El verdadero fascismo
No pasaba de ser licenciado en Derecho, pero sus lecciones aún perduran. Doctores tiene el Gobierno para tomar nota y fusilar sus citas. Solo unos meses antes de la caída de Lehman Brothers, a José Luis Rodríguez Zapatero poco le importaba la solvencia financiera de las cajas de ahorro o las señales que anunciaban el inminente estallido de la burbuja hipotecaria. «Nos conviene que haya tensión», reconoció el licenciado Zapatero a micrófono cerrado, abierto de par en par para desvelar en febrero de 2008 su genuino plan de desgobierno. Diez años después, sus alumnos releen su tesina. «Volvamos a encender este país», pide Torra. «Os vais a enterar», farfulla Sánchez, con un 13 por ciento de rabia plagiada –memoria histórica en el argot socialista– y un 87 restante de investigación propia.
Los dos hablan de fascismo con soltura y holgura. Se entienden bien, normalizados como están. Unos andan a vueltas con los huesos del Valle de los Caídos y los otros despliegan a los CDR y los Mossos d’Esquadra, guerrilla urbana y policía bajo un mismo mando y con idéntico fin: protegerse de los ultras. «Las derechas», en palabras de la vicepresidenta Calvo.
Mientras Ximo Puig alertaba en Valencia de la amenaza democrática que representa el fascismo europeo –aquí proyectada en largo metraje y por alusiones en los multicines de Cuelgamuros, sesión continua–, en Barcelona los Mossos impidieron, también ayer, que una manifestación constitucionalista completara el recorrido de su marcha, saboteada por unos CDR que tomaron al asalto y a sus anchas la tribuna de oradores. No pasarán. Ahí se quedaron. El socialismo clama contra la ultraderecha europea, el todo por la parte, y se tapa los ojos ante lo que sucede en Cataluña. «Se debe crear un cordón sanitario contra el fascismo, que se vea que son pocos. Estaremos aquí hasta que veamos que no vienen», dijo una diputada de JpC que participó en la demostración de fuerza y autoridad de los CDR que agita Torra y tolera Sánchez. Para la diputada, el acto organizado ayer por «Hablamos español» fue una «provocación».
Allí no hay Estado. «Estaremos aquí hasta que veamos que no vienen». Otra frase para la semana fantástica del Gobierno del doctor Sánchez. Las derechas, otra vez. El fascismo, siempre. Se autoplagian y se entienden en las Cortes. Les conviene que haya tensión, pero han puesto el listón muy bajo. Nos vamos a enterar.