Ayudó a los más desfavorecidos
Logró que el Gobierno construyera a familias humildes viviendas sólidas y dignas
Nació en Venezuela en noviembre de 1923, de padres venezolanos de familia colonial española y fuertes convicciones religiosas. Fue la segunda de nueve hermanos, hoy todos fallecidos menos uno.
En Caracas estudió en el colegio de las monjas de Santa Rosa de Lima, y luego Secretariado Comercial en el prestigioso Colegio Universitario Underwood. Colabora desde joven con su padre en la entonces próspera Venezuela agropecuaria. A caballo supervisó las actividades productivas del campo y ayudó al padre en las comerciales. Destacó por su fortaleza de espíritu y además por su belleza física.
Surgían para ese entonces los primeros grandes campos petroleros, resultado de las concesiones del Gobierno venezolano. Trabajando temporalmente en el campo petrolero de Caripito conoció al joven ingeniero petrolero venezolano, graduado en Texas y con postgrado en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), Federico G. Baptista, de familia andina. Se casaron y vivieron entre Venezuela y Nueva York, donde su marido escaló posiciones ejecutivas en la Creole Petroleum Corporation, la mayor filial de la petrolera Standard Oil Company of New Jersey, hoy ExxonMobil. Sin duda Mercedes fue un activo fundamental en su carrera profesional, y se dedicó a ayudar a los más desfavorecidos en donde estuviera. En Venezuela ayudó a obreros petroleros y sus familias, muchos mayores que ella, enseñándoles a leer y escribir. Durante su estancia en Nueva York, ya madre de dos hijos pequeños, ayudó de manera altruista a los más necesitados, tanto niños como adultos, en los barrios más humildes.
En su querido país natal fue fundadora de la primera Asociación de Residentes de Caracas, trabajando con sus vecinos para preservar el patrimonio cultural y el ornato de la ciudad. Puso hincapié en la preservación de las zonas verdes y parques, por lo que fue reconocida en muchas ocasiones, entre otras, con la distinción «Ardilla de Oro». Frente al fenómeno de las viviendas ilegales y precarias en los parques y zonas verdes, logró que el Gobierno, con contribuciones privadas que ayudó a procurar, les construyera a familias humildes viviendas sólidas y dignas.
Años después, y por la inseguridad de su país, vino a residir en Madrid con su hija Mercedes y su yerno español Santiago Ybarra Churruca, actual presidente de honor de Vocento. Llevó aquí una vida acorde a su edad, inquietud cultural y fe religiosa. Se granjeó con elegancia y discreción muchas amistades en su nuevo país, donde ha muerto con 94 años.
Se celebrará un funeral el miércoles 19 de septiembre, a las 19:00 horas, en la iglesia de San Fermín de los Navarros, en el paseo de Eduardo Dato 10 de Madrid.