LOS MALOS ANDALUCES
EN la Andalucía Imparable no es que haya niños, como existen, que se han visto obligados a pasar prácticamente toda su vida académica estudiando en barracones. Es que ya ni los barracones llegan a tiempo de inaugurarse cuando comienza el curso.
Ocurrirá mañana en Málaga. En uno de sus barrios de expansión la falta de plazas de Secundaria es flagrante. Se está construyendo un nuevo instituto, pero su fin no llega. Para solucionar el problema, la Junta decide enviar a los chavales a aulas prefabricadas dentro de otro centro. Pero, ay, que tampoco están listas para el arranque del curso. Así las cosas, 180 estudiantes van a comenzar el año confinados en las salas de televisión de una residencia, en espera de que se acaben los barracones y se les pueda desplazar a ellos.
Todo esto pasa en una zona en la que hace así como dos décadas, nada más, que se conoce que se poblaría de matrimonios jóvenes que tendrían hijos. Y, fíjese usted qué cosas, que estos irían creciendo.
En fin, un despiste lo tiene cualquiera. Pero viene muy a cuento para poner en solfa la pornográfica propaganda política que ya nos inunda por mor del previsible adelanto electoral. La maquinaria pesada del socialismo viene fuerte. Que el PSOE inicie sus campañas empeñado en destacar sus «logros» —ahora centrados de manera personalísima y cesarista en los salvíficos cinco años de presidencia de Susana Díaz— parece lógico. Pero no lo es tanto que se aprovechen también las cuentas institucionales para dibujar una Andalucía idílica en la que prácticamente se atan los perros con caña de lomo de Covap. Y está pasando.
En estas creaciones, claro, no salen esos chicos de Málaga; ni el niño autista de La Carlota al que mandan a un colegio sin monitor. ¿Serán malos andaluces? ¿También sus padres que denuncian las fallas del sistema? Menudos traidores, echando por tierra nuestro esfuerzo por hacer de esta la mejor región. No se rían, que puede que terminen por acusarles.