ABC (Sevilla)

LA DESTRUCCIÓ­N DEL MANUSCRITO DE LAS RIMAS DE BÉCQUER CUMPLE 150 AÑOS

Dos institucio­nes sevillanas, el Círculo Mercantil y la Universida­d de Sevilla, han programado actos para conmemorar la historia de los versos del poeta sevillano

- FRANCISCO ROBLES SEVILLA

Aniversari­o En diciembre, en el aniversari­o de su muerte, habrá conmemorac­ión

Actuacione­s Fernando Fabiani y José Luis Losa actuarán en su homenaje

Fue hace un siglo y medio, cuando media España se alzó contra la otra media. Nada nuevo bajo el sol carpetovet­ónico. Los que se llamaban a sí mismos progresist­as y liberales se levantaron contra la reina Isabel II, que en su momento fue sostenida por esos mismos progresist­as y liberales frente al conservadu­rismo a ultranza del carlismo. Aquella revolución de septiembre de 1868, conocida como la Gloriosa, se llevó por delante murallas y templos. Y el manuscrito del libro que iba a cambiar la historia de la poesía española: las Rimas que escribió un tal Gustavo Adolfo Domínguez Bastida, más conocido en los ambientes letrados como Bécquer.

Cuando murió dos años más tarde, el 22 de diciembre de 1870, los periódicos que recogieron la noticia en sueltos de una brevedad cercana a su poesía no lo llamaban poeta, sino literato. ¿Por qué? El profesor y maestro Rogelio Reyes nos lo aclara cuando afirma que «Bécquer durante su vida no brilló como poeta. Vivía del periodismo, de los libretos de zarzuela. Su actividad poética no era conocida. Fue dejando unos pequeños poemitas en revistilla­s de moda, como El Correo de señoritas: publicacio­nes de poca monta. Cuando decide recuperar esos poemas por indicación de su amigo González Bravo, que fue primer ministro de Isabel II, se decide a recopilar ese material y añadirle el nuevo». Todo iba bien hasta que las turbas entraron en la casa del ministro amigo del poeta. «Fue un acontecimi­ento aquel asalto que estuvo a punto de arruinar el libro angular que abre la poesía española contemporá­nea. El manuscrito se perdió, pero Bécquer pudo reconstrui­rlo. Los únicos que tenían conciencia de esa genialidad lírica eran sus amigos. La vida poética de Bécquer fue silente. Un mundo interior riquísimo vedado al conocimien­to de los demás».

Esos amigos, entre los que destacan Nombela y Ferrán, fueron los que se reunieron tras la muerte del poeta para publicar las Rimas que había reescrito Bécquer durante los dos últimos años de su vida. De ahí que aparezcan desordenad­as en el libro de los gorriones, un cuaderno de contabilid­ad que le regaló un amigo suyo porque el poeta del barrio de San Lorenzo se quedó literalmen­te tieso cuando los suyos perdieron el poder por culpa de la revolución. Bécquer, no se olvide, era conservado­r, o sea, de derechas. Algo que no dicen ahora ni los suyos, ni los otros.

La influencia de las Rimas, libro que abre las puertas del simbolismo según Rogelio Reyes, llega a los poetas contemporá­neos. Para Lutgardo García, «Bécquer es el deslumbram­iento, la revelación de la poesía. La forma de encarar el poema, desde la sencillez formal y la desnudez aparente, no impide que cada poema se decisivo y quede abierto, como los espejos de las casas antiguas, al infinito». Bécquer sugiere más que dice. Para el poeta Víctor Jiménez, Bécquer es «poesía esencial que parte de la experienci­a vivida y deja a un lado lo anecdótico y superficia­l». Jiménez hace hincapié en las virtudes que Bécquer buscaba en su poesía: directa, seca, breve y natural. Como la del flamenco, manantial en el que beben otros poetas actuales como es el caso de José Luis Rodríguez Ojeda, poeta culto y popular como el autor de las Rimas, quien describe en un soneto becquerian­o su experienci­a: «Pero releo a Bécquer… El amor / -y era otro tiempo, otra realidad- / no puede definirse hoy mejor, / no puede parecer más de verdad». Simbolismo y condensaci­ón platónica más las virtudes líricas de la poesía popular que en su caso está en las letras del flamenco: de esa fusión nace, según el profesor Rogelio Reyes, el libro que se perdió hace un siglo y medio. Su influjo sigue presente. Para la poeta sevillana María Sanz, Bécquer es «una de las fuentes en las que bebí, punto de apoyo en mis inicios. La lectura de las Rimas constituyó un descubrimi­ento que aún hoy supone una referencia. Me interesan sus leyendas porque están vinculadas a un territorio como es Soria, origen de mi familia. Por eso lo tengo muy presente en esas prosas que también son poesía». La estirpe de Bécquer, como tituló Fernando Ortiz un libro imprescind­ible. Juan Ramón, los Machado, Cernuda y el resto del 27, Montesinos… Y los poetas de la experienci­a que vinieron detrás. Para que el olvido no se lo lleve todo con su viento helado, dos institucio­nes sevillanas recordarán lo que pasó hace 150 años. El Círculo Mercantil ha programado un acto para el sábado 20 de octubre donde se explicará la historia del expolio y la reescritur­a de las Rimas, con la actuación de los actores José Luis Losa y Fernando Fabiani. Y la Universida­d de Sevilla le rendirá homenaje a Bécquer en la fecha de su muerte, alrededor del 22 de diciembre, con el flamenco como parte esencial del recuerdo al poeta que hace un siglo y medio perdió lo que luego recuperarí­a: un libro sin el cual no entendería­mos nuestra propia vida.

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El poeta Gustavo Adolfo Bécquer

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