Ultras secesionistas boicotean una marcha en Barcelona por la libertad lingüística
Los Mossos no dejaron acabar la manifestación para evitar enfrentamientos
Bajo el lema «Contra la imposición lingüística y el adoctrinamiento: Libertad», unas dos mil personas se manifestaron ayer por el centro de Barcelona convocadas por la entidad Hablamos Español, que tiene como objetivo que el Congreso regule el uso lingüístico de las escuelas del país para que en las comunidades con más de una lengua oficial se permita la libertad de elección por parte de los padres.
La marcha, pese a contar con los correspondientes permisos administrativos del Ayuntamiento de Barcelona, no pudo concluir en la plaza San Jaime –donde estaba previsto– ya que grupos radicales de independentistas –unas 1.500 personas, convocadas por los autodenominados Comités de Defensa de la República– boicotearon el normal desarrollo de la misma. Una tensa situación, vivida en la plaza dedicada a Ramón Bereguer III que desde su caballo pudo ver que la cosa no pasó de los insultos gracias a la intervención de los Mossos d’Esquadra, que pararon a los manifestantes a su altura cuando estos ya divisaban a los radicales. Estos habían salido a su encuentro desde la plaza San Jaime, acordonados a su vez por otros agentes de la policía autonómica, y que les recibieron al grito de: «Pim, pam, pum que no quede ni uno» y «Fuera, fascistas de nuestras ciudades».
Antes de partir desde la plaza Universidad, los responsables de la marcha se vieron obligados a cambiar el final del acto y desmontaron el modesto escenario instalado en San Jaime para dejarlo listo a los pies de la estatua ecuestre del que fuera Conde de Barcelona en el siglo XII. El motivo fue que los grupos secesionistas les habían contraprogramado y a las 12.00 horas ya llenaban la plaza San Jaime.
Inexplicablemente para la entidad Hablamos Español, los Mossos d’Esquadra no hicieron nada para que la manifestación pudiera desarrollarse según lo previsto. Gloria Lago, presidenta de la asociación, lamentó la no actuación policial, que con su omisión «han impedido el derecho a la manifestación» permitiendo que se boicoteara pese a contar con todos los permisos en regla. Lago criticó que no se desalojara la plaza la misma noche del sábado al domingo, cuando aumentó la acampada –instalada desde la Diada, sin permiso administrativo y que cuenta con el apoyo de Quim Torra, presidente de la Generalitat– cuyo objetivo tenía, únicamente, impedir una marcha pacífica. A los ultras les respaldó Junts per Catalunya, partido del Parlamento catalán, con la presencia de dos de sus diputados: Aurora Madaula y Francesc de Dalmases. Además, uno de los portavoces de los contramanifestantes, que atendió a la prensa, fue Frederic Bentanachs, fundador y militante del grupo terrorista Terra Lliure y que pasó cuatro años en prisión tras ser entrenado por ETA.
Objetivo: 500.000 firmas
Pese a la lluvia, que empezó a caer solo unos minutos antes de darse por iniciada la marcha, que dio paso a un calor sofocante al llegar a la plaza Ramón Berenguer III, y al boicot independentista, los convocantes cumplieron con su objetivo ya que pusieron de relieve el descontento por la aplicación de un sistema lingüístico en la escuela y la administración pública que consideran injusto. No solo en Cataluña, sino en todas las regiones con más de una lengua oficial.
Hablamos Español defiende que es imprescindible «la elección de lengua vehicular en la enseñanza», «el bilingüismo en la administración» y «no primar el uso de una lengua oficial a la competencia profesional». Apuesta, además, por «la apertura de la cultura a los creadores en ambas lenguas, y que los topónimos prohibidos en español vuelvan a a ser oficiales».
Para esto, están recogiendo 500.000 firmas certificadas por toda España que son necesarias para que la Inicia- tiva Legislativa Popular (ILP), ya admitida por la Mesa del Congreso, se debata en el pleno de la Cámara Baja y, si es aprobada, se convierta en ley. En este contexto, la manifestación de ayer en Barcelona fue una más de las que están programando por otras ciudades de España y sirvió a los organizadores para recabar firmas.