UN SEVILLA MUY PREOCUPANTE
Decepcionante imagen del equipo de Machín, que nunca dio la sensación de poder llevarse la victoria ante un Getafe bien plantado (0-2)
Hace ya un tiempo que las alarmas empezaban a encenderse por Nervión. El equipo ha ido dejando muestras de que le quedan muchas cosas por mejorar y el duelo de anoche ante el Getafe fue una bofetada de realidad para, incluso, aquellos que prefirieran ver la versión más optimista del equipo de Pablo Machín. En estas mismas páginas, hace unos días, se hacía un balance de los puntos a corregir del Sevilla en próximos envites, y el planteamiento de José Bordalás terminó de apuntalarlos para enfado de la parroquia sevillista, que vio como el Getafe superaba con bastante suficiencia a su equipo. Un gol tempranero dibujó el negativo y el desarrollo del duelo fue poniéndole la rúbrica con la firma final. Con una presión alta de los madrileños al deficiente centro del campo sevillista, una defensa muy por debajo del nivel y una falta de ideas en los últimos metros, el equipo nervionense fue culminando una actuación que ha terminado de preocupar al sevillista. Aún es pronto, pero lo cierto es que los envites ante equipos de cierta enjundia han ido mostrando que este Sevilla no tiene un plan interiorizado, que no tiene mimbres para llevarlo a cabo, o un poco de ambas cosas. Tiene trabajo por delante Pablo Machín si no quiere ver como la temporada empieza a parecerse a la pasada, que empezó irregular, y acabó con tres entrenadores.
El técnico del Sevilla introdujo algunas novedades en el once, y ninguna de ellas le salió bien. Gnagnon, Aleix Vidal y Nolito cuajaron actuaciones deficientes y a eso se le añadió el plan de partido que el Getafe de Bordalás echó por tierra en media hora. De hecho, ni tres minutos le duró el empate a los sevillistas. Jorge Molina (partidazo el suyo jugando de espaldas y entre líneas) cogía un balón ante los tres centrales de la zaga del Sevilla para aprovechar la falta de tensión de los mismos y ceder un pase magnífico a la incorporación de un Ángel que batió a Vaclik con un disparo cruzado. Apenas había estrenado el coche y ya le habían hecho un rozón en la chapa. El Getafe de Bordalás es un equipo con una seña de identidad clarísima: ser aguerridos, contundentes, cerrar muy bien todos los espacios y salir rápido en transición defensa-ataque para sorprender al rival. Sabedor de que el doble pivote Roque Mesa-Banega está teniendo serias dificultades, asfixió a ambos y sus pérdidas dinamitaron el partido. Jorge Molina estuvo a punto de hacer el 0-2 en una de esas pérdidas, tras pase de Ángel, pero el disparo picado del ex del Betis se marchó fuera. Nada más finalizar esta oportunidad, nueva pérdida, otra vez peligro. La grada se las veía venir y empezaban los pitos.
El Sevilla apareció con peligro por primera vez en un balón largo que Sarabia controló para deshacerse en el mismo de dos defensores azulones, pero su disparo se marchó fuera. Djené, hoy muy bien en su función de mediocentro para anular el juego sevillista, vio la amarilla por una dura entrada a Roque Mesa que era, como mínimo ‘naranja’. El Sevilla era incapaz de salir con claridad, de elaborar juego, y el Getafe seguía apretando para forzar el error rival. Y lo logró. Un robo en zona de tres cuartos del equipo madrileño acaba en Portillo en la frontal, cuyo intento de pase al hueco desvía Sergi Gómez para conventirlo en una asistencia perfecta para un Ángel que solo tuvo que empujarla al fondo de la red. Para colmo de males, Nolito fallaba una clara ocasión que hubiera metido en el parti-
Asfixiados Djené apareció como novedad en el mediocentro del Getafe para ahogar la salida de balón de Banega y Roque Mesa, que sufrieron
do al Sevilla antes de que el árbitro señalara el túnel de vestuarios, y Portillo perdonaba el 0-3 en un disparo que le detuvo Vaclik a bocajarro.
Necesitaba un milagro y un cambio radical de plan el conjunto de Pablo Machín para tener alguna opción en el partido. Roque Mesa y Nolito se quedaban fuera para dar entrada a Ben Yedder y Mudo Vázquez. El franco tunecino pronto demostró que debiera tener más opciones, ya que el poco peligro que generó el Sevilla en la segunda mitad lo tuvo a él como protagonista. En el minuto 52 llegó la jugada más controvertida en materia arbitral. Ben Yedder cogía la espalda de la defensa del Getafe y se plantaba ante David Soria, al que batía con su disparo. El árbitro anulaba el tanto por fuera de juego y la revisión de la acción por el VAR le daba la razón a pesar de que la imagen de la televisión ofrecía muchas dudas.
Bordalás decidía entonces que su equipo no iba a jugar ni dejar jugar más. Quitaba a su hombre más peligroso, Ángel, para dar entrada a un centrocampista. Ya no volvió a ocurrir nada de relevancia en el encuentro. Pérdidas de tiempo, un penalti sobre Ben Yedder que no se señaló por fuera de juego previo bien pitado y una sensación de que podía estar el Sevilla jugando 180 minutos (llegó el reloj hasta el 99) que no iba a pasar nada nuevo. Mucho que mejorar por parte de Pablo Machín en los suyos.