ABC (Sevilla)

Brillante sucesora de Graf

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Angelique Kerber vive una juventud dorada cuando ya ha pasado la década de los treinta. En 2016 logró los dos primeros Grand Slams de su carrera, el Abierto de Australia y el US Open, y prolonga en este 2018 su gran palmarés, con este título en Wimbledon logrado ante Serena Williams (6-3 y 6-3). El encuentro, emocional por todo lo que significab­a que la estadounid­ense regresara a una final grande después de su maternidad y un calvario de operacione­s, lo resolvió la alemana con su zurda mágica y su poder para defenderse de cualquier ataque, por muy duro que sea. Ha aprendido a superar obstáculos después de que el curso pasado tuviera su propio camino espinoso. Las lesiones se sucedieron cuando intentaba mantenerse en la élite, número 1 después de sus dos grandes títulos. Una zona en la parte posterior del muslo izquierdo la torturó durante demasiado tiempo, obligada a bajarse de torneos que sabía que podía ganar por mentalidad y juego, pero no por físico. «Después de 2017, creo que nadie esperaba que volviera tan fuerte, por eso, hacerlo de la manera que lo he hecho, ganando mi tercer Grand Slam, en Wimbledon, es tan especial. Creo que hace dos semanas nadie podía pensar que llegara tan lejos», reconoció la tenista. No solo fue un bajón del cuerpo, también la mente se agotó después de alzar el Abierto de Australia y el US Open, y decidió cambiar su estilo de juego y de vida. Contrató a Wim Fissette y su tenis se volvió mucho más agresivo. Su zurda encontró la velocidad suficiente para que la defensa ya no sea su caracterís­tica principal. Normal en una deportista que disfruta con la competició­n, aficionada a la natación, la Fórmula 1, el fútbol, el balonmano y el patinaje artístico.

Son doce títulos en su palmarés, pero ninguno tan especial como este Wimbledon porque es con el que soñaba de pequeña, después de ver tantos partidos de Steffi Graf. Kerber se ha convertido en su sucesora, primera alemana que brilla en Londres desde que lo hiciera Graf en 1996. Además, se resarce de la última final que protagoniz­ó en Londres, hace dos años, contra la misma Serena. Aunque para ella fueron las primeras palabras en su discurso: «Eres un ejemplo». La estadounid­ense se queda sin su Grand Slam 24, pero su final es todo un éxito: «Estoy muy feliz de haber llegado hasta aquí. Por todas las mujeres de ahí fuera, hoy he jugado por vosotras». Para siempre, el abrazo entre ambas.

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AFP

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