El club Playboy reabre sus puertas en la era del «Me Too»
Un año después de la muerte de Hugh Hefner, fundador del imperio de revistas para adultos, se estrena en la noche neoyorquina la versión siglo XXI del local
Han pasado tres décadas desde que el Club Playboy echara el cierre en el corazón de Manhattan. Pero ahora reabre sus puertas, casi un año después de la muerte de Hugh Hefner, su fundador. La puesta de largo se celebró la noche del jueves, en el número 512 de la calle 42. En plena era del movimiento «Me Too», resulta una inauguración cuanto menos singular.
Aunque el local guarda resabios de su época dorada, se vislumbra cierta modernización. «Gracias a nuestra experiencia, vamos a establecer un nuevo punto de referencia que sorprenda a los socios y a los invitados más exigentes. Todos ellos van a disfrutar de un nivel de servicio, ambiente y exclusividad sin precedentes», explicó el director creativo del Playboy Club y legendario «maestro de ceremonias» Richie Notar. Diseñado por el famoso estudio-boutique Cenk Fikri, el flamante Club Playboy de Nueva York presenta cuatro ambientes diferentes, que guardan «experiencias únicas y emocionantes» a medida que los huéspedes acceden a su interior. Cócteles, cenas, entretenimientos nocturnos y contenidos multimedia, que responden a una nueva generación de clientes.
La ruta que han trazado los responsables del establecimiento tiene claras referencias al pasado más glorioso del imperio de revistas para adultos que un buen día de 1953 Hugh Hefner levantara, con la salida a la calle del primer número de la publicación. A través de una ornamentada puerta, los clientes acceden a la galería Playboy, pasando ante paredes de las que cuelgan imágenes icónicas nunca antes vistas, para llegar al Playboy Bar. Sirviendo como punto de referencia de la sala, una gran barra ovalada distribuye varios ambientes, salpicados, por una colección de obras de arte y los archivos de la casa, con referencias de hace más de 65 años. La iluminación es tenue y cambiante, y los paneles de madera negra con detalles dorados sirven de telón de fondo para un espacio más privado. Una pared con bordados de oro enmarca la cabina del DJ, rodeada de múltiples mesas de salón amuebladas con cómodos sofás y asientos de terciopelo. Desde allí, los clientes acceden al Playboy Lounge.
Para ser atendido por las célebres «conejitas», que en este siglo XXI visten de Roberto Cavalli, es imprescindible hacerse socio, con una cuota que oscila entre los 5.000 y los 100.00 dólares al año, lo que les facilita una llave dorada que da acceso a uno de los locales más legendarios de la Gran Manzana. Sin embargo, conviene señalar que el original se abrió en Chicago, en 1960, como una suerte de mansión donde satisfacer las fantasías que las revistas de Hefner proporcionaba a sus lectores.
Los socios del club abonan una cuota anual que oscila entre los 5.000 y los 100.000 dólares