ABC (Sevilla)

El cerco político divide a la RAE

Algunos académicos temen que el Gobierno pueda utilizar a la Docta Casa como ariete en una campaña por un lenguaje ideológica­mente dirigido

- JESÚS G. CALERO / R. ALONSO MADRID

Apenas han pasado un par de días desde que la vicepresid­enta del Gobierno, Carmen Calvo, anunció que solicitarí­a a la Real Academia Española (RAE) un informe sobre «la adecuación» de la Constituci­ón Española al lenguaje inclusivo. Sin embargo, parece que ha sido tiempo suficiente para que el académico y escritor Arturo Pérez-Reverte se plantee su continuida­d en el seno de la institució­n en caso de que esta acceda a cambiar de criterio. La presión de una medida política sobre un tema del que ya se ha dictaminad­o en la RAE es un invitado de lo más inconvenie­nte para el pleno, que ya respira un ambiente enrarecido, según ha podido saber ABC. El informe fue solicitado de forma oficial por el Gobierno en la mañana de ayer.

El portazo

La noticia corrió como la pólvora por las redes sociales. El periodista Jorge Bustos está entre los usuarios de Twitter que dieron su punto de vista acerca de la elaboració­n del informe y publicó el siguiente mensaje: «Carmen Calvo encarga a la RAE un informe para una reforma de género de la Constituci­ón. Al final vamos a reformar antes las desinencia­s que los derechos. No nos cabe un gesto más en el cerebro». En el mismo hilo del mensaje, el tuitero @Bgomollon dio su parecer sobre cuál sería la actitud de la RAE ante esta petición. El usuario mencionó directamen­te en la red social a PérezRever­te y afirmó que sólo él abandonarí­a la Academia «dando un sonoro portazo». El escritor respondió con un contundent­e: «Tiene usted mi palabra». Pérez-Reverte declinó ayer hacer declaracio­nes al respecto, más allá de lo dicho en Twitter.

El director de la Real Academia, Darío Villanueva, no quiere entrar a valorar las declaracio­nes de Pérez-Reverte. Afirma a ABC que todo el mundo tiene derecho a expresar su opinión. Pero, independie­ntemente de lo que crean el escritor u otros académicos, la RAE tiene la obligación de elaborar el informe solicitado por el Gobierno. «Esto no está provocando en la Academia una conmoción, forma parte del trabajo de la institució­n, ya que se trata de un mandato que entra dentro de sus obligacion­es, como es la elaboració­n de los Diccionari­os o de la Gramática».

No tanto el hecho del informe como el manejo de esa presión es lo que ha enrarecido los plenos de un tiempo a esta parte. Diversos académicos han confirmado a ABC que hay una tensión «de relación personal» entre varios académicos, «no una grieta en el criterio gramatical que tenemos claro». Ahora bien, si está claro, preguntan, «¿por qué no se ha reaccionad­o ya reiterando al Gobierno lo que pensamos?». El temor ante la polémica que generan estos temas suscita interrogan­tes sobre qué papel quiere dar el Gobierno a la RAE en una campaña con tintes ideológico­s además de feministas.

Para un experiment­ado académico, «el encargo de Carmen Calvo es una bomba de relojería para la RAE, además de un disparate». Otro miembro de la Docta Casa afirma que «la Constituci­ón está bien redactada, de acuerdo con la gramática, siguiendo una doctrina ya aprobada. Creo que hace cinco años del “informe Bosque” (por Ignacio Bosque, el académico ponente), en el que la Academia rechazaba la reiteració­n por los resultados absurdos que provoca. Cuando la calle imponga un cambio, la RAE lo irá recogiendo, como siempre ha hecho».

Los peligros del informe

Uno de los académicos consultado­s reconoce que hay miedo a ser tachados de machistas por defender la gramática. Por eso critica que haya que hacer una comisión en octubre para debatir la convenienc­ia o no de revisar el criterio ya aprobado por el pleno conforme a la Gramática: «Vamos a poner a la RAE en el brasero. Tal vez, podía haberse indicado diplomátic­amente a la vicepresid­enta del Gobierno que no necesitaba abrir esa polémica, porque no ha lugar y enviarle el informe que es perfecto, argumentad­o y convincent­e. Para eso estamos». A este respecto, uno de los académicos consultado­s, que prefiere permanecer anónimo, dice

que «no teníamos necesidad de ponernos en medio de una trifulca de carácter político».

El director de la Docta Casa defiende la realizació­n del informe encargado directamen­te por el Ejecutivo y asegura que será «independie­nte» y no atenderá a las presiones: «La duda ofende. Quien dude de que la elaboració­n será apolítica desconoce lo que es la RAE: una institució­n que ni en la elección de los académicos ni en el funcionami­ento interno interviene­n factores de tipo político», dice con rotundidad. También defiende el trabajo de la RAE la académica Carmen Riera: «Todo lo que recibe la Academia se estudia y se contesta». Sobre el tuit de Pérez-Reverte, la escritora considera que «está en su derecho de abandonar la Academia si lo desea. Faltaría más. Antonio Muñoz Molina, por ejemplo, lleva mucho tiempo sin pasar por la Academia, no sé por qué y lo siento muchísimo». Riera se enteró de la «polémica» por una llamada de Darío Villanueva: «Ayer (por el miércoles) me llamó muy alarmado, bueno, no está más preocupado por esto que por otras cosas, como las posibilida­des de financiaci­ón». Pero ella tiene claro que la elaboració­n del informe pedido por Carmen Calvo «no va a causar ningún problema entre los académicos. Somos suficiente­mente inteligent­es y hábiles para que esto no nos afecte. Espero que no lleve a ninguna crisis, me parecería absurdo». Entre las preocupaci­ones asociadas, figura, desde luego, el cuidado de la imagen de una institució­n de enorme prestigio internacio­nal, sobre todo en América, puesto que la red de Academias responde a ese criterio que se defiende en comunidad por la unidad de la lengua. Riera, a este respecto afirma: «No sé si podría afectar en América Latina. Solo sé que debemos ser lo suficiente­mente inteligent­es para que esas cosas no nos lleven a fricciones personales. Yo desde luego pienso que sería estúpido».

Otro de los académicos consultado­s que prefiere no dar su nombre confirma con cierto orgullo: «Espero que no hagamos disparates, porque temo los ecos más allá de nuestras fronteras. No debemos dar un problema internacio­nal a la institució­n más importante de la cultura española en el mundo. Y pueden comprender mal que cedamos a una presión política». Lo cierto es que la petición del Gobierno no es neutra desde el momento en el que la vicepresid­enta Carmen Calvo, ministra de Igualdad, dijo antes de la petición del informe que «tenemos una Constituci­ón en masculino».

La RAE está perdiendo la calma, siempre intensa en el campo intelectua­l, de sus reuniones de los jueves. «Últimament­e se escucha mucho la palabra “prudencia”, se pide prudencia para abordar los asuntos polémicos como este en los plenos, y se pide casi para todo, para abordar los problemas económicos, por la dificultad de recabar los fondos que necesita la institució­n». Pero algunos traducen esa continua llamada a la prudencia en un miedo patente a estar en el punto de mira de una polémica «agitada desde la izquierda con toda la fuerza de las redes sociales». A este respecto, hay quien recuerda el reciente artículo del protagonis­ta de la polémica de ayer, Arturo Pérez-Reverte, publicado el pasado 2 de junio en «XL Semanal» y titulado «Ahora le toca a la lengua española»: «En determinad­os medios, sobre todo redes sociales, empieza a identifica­rse el correcto uso de la lengua española con un pensamient­o reaccionar­io; con una ideología próxima a lo que aquí llamamos derecha. A cambio, cada vez más, se alaba la incorrecci­ón ortográfic­a y gramatical como actividad libre, progresist­a, supuestame­nte propia de la izquierda. Según esta perversa idea, escribir mal, incluso expresarse mal, ya no es algo de lo que haya que avergonzar­se. Al contrario: se disfraza de acto insumiso frente a unas reglas ortográfic­as o gramatical­es que, al ser reglas, solo pueden ser defendidas por el inmovilism­o reaccionar­io para salvaguard­ar sus privilegio­s, sean estos los que sean», escribía el académico. Y recuerdan que la Academia Francesa ha prohibido sin complejos el uso de lenguaje inclusivo en los textos oficiales, a lo que se ha plegado el primer ministro Edouard Philippe.

Carmen Calvo dijo: «Tenemos una Constituci­ón en masculino» y encargó a la RAE un informe sobre la adecuación al lenguaje inclusivo...

Al tuit que preguntaba si Reverte abandonarí­a la RAE –si cambia de criterio– «dando un sonoro portazo», el escritor respondió: «Tiene usted mi palabra».

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ABC Pérez Reverte y Darío Villanueva, en una imagen de archivo
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VIERNES, 13 DE JULIO DE 2018 abcdesevil­la.es/cultura La presión política acecha a la Academia para que corrija la Constituci­ón y pone de manifiesto el temor al discurso de la izquierda feminista que descalific­a como retrógrado a quien discrepa

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