EL PERFIL DE ESPADAS Y EL ESTADO DE SEVILLA
Nuestro alcalde lleva tres años de perfil y le quedan, como mínimo, cinco más. ¿O no? ¿Hay pueblo? ¿Hay Sevilla?
SE ha convertido en mantra la idea de que a Espadas le va muy bien y hasta le permitirá ganar las próximas elecciones municipales su postura de ausente en los grandes temas de nuestra ciudad. Esa política de lejanía no ha sido inventada por el Sr. Espadas, ya lo hizo Zoido con la Torre Pelli o las Setas y le fue fatal, pero Zoido es de derechas, y a las derechas, esta ciudad, no les permite el perfilato.
Andan, todo el día, detrás de los empresarios y de las asociaciones vecinales pidiendo perdón por gobernar, pero a ambos les va mucho mejor la demagogia de izquierda, la venta de humo social, las declaraciones retóricas que esconden el reparto de dádivas a los amigos y el silencio de los sindicatos. Con la izquierda, empresarios y sindicalistas viven mucho mejor.
Imagínese el lector, por un momento, que la tala de árboles, desproporcionada y sin reposición, que está realizando el gobierno de Espadas, la hubiera hecho Zoido (la hizo en Almirante Lobo y ya saben lo que ocurrió) o que la ciudad se hubiera cubierto de veladores, convirtiendo la Plaza de Doña Elvira en un comedero y bebedero turístico; lo que hubieran dicho, lo que hubieran hecho a poco que algunos ciudadanos y asociaciones hubiéramos protestado de la situación.
Pero, al margen de reflexiones, la realidad es que tenemos a Espadas en el gobierno municipal y se le augura por analistas y encuestas un largo gobierno tras las próximas elecciones municipales, ¿lo merece el Sr. Espadas?, ¿lo merece el estado de la ciudad?
Cuando Espadas llegó a la alcaldía, la herencia presupuestaria de Zoido era buena tras los derroches de Monteseirín (las Setas habían dejado con telarañas las arcas municipales, además de una fortísima deuda con las constructoras por el dinero adelantado al Ayuntamiento para la urbanización de sus proyectos.)
Nadie había protestado —ya hemos dicho que a los empresarios, sobre todo a los de la construcción, les gusta que gobierne la izquierda—, pero los grandes problemas seguían ahí:
—El paro, sin que empresarios, ni Ayuntamiento, sean capaces de reducirlo (¡dónde las escuelas taller de jardinería o cerámica que tanto ayudaron a la restauración de la Plaza de España!)
—Los transportes públicos, con un Metro costoso absolutamente insuficiente y sin perspectivas de ampliación.
—Los guetos suburbiales, como el chabolismo del Vacie o la delincuencia y nula calidad de vida en las Tres Mil (para colmo la comisaría que se iba a instalar en la zona se lleva fuera del barrio)
—La falta de aparcamiento, que las encuestas denuncian como uno de los asuntos que más preocupan a los ciudadanos y que lleva al uso indebido de espacios notables de la ciudad como la explanada ante la Fábrica de Tabacos que un día se pensó debía estar unida a los actuales jardines del Prado.
—El desastroso estado de las zonas verdes y el arbolado de la ciudad, incluido el admirado y turístico Parque de María Luisa, los Jardines de Murillo o el Jardín Americano. Todos los días es noticia en la prensa, no sólo por la tala indiscriminada de árboles, sino también por el vandalismo recurrente que obliga a fortísimos dispendios para su recuperación, y mientras estos llegan, lo que suele tardar años, deja una imagen inadmisible de la ciudad.
—La ruina y el abandono de nuestro patrimonio municipal, incluida la herencia de la Expo92, (Pabellón del siglo XV, la ría, el Convento de San Agustín, el de Santa Clara, San Hermenegildo, el Puente de Hierro, Altadis o la antigua fábrica de sombreros).
—El incumplimiento reiterativo y displicente de todas las ordenanzas con las que se dota el mismo Ayuntamiento (publicidad, venta ambulante, botellona.) Todas, al parecer, se hacen con el propósito de incumplirlas.
¿Se ha avanzado algo en los últimos tres años en estos temas? Nada, solo promesas.
La falta de vigilancia y conservación de monumentos y jardines, cuenta con una larga tradición en este y en anteriores gobiernos; el comisariado para las Tres Mil, que ejemplifica la conocida paradoja filosófica entre el ser y el existir; el dinero europeo que iba a terminar con el Vacie y anda perdido en el paraíso de las promesas incumplidas; el Metro que se quedó en Málaga; la doble o triple fila como solución a la falta de aparcamientos; mientras los vecinos de la Alfalfa o Nervión, siguen esperando otra comisión para estudiar alternativas a la botellona.
Pero que nadie se preocupe, para nuestros analistas y sabios de las encuestas nuestro Alcalde lleva 3 años de perfil y le quedan, como mínimo, cinco más. ¿O no? ¿Hay pueblo? ¿Hay Sevilla?