Demasiados libros de cocina
Dicen que el papel está muriendo, pero nunca se habían editado tantos recetarios
EN la popularización de la gastronomía han visto las editoriales un terreno abonado. Nos dicen que el papel está en crisis, pero nunca se han editado tantos libros de cocina como ahora. Tiene guasa que personajes populares en las redes sociales (esos blogueros que llaman «influencers») no se resistan a editar en papel. No hay cocinero que se precie que no publique sus recetas. Tampoco famoso de televisión que no se sume al carro con las suyas, aunque aquí lo importante es que el personaje aparezca en la portada aunque no haya pisado nunca una cocina. Y no hay editorial que no traduzca recetarios de cocinas exóticas, como si de un momento a otro todos nos fuéramos a poner a preparar en nuestra cocina una sopa picante tailandesa. El resultado es un mercado saturado, en el que pocos títulos aportan algo de interés. No basta con abrumar al lector con fotos espectaculares. Para que el libro sea útil tiene que aportar conceptos, filosofías de trabajo. O, simplemente, estar muy bien escrito.
Resulta triste que, salvo contadas excepciones, lo más interesante del mercado editorial gastronómico sean reediciones de viejos libros. Literatura gastronómica que ahora echamos tanto en falta. Es una delicia releer «El libro de la cocina española», un recorrido por nuestra geografía gastronómica a cargo de dos grandes plumas que disfrutaban los placeres de la buena mesa: Néstor Luján y Juan Perucho. O abrir de nuevo las páginas de «Lo que hemos comido», el libro en el que Josep Pla recogió, adelantado a su tiempo, su pasión por la materia prima como elemento fundamental de la cocina. O deleitarse con la prosa de Álvaro Cunqueiro y José María Castroviejo en su «Teatro venatorio y coquinario gallego». O disfrutar con la recuperación de divertidos libritos como «Vigilia reservada», que escribió en 1913 Manuel María Puga, el célebre «Picadillo», o «Naranjas, el arte de prepararlas y comerlas», recopilación del gran comentarista gastronómico de principios del siglo XX, Dionisio Pérez, «Post-Thebusemm». Pocos libros actuales permanecerán, como estos, en el tiempo.