LIBERTAD PARA LA ENSEÑANZA CONCERTADA
EL Gobierno de Sánchez está entrando en el terreno del activismo ideológico para imponer a la sociedad el modelo de valores de la izquierda laicista. La escuela concertada y la asignatura de Religión son de nuevo los reclamos del PSOE para movilizar a la izquierda ante las citas electorales del próximo año. El objetivo del Gobierno es lanzar una campaña de presión contra el sistema educativo concertado, mayoritariamente católico, con la excusa de priorizar la enseñanza pública, ignorando la descarga económica que la escuela concertada representa para el Estado, que sería incapaz de realojar en el sistema público a los alumnos que ahora optan por colegios concertados. Esta pretensión se basa en la idea de que lo público es sinónimo de Estado, como si la iniciativa privada no fuera capaz de atender los intereses generales. Esta visión intervencionista pone en peligro derechos fundamentales de los ciudadanos, como la libertad de elección de los padres.
En esa misma pulsión socialista por convertir al Estado en un agente doctrinario se encuadra el propósito de suprimir el valor académico de la asignatura de Religión. Los socialistas siguen teniendo dificultades para diferenciar aconfesionalidad de laicismo; demuestran no tener ninguna voluntad de encontrar alternativas de consenso, compartidas por la Administración, los colegios y las familias. Además, existen unos acuerdos con la Santa Sede que deben ser respetados. La izquierda cree que si el Estado paga, el Estado manda, y esto es una amenaza a las libertades, porque es el Estado el que está al servicio de los ciudadanos, y no al revés. El plan socialista para España vuelve a ser una vuelta de tuerca a la ingeniería social de la izquierda, convirtiendo al Estado en una plataforma de adoctrinamiento.