Marcan con la «sonrisa del Joker» a un británico en Marbella
Llegó al hospital de Marbella el sábado a medianoche. Sangraba. Era un ciudadano británico que había sido agredido de una forma muy singular. En su rostro dos grandes marcas en las mejillas. Dos cortes profundos que nacían de la comisura de los labios. Es lo que se conoce como la «sonrisa del Jóker», un método de tortura usado por bandas de delincuentes del Reino Unido, en el que se les abre la boca con estos cortes para provocar que se vayan desangrando mientras se les abre la cara. Si salva la vida, la marca será permanente, recordando para siempre el mensaje al torturado y a todo el que lo vea.
El hombre presentaba varias heridas de arma blanca, disparos y distintas fracturas en las extremidades. Había sido torturado antes de ser abandonado. Consiguió salvar la vida tras pasar por este infierno. Ingresó en el hospital Costa del Sol, donde tuvo que ser intervenido quirúrgicamente esa misma madrugada para que no perdiera la vida. Durante lo que va de semana ha seguido hospitalizado, estable y con una evolución favorable. En el centro se espera que se le dé el alta este mismo jueves.
Torturado
Mientras se le salvaba la vida se llamó a la Policía Nacional desde el propio centro hospitalario marbellí, ante el cuadro clínico que presentaba la víctima, con claras evidencias de haber sido torturado. El Cuerpo Nacional abrió una investigación sobre lo sucedido para intentar aclarar las causas de esta agresión y encontrar a los autores de la misma.
Los hecho cocurrieron precisamente dos días después de que otro británico con antecedentes por tráfico de drogas muriera abatido por disparos de la Policía Nacional en Estepona. El individuo había huido de un accidente en Puerto Banús por la mañana portando un arma de fuego. Fue localizado en un apartahotel de Estepona y, cuando los agentes se dispusieron a detenerlo abrió fuego. Los policías tuvieron que abatirlo para salvar sus vidas. En principio, los dos casos no tendrían nada que ver entre sí, según fuentes consultadas por ABC. Las únicas coincidencias entre los sucesos es que ambos británicos presentan evidencias de pertenencia a organizaciones criminales