Un milagro desde el corazón
Croacia supera todos los obstáculos físicos, demográficos y deportivos para estar a un paso de su primera estrella con solo 27 años de historia
«No sé qué decir, no es normal. Esto es un milagro. No somos conscientes de lo que hemos hecho. Hemos jugado con el corazón», acertó a decir Mario Mandzukic, emocionado tras marcar el gol que metió a Croacia por primera vez en la final de un Mundial. «Mandzukic tiene los huevos como el toro que hay en las carreteras de Andalucía», soltó Davor Suker, presidente de la Federación Croata de Fútbol y uno de esos héroes de la Copa del Mundo jugada en Francia hace 20 años y a los que esta generación ha superado. «Pensábamos que nunca íbamos a repetir la hazaña del 98. Somos cuatro millones y medio de croatas, con un presupuesto no muy alto, pero invertimos en los jugadores. Me faltan las palabras desde el día 8 que estoy en Moscú», explicaba orgulloso.
Croacia tiene 27 años de historia, 4.194.835 habitantes y solo 800 profesionales, pero está en la final de la Copa del Mundo. Es la selección con peor ranking FIFA, desde que existe este, en alcanzar una final del torneo (es la 20 y Francia, cuando lo logró en 1998, era la 18) y también la primera en jugar tres prórrogas seguidas en el histórico campeonato sin que ello haya supuesto su eliminación. Nada les ha podido desviar de su sueño. «Somos un país que ha sufrido, que hemos sobrevivido a una guerra. Nos lo merecemos. Espero que estén haciendo el amor allí para celebrarlo y en unos meses tengamos más croatas en el mundo», decía al borde de la lágrima Dejan Lovren, muy enfadado desde la previa con la actitud de los periodistas ingleses.
Superar el Mundial de 1998
Danijel Subasic, héroe con sus paradas en las tandas de penaltis, pidió olvidar lo sucedido hace 20 años, cuando cayeron contra Francia. «Estamos en 2018 y ahora nos toca a nosotros, somos más fuertes, se acabó recordar 1998. Es la final de la Copa del Mundo y además voy contra mis amigos. Francia es un equipo top», comentó el meta.
No es el único que tiene la sensación de estar en una nube. «Buenos días, no estás soñando. Croacia está en la final de la Copa del Mundo!!», exclamaba este jueves el tuit oficial de la Federación Croata de Fútbol. La presidenta croata, Kolinda Grabar-Kitarovic, también mostró su pasión en las redes sociales desde Bruselas, ya que al tener que asistir a la cumbre de la OTAN no pudo acudir a las semifinales, como sí hiciera en octavos y cuartos, pero les regaló sendas camisetas arlequinadas a Donald Trump y Theresa May.
Tras el partido, las dos aficiones se quedaron unos minutos dentro del estadio y Perisic, nombrado mejor jugador del partido ante Inglaterra, permaneció junto a sus hijos y los de otros compañeros en el césped. Los más pequeños metían goles en la misma portería que lo había hecho él y Mandzukic unos minutos antes... y también eran coreados por la hinchada. «Todos sabíamos lo que representa una semifinal para un pequeño país como Croacia. Demostramos nuestro carácter, tal como habíamos hecho en las dos eliminatorias precedentes, en las que siempre comenzamos perdiendo. No solíamos ser tan fuertes mentalmente», admitió el futbolista del Inter, al que Francia ha marcado su carrera. «Estuve dos años en el Sochaux, aprendí francés y aunque no jugué en el primer equipo tengo buenos recuerdos de mi época allí. Hablé con mi madre y me dijo que era un sueño que pudiera jugar la final ante Francia. Es un equipo fantástico».
Todos hablan de cómo afectará el cansancio a Croacia, que suma «un partido más» que su rival tras las tres prórrogas vividas en las eliminatorias. «Es verdad que llevamos tres prórrogas, pero tenemos buenos fisios y sobre todo tenemos mucho carácter. Mira, yo quería cambiar a algunos jugadores porque estaban cansados y ninguno quería dejar el campo. Algunos incluso jugaron con lesiones. Esto es Croacia», explicó Dalic.
La fiebre de Rakitic
Ni siquiera Ivan Rakitic, que pasó la noche previa con bastante fiebre, casi 39 grados. «Estuve en la cama sacando fuerzas para poder jugar y mereció la pena. Jugaría la final sin una pierna si hace falta. También decían que en semifinales no íbamos a poder aguantar y creo que tuvimos más ritmo que los ingleses. Si estamos en la final es para ganarla», dijo el azulgrana, que pidió con su gracejo «andaluz» reconocimiento dorado para Luka Modric. «Ya es tiempo para que tenga el Balón de Oro, a ver si se enteran estos», en relación a la gente de FIFA que tenía cerca.
A Croacia le motivaron las «tonterías y faltas de respeto que llegaron desde Inglaterra», relató el centrocampista del Real Madrid. «Este equipo tiene un increíble carácter y lo demostró otra vez. Dominamos el partido física y mentalmente», dijo antes de hacer una promesa. «Si ganamos, todos nos pintaremos el pelo. Estamos felices por nuestra gente. Croacia está en la calle sin dormir, se lo merecen».
Andrej Kramaric cumple un sueño de la infancia. Con 11 años, en el colegio, el profesor le mandó redactar un texto sobre su país. «Cuando veo a nuestros futbolistas escuchar orgullosos el himno antes de los partidos me gustaría hacer lo mismo. Mi país es muy hermoso, para mí el que más», escribió en esa redacción... que se ha cumplido 16 años después. Y sus padres han recorrido 5.000 kilómetros en coche para presenciarlo en directo. Como otros 10.000 aficionados croatas animarán con orgullo en la grada del Luzhniki. A ellos tampoco les asusta que Croacia nunca haya podido superar a Francia.
ORGULLO A CUADROS «Somos el equipo más pequeño en una final y, si miras las infraestructuras que tenemos, esto es un milagro»