ABC (Sevilla)

La Vuelta de Yates anuncia el futuro de Enric Mas

∑ El británico sella su triunfo en la Gallina, donde el mallorquín gana la etapa y el podio

- J. GÓMEZ PEÑA ANDORRA

Desde hace días, Enric Mas repasaba un vídeo, el de la victoria de Alejandro Valverde en el alto de la Gallina en la Vuelta 2012. Aquella tarde, el ciclista mallorquín tenía 17 años. Ahora que tiene 23, Valverde se hundió en la Gallina y perdió la segunda plaza del podio. La ocupó Mas, el relevo del ciclismo español, que además ganó la etapa como le había enseñado el viejo murciano en aquel vídeo. Mas planificó su triunfo. Eso le define. Autoconfia­nza. Ambición. Tan pronto, acompañará en el podio final de Madrid a Simon Yates, vencedor final, y a «Supermán» López, tercero.

A Mas le gusta bucear en el mar esmeralda de Artá, en su esquina de Mallorca. Dice que aguanta casi tres minutos sin respirar. Tiene pulmones con un enorme fondo. En la subida al alto de la Gallina, el último de los seis puertos de la etapa decisiva, Mas dejó sin respiració­n a la Vuelta.

Durante 20 minutos, los que dura la agonía de esta montaña andorrana, pasó de todo. Mas y «Supermán» López se arrojaron al agua en busca del podio y de la etapa. Como en el buceo, se trataba de aguantar sumergido más que el otro. El mallorquín se ciñó me- jor a la curva final, cobró la posición perfecta y tuvo más aire. Se quedó con la etapa, con la segunda plaza en la general y, sobre todo, con un océano de expectativ­as para el futuro. Contador le señaló hace un año como su sucesor. Mas ya ejerce. En esta Vuelta solo quedará por delante el británico Simon Yates, un chico salvaje que ha sabido domesticar su nervio.

Lo tuvo todo

En la etapa más breve y montañosa, el líder británico lo tuvo todo. Valor para salir en el penúltimo puerto, la Comella, en busca de Mas y López. Temple para no quemarse a rueda de sus dos jóvenes rivales y saber economizar sus fuerzas. Y tuvo, además, a su gemelo Adam al lado. Esta Vuelta queda en la familia Yates. Gran Bretaña manda en el universo ciclista. La temporada 2018 es la del primer Giro de Froome, el primer Tour de Thomas y la primera Vuelta de Yates, que manejó a su antojo la última etapa de montaña.

Nadie se camuflaba en la salida, en el centro comercial de Andorra. Todos sudaban en el rodillo. O se miraban de reojo venga a dar vueltas por los alrededore­s. Dorsales en silencio entre el bullicio del público. Casi a la hora de comer tocaba empezar a correr. Apenas 97 kilómetros, pero densos, con seis puertos, incluido el final en el alto de la Gallina. Nervios. Electricid­ad en la piel. Codos para hacerse hueco en la parrilla. Algunos ni llevaban botellín. No querían peso para ir más ligeros en la primera subida.

Simon Yates defendía su liderato. Su Vuelta. El británico se protegió bajo el escudo del Mitchelton. Le iba a hacer falta. De inmediato le llovieron los ataques. El Movistar de Valverde lanzó a Oliveira. El Astana de López, a Omar Fraile y Cataldo. Y en esa fuga iban cazadores de etapa como Nibali, Woods, Kwiatkowsk­i... Y los dos que se pelean por la montaña, Mollema y su verdugo, insistente De Gendt, merecido mejor escalador de la carrera.

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AFP Enric Mas ganó en Andorra por delante del colombiano «Supermán» López

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