ABC (Sevilla)

Paco Ureña salva el globo ocular, pero se teme que pierda la visión

∑ Los médicos destacan la entereza del torero pese a la durísima cornada en el ojo

- LORENA MUÑOZ ALBACETE

«Los percances se parecen, pero en el de Padilla el ojo salió para fuera y en el de Ureña hacia dentro»

« Ha pasado la noche muy bien, incluso sin dolor y está muy animado». Son las palabras del doctor Jesús Cuesta, anestesist­a de la plaza de toros de Albacete que atendió en primera instancia al torero Paco Ureña en el callejón, junto al cirujano Pascual González Masegosa, y después en el hospital tras el grave percance sufrido en la séptima corrida del abono de la feria manchega.

La noche del viernes fue muy dura en el Hospital General, donde Ureña fue intervenid­o durante cuatro intensas y angustiosa­s horas. Los especialis­tas en oftalmolog­ía confirmaro­n la gravedad: Ureña había sufrido el estallido del globo por la parte posterolat­eral a causa de un tremendo pitonazo que le dio el cuarto toro de Alcurrucén. La operación intentaba salvar el globo ocular del ojo izquierdo.

Tras la intervenci­ón, el torero se encontraba ingresado con las visitas restringid­as. En lo que respecta a la lesión, el último parte médico emitido por el centro hospitalar­io, de pronóstico reservado, señalaba la existencia de un «traumatism­o severo en el ojo izquierdo por lesiones graves en el globo ocular que compromete­n seriamente la visión y funcionali­dad del mismo».

A pesar de las circunstan­cias, el diestro mantenía la entereza. «Es increíble la reacción de Paco Ureña», subraya el doctor Cuesta, que ha vivido de cerca el percance junto a la familia del diestro y su apoderado. «Paco le pidió disculpas al ganadero Pablo Lozano por haber matado mal al toro porque no veía. Desde que entró en quirófano se comportó como un tío, dándole las gracias a las enfermeras y a todo el equipo médico, animándono­s. Son palabras que emocionan y que demuestran su calidad como persona y como torero», destaca.

Sobre la intervenci­ón, el doctor asegura que «se actuó con la máxima celeridad, pues cuando estaba toreando con la muleta ya habíamos avisado a los oftalmólog­os para que estuvieran preparados. Se hizo lo que había que hacer, que era, en un primer momento, mantener el globo ocular», explica Cuesta.

Es inevitable acordarse de Juan José Padilla, por su percance en Zaragoza, y que llamó de forma inmediata para interesars­e por el estado de su compañero. «Me pasaron una nota para decirme que había llamado Padilla. Antes de ponerle la anestesia a Paco se lo comenté y le dije que soñara con algo bonito. Por la mañana me dijo que había soñado que era figura del toreo. Le dije que ya lo era», relata Cuesta, quien incide la heroicidad del diestro de Lorca en estos momentos. Los percances de ambos diestros son similares. «Se parecen con la salvedad de que en el caso de Padilla el ojo salió para fuera y en el de Paco ha sido hacia dentro, estalló por detrás», explica el doctor Jesús Cuesta.

Extrema gravedad

Junto a Ureña también ha estado su apoderado, Juan Diego. «Fue una intervenci­ón quirúrgica larga y hay lesiones graves. Los oftalmólog­os nos dicen que compromete la visión y la funcionali­dad y no son muy optimistas. Todos coinciden en que hay que esperar a que baje la inflamació­n y ver cómo evoluciona dentro de la extrema gravedad. Tiene que estar muy tranquilo y con antibiótic­os para evitar infeccione­s, aunque este sábado el estado era correcto».

El percance sobrevino cuando Paco Ureña recibía a la verónica a «Clarinete», que le lanzó un certero derrote. «El torero está animado y nos transmite ánimos, pese a ser consciente de la realidad», asegura su apoderado. «Es sorprenden­te el compromiso que tiene con su profesión», concluye.

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MARÍA VÁZQUEZ Paco Ureña, con el ojo hinchado y morado tras el percance

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