Sixto Marín
nos escribe para comentar que «durante los últimos diez días mi hermano ha tenido que pasar tres veces por un quirófano en el Hospital General Virgen del Rocío de Sevilla. Salvando la actitud de personal médico y de enfermería que en todo momento han estado muy pendiente de mi hermano, quiero manifestar mi absoluto malestar con otras cosas que he visto durante estos días». Entre ellas el lector manifiesta quedarse atónito «al comprobar que hay una persona apostada en el pasillo de acceso que no hacen absolutamente nada durante su jornada, dejando pasar a diestro y siniestro». También denuncia «la aglomeración de personas en las zona de espera de las planta quinta y segunda, donde se fumaba en los baños, e incluso se celebraba una fiesta de cumpleaños con tarta y todo». Para el lector, «en las habitaciones, dobles por supuesto, las aglomeraciones de personas son permitidas», y por otra parte manifiesta también que los ascensores son «antiguos, lentos y permanentemente averiados». «Siempre he defendido la salud pública, a pesar de que podría permitirme otra, y seguiré usándola cada vez que haga falta, pero es hora de que alguien que mande en la Junta de Andalucía, o en la Consejería, o en la propia dirección del hospital ponga coto a esta mala educación permanente. Las sociedades son más o menos avanzadas cuando se verifican o no detalles como estos que he enunciado», concluye