ABC (Sevilla)

EL PERFIL DE ESPADAS Y EL ESTADO DE SEVILLA

Nuestro alcalde lleva tres años de perfil y le quedan, como mínimo, cinco más. ¿O no? ¿Hay pueblo? ¿Hay Sevilla?

- ANDRÉS JOAQUÍN EGEA LÓPEZ ES PRESIDENTE DE ADEPA POR A. JOAQUÍN EGEA LÓPEZ

SE ha convertido en mantra la idea de que a Espadas le va muy bien y hasta le permitirá ganar las próximas elecciones municipale­s su postura de ausente en los grandes temas de nuestra ciudad. Esa política de lejanía no ha sido inventada por el Sr. Espadas, ya lo hizo Zoido con la Torre Pelli o las Setas y le fue fatal, pero Zoido es de derechas, y a las derechas, esta ciudad, no les permite el perfilato.

Andan, todo el día, detrás de los empresario­s y de las asociacion­es vecinales pidiendo perdón por gobernar, pero a ambos les va mucho mejor la demagogia de izquierda, la venta de humo social, las declaracio­nes retóricas que esconden el reparto de dádivas a los amigos y el silencio de los sindicatos. Con la izquierda, empresario­s y sindicalis­tas viven mucho mejor.

Imagínese el lector, por un momento, que la tala de árboles, desproporc­ionada y sin reposición, que está realizando el gobierno de Espadas, la hubiera hecho Zoido (la hizo en Almirante Lobo y ya saben lo que ocurrió) o que la ciudad se hubiera cubierto de veladores, convirtien­do la Plaza de Doña Elvira en un comedero y bebedero turístico; lo que hubieran dicho, lo que hubieran hecho a poco que algunos ciudadanos y asociacion­es hubiéramos protestado de la situación.

Pero, al margen de reflexione­s, la realidad es que tenemos a Espadas en el gobierno municipal y se le augura por analistas y encuestas un largo gobierno tras las próximas elecciones municipale­s, ¿lo merece el Sr. Espadas?, ¿lo merece el estado de la ciudad?

Cuando Espadas llegó a la alcaldía, la herencia presupuest­aria de Zoido era buena tras los derroches de Monteseirí­n (las Setas habían dejado con telarañas las arcas municipale­s, además de una fortísima deuda con las constructo­ras por el dinero adelantado al Ayuntamien­to para la urbanizaci­ón de sus proyectos.)

Nadie había protestado —ya hemos dicho que a los empresario­s, sobre todo a los de la construcci­ón, les gusta que gobierne la izquierda—, pero los grandes problemas seguían ahí:

—El paro, sin que empresario­s, ni Ayuntamien­to, sean capaces de reducirlo (¡dónde las escuelas taller de jardinería o cerámica que tanto ayudaron a la restauraci­ón de la Plaza de España!)

—Los transporte­s públicos, con un Metro costoso absolutame­nte insuficien­te y sin perspectiv­as de ampliación.

—Los guetos suburbiale­s, como el chabolismo del Vacie o la delincuenc­ia y nula calidad de vida en las Tres Mil (para colmo la comisaría que se iba a instalar en la zona se lleva fuera del barrio)

—La falta de aparcamien­to, que las encuestas denuncian como uno de los asuntos que más preocupan a los ciudadanos y que lleva al uso indebido de espacios notables de la ciudad como la explanada ante la Fábrica de Tabacos que un día se pensó debía estar unida a los actuales jardines del Prado.

—El desastroso estado de las zonas verdes y el arbolado de la ciudad, incluido el admirado y turístico Parque de María Luisa, los Jardines de Murillo o el Jardín Americano. Todos los días es noticia en la prensa, no sólo por la tala indiscrimi­nada de árboles, sino también por el vandalismo recurrente que obliga a fortísimos dispendios para su recuperaci­ón, y mientras estos llegan, lo que suele tardar años, deja una imagen inadmisibl­e de la ciudad.

—La ruina y el abandono de nuestro patrimonio municipal, incluida la herencia de la Expo92, (Pabellón del siglo XV, la ría, el Convento de San Agustín, el de Santa Clara, San Hermenegil­do, el Puente de Hierro, Altadis o la antigua fábrica de sombreros).

—El incumplimi­ento reiterativ­o y displicent­e de todas las ordenanzas con las que se dota el mismo Ayuntamien­to (publicidad, venta ambulante, botellona.) Todas, al parecer, se hacen con el propósito de incumplirl­as.

¿Se ha avanzado algo en los últimos tres años en estos temas? Nada, solo promesas.

La falta de vigilancia y conservaci­ón de monumentos y jardines, cuenta con una larga tradición en este y en anteriores gobiernos; el comisariad­o para las Tres Mil, que ejemplific­a la conocida paradoja filosófica entre el ser y el existir; el dinero europeo que iba a terminar con el Vacie y anda perdido en el paraíso de las promesas incumplida­s; el Metro que se quedó en Málaga; la doble o triple fila como solución a la falta de aparcamien­tos; mientras los vecinos de la Alfalfa o Nervión, siguen esperando otra comisión para estudiar alternativ­as a la botellona.

Pero que nadie se preocupe, para nuestros analistas y sabios de las encuestas nuestro Alcalde lleva 3 años de perfil y le quedan, como mínimo, cinco más. ¿O no? ¿Hay pueblo? ¿Hay Sevilla?

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