LOBBY ANDALUZ
Vicente Fernández, nuevo presidente de la SEPI, tendrá influencia sobre empresas decisivas para esta regón L
LEGÓ a la Secretaría General de Industria el día de los Santos Inocentes de 2012, relevando en el puesto a Juan María González (más conocido en la plaza como «el sobrino de Felipe»). Con su indisimulable aire de «repelente niño Vicente» –nunca mejor dicho– y luciendo en la solapa la estrella de miembro del cuerpo de juristas de la Junta, parecía que la Administración andaluza metía directamente a un «hombre de negro» en la cocina de una Consejería afectada por varios procesos de instrucción judicial.
Nada más lejos de la realidad. Vicente Fernández no actuó como un burócrata, sino que dio un paso al frente para conseguir que la Secretaría General de Industria generase ese clima que los anglosajones denominan «Business Friendly», y reconvirtió sus funciones en las de un «agente de desarrollo» capaz de atraer inversión foránea. Bajo su batuta se experimentó el profundo cambio de opinión de la Junta de Andalucía hacia los dos grandes polos industriales de Huelva y Algeciras, y a él se debe el impulso definitivo para el concurso de reapertura de Aznalcóllar. La judicialización del caso enturbió el éxito de atraer a la Faja Pirítica, contra todo pronóstico, a un gigante mundial del sector como Grupo México. Pero Fernández nunca ha estado imputado en este proceso y todas las falacias que vertieron sobre él desde la microempresa que perdió el concurso han sido desmentidas, punto por punto, por la Guardia Civil (que accedió a todos sus correos electrónicos). De ahí pasó a ocupar en 2016 la Intervención General de la Junta, pero para entonces aquel «repelente niño Vicente» ya era más que un burócrata.
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, se ha acordado de Vicente Fernández para un puesto en el que encaja mejor, como es la presidencia de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (antiguo Instituto Nacional de Industria). Esta empresa pública controla directamente compañías como Agencia Efe, Correos, Hunosa (extracción de carbón) o Enusa (suministro de uranio para las plantas nucleares). Poniendo el foco en Andalucía, la incidencia es especialmente relevante en el caso de Navantia, sin olvidar el 20% en Red Eléctrica Española, el 10% en Ebro Foods, el 4,2% en Airbus y el 24% en Alestis. Quizá el mayor margen de mejora está en Airbus, donde España lleva una década sin enterarse bien de lo que ocurre en la compañía, malgastando el puesto que tiene reservado en el consejo de administración con perfiles muy mejorables. Y no olvidemos que Alestis, el principal grupo aeronáutico de Andalucía, está en pleno proceso de venta. Aunque el cargo exige neutralidad, es bueno que un andaluz que conoce perfectamente los sectores estratégicos de la región pueda tener influencia en las decisiones que se van a adoptar en estas compañías. Y si hace lobby en Madrid con José Domínguez Abascal (Secretario de Estado de Energía), mejor todavía. Al fin y al cabo, así actuaban los políticos catalanes cuando conservaban algo de «seny».