ABC (Sevilla)

Lo mejor es Asensio

∑ Un gol del mallorquín da ventaja a los blancos, en otro discreto partido

- HUGHES

A la espera del PSG, era una buena prueba el Leganés, que empieza por el portero Champagne y acaba en el delantero Beauvue. Una pancarta, sin embargo, subrayaba muy clarita la identidad: «Sentimient­o pepinero». En el Madrid no estaba la BBC, que no suele estar últimament­e, y el equipo llamado B comenzó mejor que otras veces. Mejor que ante el Numancia por lo menos. Una circulació­n más rápida y con más sentido. El Leganés se metía en su campo muy ordenado, cubriendo celosament­e todos los espacios. El Madrid estaba, en definitiva, ante el toro del ataque estático.

Muy pronto se lesionó Vallejo. «Me he roto, me he roto», se quejó. Inequívoca dolencia muscular. Entró Nacho por él, la navaja suiza del Madrid, fundamenta­l en una defensa justa, joven y frágil. El fútbol del Madrid era tónico, aunque no muy penetrante. Por la derecha iban cayendo todos: Carvajal, Lucas, o Ceballos, que metió un buen centro. En el ataque, el Leganés ofrecia solo la movilidad incordiant­e de El Zhar y sobre todo una interesant­e presión sobre Kiko Casilla, que despejó como si tuviese los pies de Leonardo di Caprio en el final de Titanic. Dificultad­es podológica­s serias.

Pasaban los minutos y el Madrid no conseguía nada en ataque. Lo que llegó fue por error local: Rubén Pérez se la regaló a Kovacic, que solo ante Champagne respondió con un error mayor. Chutó como si tuviera un trastorno visual severo. El partido se puso algo bronco. Beauvue remato una chilena craneo-encefálica en Llorente, y El Zhar pisó a Theo sin mucho miramiento. Por la izquierda no había grandes cambios y seguía el «Expediente Theo», flojo atrás, atolondrad­o arriba, aunque el Madrid fue desgastand­o con una buena actitud y ritmo al Leganés y los espacios comenzaron a aparecer hacia el final de la primera mitad. Ceballos va dejando detallitos y regaló una espuela en el área; Lucas entró por la derecha con actitud guerriller­a, y Asensio desbordó por la izquierda un par de veces. Justo antes del descanso le regaló un pase de gol a Lucas, que no llegó al remate.

Había sido la gran ocasión de un Madrid que ya marcaba distancias con el equipo cucurbitác­eo. Se pudo apreciar en esos minutos más poso en los suplentes del Madrid. Menos errores, más ritmo, como si enero empezase a devolver algo del trabajo. Lo conseguido por el Madrid en esos minutos finales se perdió tras el descanso. El partido volvió a igualarse e incluso comenzó a llegar el Leganés por la banda de Naranjo. En las camisetas del «Lega», la publicidad lleva dibujado a Chiquito de la Calzada. A esas alturas el Madrid estaba jugando ya un auténtico finstro de partido. Un balón aéreo envenenado que tocó Llorente acabó en el larguero de Casilla. El peligro era real. Pese al buen papel de su equipo, la mirada de Garitano era intensa y dramática; mientras que Zidane daba paso a los cambios con una serenidad ligerament­e grave.

Modric sustituyó un discreto Ceballos; y en los locales entró Amrabat para enloquecer el ataque. Seguía siendo Lucas, como en toda la Copa, el que respondía en el ataque madridista. El Madrid dejó a Kovacic de hombre escoba y por delante a Modric e Isco. A Isco se encomendab­a Zidane, pero su acaparamie­nto del balón produciría tantos toques como contras del Leganés. Casilla tuvo que estirarse para pararle con mucho mérito un remate a Beauvue. Amrabat aceleraba con su velocidad la transición; en cuanto a Beauvue, recorrió nueve kilómetros y se llevó gran parte de los balones aéreos. Es otra forma de hacerse notar para un «9». La segunda parte del Madrid estaba siendo peor que la primera y de nuevo muy desalentad­ora.

El árbitro expulsó al utillero del Leganés por un intercambi­o de impresione­s con el cuarto árbitro. Había mucha pasión en los locales, que aun llegando arriba nunca dejaban de tener nueve por detrás del balón. El Madrid parecía aletargado, sin otra movilidad que la de Lucas y algún amago de Isco.

¿Se acaban pareciendo los equipos a sus entrenador­es? El 0-0 era lo máximo a lo que se podía aspirar, hasta que Theo, que estaba jugando mal, le dio un centro a Asensio para que enganchara un remate de primeras al primer palo con su zurda, que es lo mejor que tiene el Madrid. Esa es la mejor conclusión que le deja el partido al Madrid. Es un jugador para jugar siempre y con mayor libertad.

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EFE / RODRIGO JIMÉNEZ Dani Ceballos lanza un balón ante la presencia de Gumbau, jugador del Leganés
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