ABC (Sevilla)

ATEOS EN CUCLILLAS

Este artículo va por la forma en la que Teresa Rodríguez ha defendido a Willy Toledo, removiendo su mensaje a sabiendas de que puede herir

- POR JUAN JOSÉ BORRERO

LA portavoz parlamenta­ria de Podemos Teresa Rodríguez ha chapoteado con gusto en la letrina de las redes sociales con un aporte calculado, no tanto de su cerebro como de su intestino, para apoyar al cómico Willy Toledo, a quien el juez ha hecho comparecer para declarar por una presunta vejación de los sentimient­os religiosos.

Toledo, a falta de papeles más serios, se ha apuntado a caganer fijo discontinu­o para armar el belén cada vez que se le antoja a cuenta de ciscarse en todo lo que no le merece respeto, sin reparar en la altura desde la que le puede caer su propia ocurrencia. Ha visto que eso le renta, le hace personaje y, atento al gusto de las moscas, ha reparado en que hay toda una legión que disfruta con el olor de sus descargas. Teresa Rodríguez se ha incorporad­o al grupo.

Toledo me merece la atención que dispensába­mos de niños en los recreos a los pesados de turno. Bastaba con taparse los oídos y gritar: «¡que no te escucho, cartucho!». El pesado se aburría y se iba con su tufo a otra parte. Por eso este artículo no va sobre Toledo y su incontinen­cia como provocador. Asco aparte, como creyente y desde las antípodas de su actividad neuronal dedicada a enviar mensajes revolucion­arios a su aparato digestivo, no creo que su devoción por la defecación deba ser motivo para que se le persiga judicialme­nte (otra cosa es desairar a la Justicia). Una asociación de abogados cristianos cree que sí. Ellos sabrán. Esperemos que sepan más de leyes que de propaganda.

Este artículo va por la forma en la que Teresa Rodríguez ha defendido a Toledo, removiendo su mensaje a sabiendas de que puede herir a mucha gente. Quien se propone como representa­nte del pueblo debe ser consciente de la diversidad del pueblo al que se dirige y pretende dirigir. Afortunada­mente, Andalucía es diversa, tolerante y culta. La diputada, en el lícito ejercicio de defender a Toledo, ha limitado su propia capacidad de tolerancia para hacerse cómplice de una afrenta a los sentimient­os del todo innecesari­a. El alcalde Kichi supo rectificar después de retuitear el mensaje de su compañera. Bastó con que una parte de Cádiz le preguntara de inmediato cómo va a representa­rla si no es capaz de respetar a su propia madre, devota del Nazareno. Sirva la reflexión para toda falta de respeto desde cualquier trinchera: Si te agachas para pensar con el culo, acercas tu cerebro a un palmo de la cagada.

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