ABC (Sevilla)

España se asoma al abismo ante Francia

∑Las derrotas de Carreño, lesionado, y Bautista obligan a una hazaña que no se ha conseguido en la historia: remontar con dos puntos a cero

- LAURA MARTA ENVIADA ESPECIAL A LILLE (FRANCIA)

Con un temple ganado con la edad y la presencia sin tacha en las más complicada­s eliminator­ias de Copa Davis, Roberto Bautista asumió la responsabi­lidad de igualar la semifinal contra Francia en una pista hostil, con los nervios en la piel y la emoción en la cabeza y la muñeca. Pero la empresa se complicó y ni siquiera su fe y su entrega fueron suficiente­s para doblegar a Lucas Pouille y a una grada en ebullición. Bautista no pudo contrarres­tar la derrota anterior de Pablo Carreño, mermado ante su lesión en el muslo izquierdo y un Benoit Paire excelso, y la primera jornada termina de vacío. España está obligada a una machada histórica: remontar un 2-0 abajo, una situación que nunca se ha logrado.

Lille amanecía soleado, con una afición que casi llenó el estadio Pierre Mauroy dividido entre el fútbol y el tenis y entregado a unos jugadores franceses recibidos como héroes. La Marsellesa retumbó en su honor. Son los actuales campeones y la honra en esta semifinal es doble porque enfrente está España, sin Rafa Nadal, pero España al fin y al cabo. De los ocho enfrentami­entos anteriores, seis cayeron del lado español, y escuece todavía el 4-1 de 2011, cuando Nadal y Ferrer apabullaro­n a Gasquet y Simon.

Aunque el azul predominar­a en el paisaje, el rojo y amarillo se dejó notar en un numeroso grupo de aficionado­s nacionales que dejaron su impronta en forma de cánticos y olés. Especialme­nte necesarios para acompañar en la alegría inicial a un Pablo Carreño superior en el primer set ante Pouille, y apoyarlo en la tristeza cuando la lesión del muslo izquierdo atenazó su cuerpo, su tenis, su cabeza y las esperanzas de sumar el pri- mer punto en la eliminator­ia. Un final gris para el asturiano, que asumió después que sí existía el riesgo de recaer en el problema que lo obligó a abandonar en el US Open, pero que no había notado nada en los días previos. «Ni siquiera cuando calentaba antes el partido. Ha sido a mitad del segundo set cuando he empezado a sentir dolor que iba a más y más y me ha dejado sin poder jugar al cien por cien».

Hasta llegar a ese fatídico momento, Carreño había aplacado la euforia inicial de Paire con un tenis férreo desde el fondo. Se había impulsado en los múltiples errores el francés y tuvo en su mano opción de ponerse 5-2 y de ganar el parcial en dos ocasiones: al resto con 5-3 y al saque con 54. Pero llegó el apagón. Paire se contagió del espíritu de la Copa Davis en su estreno en la competició­n y brindó una remontada de aúpa. Su muñeca fina atacó las dudas del español, que veía cómo sus esperanzas se quedaban clavadas en la pierna izquierda. Solo sumó un juego más. «Una derrota cuando juegas bien duele menos, pero esta en la que no puedes jugar a tu nivel es una desgracia», admitía.

Al límite

Todavía entonces había un rayo de luz en el equipo de Sergi Bruguera, un Roberto Bautista que cargó por galones con el peso del empate. Quería, necesitaba el castellone­nse resarcirse de un año gris, marcado por la muerte de su madre antes de Roland Garros. Y de esa dolorosa derrota a cinco sets, en la primera ronda de la Davis, ante el británico Cameron Norrie en Marbella. Con todo eso en mente salió a la pista. Con todo su tenis alentó a España. Con todo su esfuerzo peleó la victoria, remontó en el segundo set, se ganó el cuarto, levantó dos bolas de partido. Con todo su pesar entregó el triunfo después de tres horas y cuarenta minutos.

En un reñidísimo encuentro, tan propio de la Copa Davis, con capítulos para la alegría local y visitante, Bautista planteó la estrategia de la pelea al todo o nada, de las carreras hasta la última bola, del juego sólido desde el fondo con el que se cobró un primer set impecable. Pero Pouille solicitó su cuota de gloria. El 19 del mundo recordó la final de Dubái perdida este año contra el español y se armó de valor y paciencia para minar sus piernas y sus ideas. Acumuló saques directos y dejadas imposibles, redujo la capacidad de reacción del español agotándolo con cambios de ritmo, superó las trampas y tuvo paciencia para sumar opciones de rotura –hasta ocho en el segundo parcial–. Remontó un 0-3 en el tercero. No perdió la paciencia aun cuando Bautista encontró aire en el cuarto, y reivindicó que es el mejor jugador francés del momento en el quinto, donde doblegó al rival con su servicio y se aprovechó del único error para lograr el break: 5-4 y saque. La grada hizo el resto.

«He competido bien, con opciones de ganar, pero, desgraciad­amente, no pude sumar el punto para el equipo», comentó Bautista. Y España se obliga a una machada histórica ante una Francia crecida. Bautista y Pouille, en acción ayer en Lille

Resignació­n «Veíamos esta jornada positiva y nada nos ha salido bien. Pero vamos a luchar», aceptó Bruguera

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain