Lehman Brothers: los mercados aprueban a los bancos centrales
Los diez años de la caída de Lehman Brothers han provocado un aluvión de reacciones. El tono general de algunos comentarios que hemos podido leer en los últimos días es parecido: no hemos aprendido nada. Subyace un cierto derrotismo que desde luego no comparto, fundamentalmente porque lo miremos como lo miremos estamos mucho mejor de lo que podíamos imaginar en aquellos momentos. No hay duda. Otra cosa es que dejar caer a Lehman Brothers fuera una buena decisión. El remedio fue sin duda peor que la enfermedad.
A partir de ahí, también creo que es pronto para sacar demasiadas conclusiones, sobre todo en lo que se refiere a los efectos de la segunda ronda de las medidas que nos han permitido levantar la cabeza. Ahora bien, esto no nos debería reconocer los méritos de lo conseguido.
Si nos atenemos a lo que dice el mercado, podemos llegar a alguna conclusión. Desde ese fin de semana fatídico en el que se decide dejar caer al banco americano, las bolsas americanas lo han hecho muy bien. Todos sus índices se han revalorizado y, en el caso concreto de los tecnológicos, las subidas de algunos títulos han sido casi obscenas. Los bonos también han tenido muy buen comportamiento en todas sus categorías –desde bonos de gobierno a bonos basura– gracias a las caídas de rentabilidad que han supuesto las intervenciones de los bancos centrales. El oro, que en un primer momento tuvo una reacción positiva como activo refugio, ha terminado cayendo en este periodo. Las bolsas europeas presentan un comportamiento plano en estos años, aunque cabría distinguir por sectores, los bancos son la razón principal del diferencial respecto a las bolsas americanas.
Así las cosas, los mercados han aprobado con nota la actuación de la Reserva Federal con Ben Bernanke, el gran muñidor de la salida de la crisis, a la cabeza. En Europa la nota ha sido otra. Y lo que tenga que sonar sonará.