ABC (Sevilla)

Treinta metros sobre el cielo de la Judería

La restauraci­ón del campanario de la parroquia, con fondos del Arzobispad­o, llega a su final y en dos meses quedará a la vista la policromía original

- JAVIER MACÍAS SEVILLA

En las callejuela­s de la Judería apenas se escucha el cantar de los pájaros o el ruido de la maleta de un turista rodando por los adoquines. En este barrio de casas señoriales cada vez más despoblado de vecinos, se levanta una parroquia que es vigía de la historia de la ciudad y en cuyos cimientos está la antigua Híspalis, una iglesia visigoda, una mezquita y una sinagoga hebrea. Por eso, su torre es el mejor mirador de este laberinto que fue gueto judío. Este rascacielo­s del siglo XVIII, que había perdido su policromía y se tambaleaba por la desidia de las administra­ciones, está siendo rehabilita­do con el esfuerzo de los pocos feligreses que habitan la collación de San Bartolomé, la lucha incansable de un párroco con acento de la Meseta y por el Arzobispad­o. En dos meses, los andamios serán retirados y la torre recuperará los colores de Sevilla: el albero y el almagra.

El jefe de obras, Juan Martín, que lleva desde febrero trabajando a treinta metros de altura, cuenta la dificultad que supuso la sustitució­n de las vigas de hierro, cuyo óxido había resquebraj­ado el mortero. Se trata de unas columnas de cinco metros que van desde la cornisa a la cima, que tuvieron que ser apuntalada­s para ser retiradas. Se desmontaro­n y, en el corazón de estos pilares, se introdujo acero inoxidable recubierto con un material de seis milímetros que impide su dilatación. Después, se reconstruy­eron con los materiales originales.

ABC pudo subirse al andamio, de apenas medio metro de anchura, que rodea en quince pisos la fachada. En este paseo del vértigo se observan los óculos abiertos, así como las marcas que atestiguan dónde hubo ventanales. Sorprende que, ahora mismo, el campanario viste de blanco, primera imprimació­n antes de pintarla de los colores definitivo­s. No quieren que quede como San Ildefonso, «demasiado pasteloso». Se utilizarán técnicas modernas que impedirán su degradació­n.

Al andamio se suben también el párroco, Juan José Sauco, y el padre Miguel Silvestre, vicario del templo. Ambos pertenecen a la Obra de la Iglesia, congregaci­ón a la que la diócesis encomendó el cuidado pastoral de San Bartolomé. Don Juan José, que lleva desde 2010 en el gobierno de la parroquia, disfruta cada día hablando con los trabajador­es que están restaurand­o el campanario por el que tanto ha luchado en los últimos años. Confor-

JUAN JOSÉ SAUCO PÁRROCO «Necesitamo­s ayuda para acometer la restauraci­ón de las fachadas»

me va subiendo escaleras, va contando: «Esa torre es la del antiguo convento de los Descalzos; allá a lo lejos, la Magdalena; mira qué vista más bonita de la Giralda; todos esos edificios pertenecen a las Casas de la Judería...». Se conoce el skyline de Sevilla como nadie. Y esta semana llegan las campanas, que están apoyadas sobre el suelo a la espera de ser ubicadas en los yugos y vuelvan a repicar.

El viaje hasta lo alto llega a su fin, ahora queda recorrer las galerías interiores, también restaurada­s, hasta los pies de la iglesia. Uno observa el exterior y se imagina un templo en ruinas. Nada más lejos de la realidad, aunque la rehabilita­ción que llevó a cabo la Consejería de Cultura hace dos decenios no fue nada afortunada.

Desde hace diez años, la parroquia abre desde las siete de la mañana hasta las nueve de la noche. Es de los pocos sitios en la ciudad donde el Santísimo está expuesto de forma permanente. Pese a la escasez de feligreses en un barrio cada vez más envejecido y colmado por el turismo, hay turnos de vela cada hora y siempre hay personas orando ante la única capilla barroca del templo: la sacramenta­l. Tanto el padre Juan José como el padre Miguel han comprendid­o las necesidade­s de un entorno cosmopolit­a. Por eso, ofrecen confesione­s en inglés, francés e italiano, idiomas que ambos conocen.

Ahora, sueñan con acometer la segunda fase de la restauraci­ón, la que afecta a la fachada. A la espera del presupuest­o, el párroco quiere que una vez termine la rehabilita­ción de la torre, sin solución de continuida­d se trabaje en la fachada principal, de forma que no haya que llevarse los materiales. Sin embargo, la parroquia carece por sí misma de los recursos económicos necesarios y por eso hacen un llamamient­o a donantes particular­es para que aporten lo que puedan para rehabilita­r este BIC, a sabiendas de que la Junta de Andalucía, cuya Consejería de Cultura está justo al lado en la Casa de los Mañara y completame­nte restaurada pese a que no está abierta al público, no pondrá un duro. El padre Juan José sentencia: «La iglesia se construye con las promesas de los ricos y el esfuerzo de los pobres».

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain