Apagón y pocas certezas en la Davis
Las lesiones, un menor nivel y la dependencia de Nadal, claves del chasco español en Lille
Acabada la Copa Davis para España, comienzan los análisis. Sobre lo que pasó este fin de semana en Lille y sobre lo que viene, aunque todo es parte de lo mismo. Francia dominó con claridad al conjunto de Sergi Bruguera y en el equipo se justifica con mala suerte, el mayor nivel de los locales, superiores en todas las facetas del juego, mental, deportivo, de unión, y la resignación de que, a pesar de haber entregado todo, no se pudo hacer nada. «Estábamos muy ilusionados, pero es lo que hay. Se han dado una serie de circunstancias negativas y nos tenemos que quedar con lo bueno de haber jugado una semifinal después de tantos años. Así es como yo lo veo», aceptaba Miguel Díaz, presidente de la Federación Española de Tenis.
A esta eliminatoria había que llegar con los pesos pesados. Y sólo dos victorias ayer en los partidos sin trascendencia salvaron la honra en el estadio Pierre Mauroy, encantado con los suyos porque vuelven a una final, y será la decimonovena, con el objetivo de revalidar el título. Meta a la que aspiraba España en este curso en el que por fin se llegaba tan lejos. Habían sido seis años sin alcanzar una semifinal, símbolo de los tiempos que atraviesa el tenis español porque solo aguanta Nadal y Nadal no siempre está. En Lille, su ausencia martilleó la moral del equipo.
A la baja del balear se sumó la recaída de Pablo Carreño en su lesión en el abductor que lo hizo abandonar el US Open. «Llevaba semana y media entrenándose muy bien, valoradísimo por los médicos», comentó Bruguera, pero el riesgo estaba ahí. Como la designación de Roberto Bautista, batallador hasta el extremo, pero con una campaña irregular con pocos partidos.
La esperanza del dobles se acabó en 18 minutos del 6-0 inicial, con un absoluto desconcierto entre una pareja, Feliciano López y Marcel Granollers, que se estrenaba en la Davis y que llevaba desde marzo de 2012 sin jugar junta.
Además de con dolorosas derrotas y pesar por la oportunidad perdida, de Lille también se sale con pocas certezas de que esta situación pueda reconducirse ahora que se inicia una nueva etapa en la competición por equipos.
La evidencia es que sin Nadal se puede ganar, pero menos, y se multiplica
la pregunta de qué pasará después del balear. «A todos nos preocupa el futuro. Creo que tendremos dos o tres años más de Rafa y tendremos oportunidades de ganar alguna otra Davis con esta generación. Parece que se acaba un ciclo, pero luego siempre ha salido algún jugador español que no se preveía», augura Díaz.
«Nos hemos acostumbrado a los grandes éxitos de Nadal, y no tendremos una generación como la que hemos tenido hasta ahora, pero jóvenes con talento tenemos, y tendrán que dar el paso. Será complicado que sean número 1, 3 o 5, pero sí 30 ó 40 del mundo y con ello tendremos que lidiar», admitió Díaz.