ABC (Sevilla)

VICTORIA CORONADA

Numeroso público en el regreso triunfal de la Dolorosa del barrio de Los Remedios tras el acto eucarístic­o en la Catedral de Sevilla

- JAVIER COMAS

La Virgen de la Victoria de la hermandad de Las Cigarreras ya está coronada. Pasado el mediodía, el arzobispo Juan José Asenjo Pelegrina impuso la presea a la devoción del barrio de Los Remedios, convirtién­dose así en la decimonove­na dolorosa en recibir esta distinción en la ciudad. Fue un momento que será recordado en la historia de la corporació­n del Jueves Santo, cuando el prelado subió las escaleras del altar instalado y el aliento de los hermanos se contuvo, rompiendo en un aplauso atronador.

Esta es la descripció­n literal de lo vivido, la sentimenta­l corría a cuenta de cada uno de los hermanos y fieles que allí estuvieron. Entre los llantos de Joaquín, su devoto más entregado y el que más la ha mimado en décadas; la cara de satisfacci­ón de su hermano mayor, Claudio Espejo, por el trabajo realizado, o la alegría de Miguel, su acólito más inseparabl­e.

Por allí pasaron todos los que han sido hermanos en más de cuatro siglos y medio de historia, los que le rezaron en la iglesia de Los Terceros, los que vivieron el traslado a su actual hogar en el barrio e los Remedios o las mujeres más inseparabl­es de la Virgen, que desde décadas han mimado a su devoción más verdadera: sus cigarreras de la Fábrica de Tabacos.

A las 10.30 horas se abrieron las puertas de la Catedral para el acceso del público con invitación. Una hora después comenzó la misa estacional con la imagen como centro, resplandec­iendo como un sol ante el monumento de plata de Laureano de Pina y presidiend­o un acto con un altar preparado para la ocasión y no sobre su paso de palio, como se viene haciendo desde las tres últimas coronacion­es. Para ello, portó el manto bordado por Jesús Rosado en 2015, influencia­do en las piezas patrimonia­les más caracterís­ticas de esta cofradía.

La corona, enriquecid­a por el joyero cordobés Miguel Ángel Cerezo, relucía esplendoro­sa, abriendo el cortejo de entrada. Esta joya, de Seco Velasco, era portada sobre las andas de la hermandad del Cerro del Águila por cuatro niñas del centro Belén, anejo al Hogar de Nazaret, en el que son acogidas mujeres embarazada­s abandonada­s con riesgo de deshacerse de sus hijos; eje principal de la obra social de esta coronación.

Vocación evangeliza­dora

«Pongamos a María en el corazón». Con esa rotunda frase, el arzobispo centró gran parte del concepto de su homilía previa a la coronación. Un tratado dividido en nueve puntos por los que recorrió el sentido de una celebració­n de la que ha sido participe destacado, como así dejó claro en su texto: «Cuando hace dos años recibía en el Arzobispad­o al hermano mayor que me solicitaba la coronación, le pedí que el acontecimi­ento tuviera una coloración eminenteme­nte espiritual y evangeliza­dora y que no se buscaran otras finalidade­s que no fueran la renovación profunda de la vida cristiana de los cofrades y el incremento de su amor a la Virgen». Quedó patente que el prelado siempre ha tenido gran devoción por esta imagen y así lo demostró al rezarle tras coronarla.

La música también merece un destacado en esta crónica. La veintena de concelebra­ntes y el propio Asenjo felicitaro­n la intervenci­ón de la Coral Polifónica de Jesús Despojado, junto con la de Ángel de Urcelay y el grupo de cámara Santa Cecilia, que interpreta­ron piezas de Haendel, Mozart o Caccini con el imponente órgano catedralic­io, que aún añora al padre Ayarra. Una celebració­n con tintes solemnes en paralelo al estilo de una hermandad clásica como las Cigarreras y que ha tenido como madrina de la coronación a la Reina Doña Sofía, que no acudió al acto.

La misa concluyó poco antes de las dos horas de celebració­n con la lectura de la carta del Nuncio Apostólico España por parte del delegado de hermandade­s, Marcelino Manzano, y al finalizar, el arzobispo salió al quite pidiendo un aplauso, «ya que es lo que se suele hacer en estos casos», recalcó el prelado.

Así terminaba este camino de casi dos años de emociones en la antigua Fábrica de Tabacos. La Virgen de la Victoria, uno de los iconos fundamenta­les de la Semana Santa de Sevilla, ya forma parte del grupo de diecinueve dolorosas coronadas de la ciudad al que en 2019 se unirá la Virgen de los Ángeles de los Negritos.

La corona, enriquecid­a por el joyero cordobés Miguel Ángel Cerezo, relucía esplendoro­sa La Coral Polifónica de Jesús Despojado recibió múltiples felicitaci­ones por su interpreta­ción

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El arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, reza ante la Virgen de la Victoria poco después de imponerle la corona
 ??  ?? Arriba, máxima afluencia durante el regreso de la Virgen hacia su barrio de Los Remedios. Abajo, las niñas del Hogar de Belén portaron la corona de la Dolorosa y las autoridade­s saludan a la Señora de Los Remedios
Arriba, máxima afluencia durante el regreso de la Virgen hacia su barrio de Los Remedios. Abajo, las niñas del Hogar de Belén portaron la corona de la Dolorosa y las autoridade­s saludan a la Señora de Los Remedios
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JUAN FLORES
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RAÚL DOBLADO

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