LA CANSINA VUELTA AL COLE

Dentro de la UE no hay margen de actuación. Las diferencias entre un gobierno de un color y de otro en lo económico son de matiz y no condicionan el desenlace

En lo que a los mercados se refiere, la vuelta al cole está siendo un peñazo. Vuelve la burra al trigo con los mismos miedos que han atenazado al personal los últimos años. Es un «déjà vu» ramplón, una secuela forzada. Resulta agotador y en cierta medida frustrante volver a desmontar mitos que creíamos ya enterrados con protagonistas de bajo presupuesto que no llegan ni a la punta de los zapatos a los originales.

Italia no es Grecia y no se va a llevar el euro por delante. Los populismos son una realidad, pero dentro del euro está más que comprobado que no existen atajos. Los griegos fueron la mejor vacuna y nos debería haber servido para que cogiéramos algo de distancia. Aunque no haya sido así, el desenlace no va a ser distinto: el euro no está en riesgo.

La política en España se vuelve a colar entre los miedos de los inversores. Y es lógico –más según con que emisora de radio te afeites–, pero hay que sacar la cabeza de la centrifugadora del día a día para tomar decisiones de inversión. Los titulares que puedan dar los protagonistas del día nos pueden más o menos indignar, pero no pueden hacernos perder la perspectiva. Y hay que tenerlos claro: dentro de Europa no hay margen de actuación. Las diferencias que pueda haber entre un gobierno de un color y de otro en lo económico son de matiz y no condicionan el desenlace. Hay que tomarse las declaraciones de intenciones como lo que son: eslóganes de una campaña electoral que se antoja demasiado larga.

Resulta difícil saber cuándo los fundamentales van a recobrar el protagonismo perdido. Sin embargo, se volverán a imponer. Entretanto, los que siguen haciendo su agosto son los sospechosos habituales –los fondos oportunistas– acostumbrados a pescar en río revuelto. En este contexto, no resulta razonable que las aguas sigan tan agitadas. Pero no tengan duda: se calmarán.