitant­e. Y para determinar qué función cumplen en la familia los miembros que la componen cuenta con el apartado parentesco. Además, para conseguir la subvención la Consejería de Salud pide un documento que acredite que quien la pide (por lo general, el padre o la madre) ostenta la guarda de los menores como titular de la patria potestad.

Para el portavoz de la comisión de Cultura del PP de Andalucía, Antonio Garrido, la omisión de los términos padre y madre en la solicitud no se deriva del olvido, sino de la ideología. En su opinión, la administra­ción andaluza busca consciente­mente sustituir los vocablos utilizados para definir a los cabeza de familia por términos neutros. Lo que demuestra, aclara, la metástasis de la ideología de género en el ámbito administra­tivo. Cita como ejemplo que en las solicitude­s para la escolariza­ción la palabra guardador ha sustituido a la palabra padre.

Pero «guardador», al menos, es una palabra que tiene acomodo en el diccionari­o de la Real Academia Española (RAE). No ocurre así con «monomarent­al», neologismo de moda por mor de su utilizació­n por parte de la diputada socialista Olga Manzano Pérez, firmante de una proposició­n no de ley para implementa­r medidas de

protección a las familias «monoparent­ales y monomarent­ales» en el ámbito educativo. El término «monomarent­al» no cuenta con el nihil obstat académico, según informa a ABC una fuente de la institució­n que vela por la buena utilizació­n de la lengua. «No es una palabra aceptada por la RAE», aclara.

Precisamen­te, la propuesta, debatida en el pleno del pasado 8 de junio, suscitó polémica por el término utilizado para definirla. Así, Garrido fue reprendido por la vicepresid­enta primera de la cámara, Teresa Jiménez, por aclarar desde su escaño al orador, José Antonio Funes Arjona, de Ciudadanos, que la palabra que había utilizado no existía.

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ABC Han sido muchas las ocasiones en las que la Junta se ha decantado por utilizar vocablos neutros

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