Ana Guerra «Cada vez que me dicen “triunfita” se me ilumina la mirada»
La cantante presenta junto a Juan Magán «Ni la hora», que ha arrasado en Youtube
Para medir todo lo que mueve Ana Guerra (San Cristóbal de La Laguna, 1994) hay que inventarse una escala porque incluso la Richter se le queda corta. La ex concursante de Operación Triunfo, que lleva meses sonando con una de las más claras candidaturas a ser la canción del verano («Lo malo», junto a su compañera Aitana), saca nuevo «single» con Juan Magán, uno de los grandes productores de la industria musical estival. Es por ello que «Ni la hora» es otra clara opción a sonar en todas las discotecas y terrazas. En plena promoción de esta nueva canción, Ana Guerra visita Sevilla. —Su padre tocaba boleros en distintos grupos cuando era joven. Supongo que cuando decidió marcharse a Madrid, él fue comprensivo. —Él siempre me apoyó en mi sueño por trabajar en la música. Siempre, siempre, siempre. Sí que es verdad que cuando decidí irme a Madrid quizás no era el mejor momento en mi vida, ni el momento más adecuado para vivir esta experiencia y cruzar el mar. Pero, al final le contesté y le dije: «Creo que nunca va a ser el momento adecuado». Si esperamos a que llegue el momento adecuado para hacer las cosas… se te va la vida. —Ahora viene la parte difícil: tomar decisiones y marcar un camino coherente en su carrera profesional. La primera decisión ha sido sacar un tema con Juan Magán. ¿Cómo pasa una canción el filtro de Ana Guerra? —Sí. Bueno, a veces no estaba contenta con la melodía, el ritmo o la letra. Universal siempre respetó muchísimo todo con lo que nosotros nos sentíamos cómodos. Pasaron muchos temas que no estaban para mí. Y, sin embargo, llegó «Ni la hora» y desde el primer momento dije: «Lo tenemos, es éste». Como cuando te pruebas un vestido de novia: ¡es éste, lo tengo! —Respecto a esta canción, ha comentado que «se dice que un clavo saca a otro y terminas enlazando relaciones toda la vida sin conocerte en profundidad». ¿Ha descubierto algo de sí misma que le haya sorprendido? —Sí, cuando estuve en la academia descubrí dónde estaban mis propios límites. Descubrí que el techo de los objetivos te los pones tú; que cuando parece que no puedes hacer algo, llega la vida y te sorprende. Aprendí a luchar por lo que yo quería, estando sola. Porque a pesar de que estaba con mis compañeros y con los «profes»… y nos apoyábamos muchísimo los unos a los otros, ¿eh? Había noches que me daba angustia, no sabías nada del exterior y no ibas a ir a un compañero que lle- vaba todo el día con su canción, trabajando, con sus retos y estaba cansado, ¿no? Entonces tenías que tirar para adelante contigo misma. Salí más reforzada de la academia de lo que yo hubiera imaginado nunca. Por eso, de ahí, animo a todo el mundo a que viva esa experiencia. —No sé si se habrá parado a pensarlo pero, viendo algunos precedentes, la etiqueta de «triunfito» puede pesar más que servir como trampolín. ¿No le da miedo que eso suceda? —¡Huy, no! ¡No, no, no! Lo que a mí me ha dado Operación Triunfo es enseñanza a nivel personal y visibilidad, no me puede encadenar en nada. Cada vez que me dicen «triunfita» se me ilumina la mirada. Es como decir: yo pertenezco al clan de triunfitos y es maravilloso. Tengo una familia nueva, más la que ya tenía. Tengo un aprendizaje que parece de años, cuando fueron meses y además tengo una visibilidad que significa estar cumpliendo un sueño. O sea, es todo positivo.